01 septiembre, 2012

‘Ordnung’ España debe demostrar que puede tomar las medidas necesarias, no chapuzas a corto plazo. Luis Garicano

El modo de proceder de Alemania en la crisis del euro es el opuesto al de España. Nuestro país está obsesionado con la crisis al día a día y busca parches, financiaciones a corto plazo que permitan salir de este mes o este trimestre, ganar tiempo “hasta que la crisis se pase” y vuelvan los brotes verdes.
Alemania, por el contrario, trata de construir un sistema alternativo que funcione. Alemania entiende perfectamente que el euro, tal como ha sido creado, es completamente insostenible, pero su reacción no es poner un parche para conseguir que Grecia sea sostenible un mes o tres, sino buscar reglas e instituciones nuevas que aseguren que el euro funciona a largo plazo.
La preferencia por el orden, el sistema, las normas, el Ordnung, es una característica clave del sistema económico que Alemania se dio a sí misma tras la Segunda Guerra Mundial. Del caos absoluto y el derrumbe económico que siguió a la caída de Hitler, con parches por doquier en forma de controles de precios y producción planificada e impresión de dinero descontrolada, surgió una visión alternativa, propuesta por el economista Wilhem Ropke en un panfleto de 1947 (y basada en ideas de la década anterior de Walter Eucken y otros). Se trataba de liberalizar los precios y salarios, abandonar la planificación de la producción e introducir una moneda sólida y segura. Estas ideas, implementadas con la oposición de los aliados por el nuevo ministro Ludwig Erhard en 1948, dieron lugar al milagro alemán.

La preferencia por el orden, el sistema, las normas, el Ordnung, es una característica clave del sistema económico que Alemania se dio a sí misma tras la Segunda Guerra Mundial
Esta es la leyenda fundacional de la República Federal. Frente a la dictadura fascista y al desorden monetario de Weimar, se impone la visión ordoliberal, que combina la libertad de mercado con un Estado fuerte que impone y vigila las reglas del mercado (seguridad jurídica, libre entrada, competencia) y una moneda sólida que evita los atajos inflacionistas de Weimar, atractivos a corto plazo, pero siempre costosos al final (la droga a la que se refería el presidente del Bundesbank hace unos días). Y esta es la visión que explica la actitud de Alemania en la crisis del euro, un intento de construir, sobre las bases del caos monetario y financiero actual, un edificio ordenado basado en una moneda sólida y en instituciones y reglas que den a los países los incentivos adecuados para gobernar con prudencia.
En un intento de hacer un puente entre lo urgente, que es necesario para no ahogar a los deudores (la visión del sur) y el ordnung del euro a largo plazo (la versión del norte), el Institute for New Economic Thinking formó recientemente un grupo de trabajo de economistas europeos, incluyendo a tres de los miembros del Consejo de Asesores Económicos (el comité de sabios) alemán y del que formamos parte, de España, Guillermo de la Dehesa y yo. El documento final, que produjimos con mucho esfuerzo y que explicó De la Dehesa (El Manifiesto de los 17, ver la traducción del documento al español en el blog NadaEsGratis), muestra que el acuerdo necesario es posible. La clave para lograr un acuerdo es separar lo que hace falta urgentemente para solucionar la crisis actual, que sí requiere medidas excepcionales (incluida la intervención del ECB), de un sistema institucional a medio plazo que ponga controles y ceda soberanía para asegurar que esto “no va a volver a pasar”. Y es crucial asegurar a los acreedores que lo urgente no se va a convertir en permanente, es decir, que el sistema diseñado no tendrá transferencias permanentes de norte a sur. Sí debería haber, sugerimos en el documento, una asunción parcial de deuda conjunta, pero solo la pasada, no la futura: no puede haber responsabilidad común por el endeudamiento hacia el futuro. Y sí, puede haber instrumentos conjuntos de préstamo, pero sin responsabilidad común. Los ESBies, que hemos explicado Tano Santos y yo, pueden servir para ello.
Pero toda esta construcción europea no basta: también la economía española necesita un ordnung, más allá de cualquier abaratamiento de la financiación que es, sin duda, necesario. Muchos en España imaginan equivocadamente que España es demasiado importante para caer y que al final nos rescatan en cualquier caso. Pero, como mostró el primer rescate, no somos tan importantes como pensamos; sin duda no lo suficiente como para hacer que Alemania subvierta los principios fundacionales de la República Federal. Alemania no puede ni quiere defender un sistema sin ordnung, un sistema caótico y desordenado basado en los rescates continuos.
Hasta hace poco tiempo —quizás meses, quizás un par de años— España era vista en Alemania y Holanda como un triunfo de Europa. En los últimos meses, la opinión pública está cambiando con rapidez. “Son como Grecia”, es el rumor que crece y que se empieza a hacer imparable. Desde la visión del norte, España no es de fiar. Sus promesas no son creíbles, “se sienta a esperar a que el BCE la rescate de sus problemas”. Por eso, en la visión Alemana, se ha acabado el momento de las promesas y hay que sustituirlo por el de los hechos y las instituciones. Un ejemplo doloroso: recuerden que no se firmó el memorándum con el Eurogrupo hasta el 20 de julio, solo después de que España aprobara en Consejo de Ministros (el 13 de julio) la subida del IVA. Las promesas no bastan. Otro ejemplo: en el debate del domingo pasado en Holanda, los líderes políticos compitieron por asegurar que ni un duro más iría a “España y Grecia”. El populista Geert Wilders consiguió un rotundo aplauso cuando se preguntó por qué la sanidad en Holanda tenía que ser aún más cara para que los españoles pudieran seguir teniendo una sanidad gratuita.
También la economía española necesita un ordnung, más allá de cualquier abaratamiento de la financiación
Es obvio adónde conduce esta pérdida de credibilidad. La única alternativa, que se oye cada vez más en círculos alemanes, es reducir el perímetro del euro, un euro con menos países en problemas, para tener un euro ordenado que pueda ser rescatado. España corre un alto riesgo de quedarse fuera de este euro rediseñado.
En los próximos meses continuaremos viendo las consecuencias de la visión alemana del Ordnung. A Grecia no se la va a rescatar más, y con muy alta probabilidad, va a salir del euro antes de fin de año. Si esta salida se produce, va a haber una ventana de oportunidad para que España sea rescatada de forma definitiva, una vez que la canciller Merkel haya mostrado que nadie está aprovechándose de Alemania. España debe demostrar que puede poner su casa en orden, que puede tomar las medidas necesarias, no chapuzas a corto plazo de hoy quito deducción por vivienda y mañana la pongo, hoy subo el impuesto sobre la renta por dos años y reniego del IVA que subo luego, hoy uso 40.000 millones que tenía para rescate financiero para rescatar al Estado, hoy intervengo a Bankia… ¡ah, no, perdón, si no tengo dinero! No. España debe usar esa ventana para conseguir un acuerdo que asegure la financiación, la estabilidad y el orden en la economía española. Sí, Ordnung muss zein (tiene que haber un sistema ordenado) también en España. En particular, un sistema de ordenación territorial sostenible y racional (no necesariamente más centralizado) sin el que España no es viable. La alternativa, como hemos escrito en el pasado Jesús Fernández-Villaverde, Tano Santos y yo, es volver a la España de los cincuenta.

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