¿El Estado crea empleos?
No existe político que no prometa o
se vanaglorie de crear empleos. No me refiero aquí a los empleos que se crean
cuando un Estado da seguridad jurídica, mantiene una estructura burocrática
eficiente donde los trámites son pocos, sencillos, baratos y cortos, elabora
leyes que no están diseñadas para crear grupos privilegiados y extractores de
rentas estatales o construye un sistema de justicia eficiente y relativamente
poco corrupto. Alegrémonos cuando los políticos hablan de crear empleos a
través de estos mecanismos. Me refiero al empleo estatal, creado porque el
Estado contrata a alguien y le paga un salario. Y cuando el Estado contrata a
alguien, aparece un político afirmando que gracias al Estado se ha creado un
puesto de trabajo.
Para analizar la veracidad de esta
afirmación primero debemos entender de dónde salen los fondos con los que el
Estado paga salarios. Esos fondos provienen de impuestos que son extraídos de
todos (o casi todos) los habitantes del país. El Estado no puede dar nada, sin
haber quitado previamente. Entonces para evaluar si el Estado crea empleos
tendríamos que tratar de medir cuántos empleos adicionales se crearían de forma
privada si el Estado devolviera a sus dueños los impuestos que colecta. No
podemos aseverar si el resultado estaría a favor o en contra del Estado, pero
como podemos estar seguros que por lo menos algunos puestos de trabajo
adicionales se crearían en el sector privado, sí podemos afirmar que el Estado
no crea tantos empleos dice crear.
Ahora vamos a la calidad y productividad
del empleo. El Estado contrata un burócrata que pasa la mitad de su tiempo
jugando solitario o viendo Facebook en su computadora, tomando cafecito y
tertuliando con los colegas y utiliza el tiempo que le queda para trabajar a un
ritmo que no lo fatigue mucho. Si una empresa paga impuestos equivalentes al
sueldo del burócrata y si esa empresa teniendo esos recursos disponibles los
utilizara para contratar un ingeniero agrónomo, sin dudas que podríamos afirmar
que la diferencia en calidad y el valor para la sociedad entre ambos empleos es
abismal.
Que sea el lector quien juzgue si es el Estado o el sector privado más
propenso a crear empleos improductivos. ¿Y si utilizara esos recursos para
contratar 4 jornaleros? Ahora imaginemos que el Estado maneja una mina y
contrata mineros. ¿Crea empleos productivos? Solo si la productividad de esos
mineros estatales es igual o mayor a la productividad de los mineros privados.
Si, ceteris paribus, un minero estatal extrae la mitad de lo que extrae uno
privado entonces esos empleos son tan improductivos como los del burócrata que
se la pasa en Facebook. Nuevamente, que el lector juzgue si los empleados
estatales son tan productivos como aquellos que trabajan en el sector privado.
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