La viuda, Humberto y Rubén
Alejandro Páez Varela -
Es claro que Lucero Davis actuó por sí
misma. Sin consultarlo con nadie, envió el reclamo público a Rubén Moreira,
Gobernador de Coahuila, tío de su difunto esposo José Eduardo. Fue un arrebato
de dolor que la prensa convirtió en noticia de todo el viernes pasado. Se hizo
un escándalo. Y ella no se retractó; ha dejado ver lo que hace tiempo se
rumora: que la familia está muy dividida.
Se dice que Humberto y Rubén no están en su
mejor momento. Hoy se reclama que José Eduardo perdió la escolta en cuanto su
tío llegó el poder. ¿Fue sabio quitarle la vigilancia? ¿Fue sabio que el joven
estuviera trabajando en Acuña, en una de las zonas más peligrosas de México?
Lucero Davis es muy cercana a su suegro,
Humberto. En pocas palabras, es fan del “profe”. ¿Por qué él no la detuvo? El
reclamo que le hizo al Gobernador marcará su administración. Lo llamó
“maldito”. Y el Gobernador tuvo que apechugar. ¿Pero por qué no la detuvieron?
Se rumoraba que Humberto estaba molesto con
su hermano desde hace tiempo, pero faltaban piezas al rompecabezas. Parece que
el asesinado del joven José Eduardo aceleró el distanciamiento.
Rubén Moreira no fue al velorio de su
sobrino. Quizás fue un buen cálculo: imaginen a Lucero Davis, aferrada al
féretro, gritándole al Gobernador lo que dijo en Twitter. Seguramente lo habría
hecho. Por eso, dicen algunos, él prefirió no pararse. Ni él, ni los
funcionarios de primer nivel de su gobierno. Aunque evidenció aún más la
ruptura en la familia.
Porque si alguien hubiera intentado detener
a la viuda, lo logra. Si sus cercanos le hubieran recomendado no hablar en
público, seguramente entiende y acata. Pero no le recomendaron callarse. “No
sabes gobernar”, dijo Lucero Davis directamente a Rubén Moreira desde su cuenta
de Twitter. “Esto es tu culpa maldito”, agregó.
A partir de cualquier reacción de, por
ejemplo, su suegro, ella tuvo varias alternativas que tenemos los usuarios de
Twitter. Una muy sencilla habría sido borrar esos mensajes. Otra, proteger su
cuenta y no hacer públicos sus comentarios. No lo hizo.
La viuda del hijo mayor de Humberto Moreira
ha decidido mantener el mensaje público. Allí sigue. Allí seguía ayer domingo.
“Exijo justicia!!!!”, dijo el mero día del
asesinato en un mensaje enviado al Gobernador. Parece que Rubén Moreira no
atiende su cuenta de Twitter, porque en un acto de mínima sensibilidad pudo
contestarle, en ese momento, con una palabra de aliento y un compromiso público
de que trabajaría para dar con los asesinos. No lo hizo. El segundo mensaje fue
peor.
En distanciamiento, sin embargo, no puede
durar.
Los Moreira son un clan enorme que
básicamente vive de los impuestos de la gente. Hasta sus esposas y otros
familiares obtienen sus salarios de distintos presupuestos públicos. Están
enquistados hasta en la médula: hay diputados, funcionarios municipales,
estatales, federales. Hasta sindicato tienen. Y no se diga la fuerte presencia
en círculos como, por ejemplo, el magisterial.
La llegada de Humberto al PRI nacional y el
triunfo de Rubén en la gubernatura marcaron el momento cumbre de esta familia.
Y sí, ahora el asesinato del joven José Eduardo ha puesto a la familia completa
en una tribulación.
Sin embargo, es fácil advertir que triunfará
el pragmatismo. Va a operar la reconciliación. No se puede administrar desde el
enojo y el distanciamiento un imperio basado en lealtades. No dudo que el caso
se vuelva una bandera política. No lo dudo ni tantito.
Pobre la viuda, pobre el muchacho, pero la
política convirtió a los Moreira en una familia poderosa. No fue la justicia,
sino la ambición. Los hermanos recuperarán la sangre fría cuando mengue un poco
el dolor. Ya lo verán. Hay mucho en juego.
“Lobo es el hombre para el hombre”, escribió
Plauto.
Aplicaba hace dos mil años. Aplica hoy
también.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario