09 octubre, 2012

Moreira: lo mató el narco; ¡cayó el Lazca!

Martín Moreno

En un punto altanero e inhumano del desafío del crimen organizado contra el Estado mexicano, los asesinos de José Eduardo Moreira hacen circular una fotografía del cadáver. Se confirma, con esta canallada, lo escrito en esta columna el viernes pasado: fue el narco el responsable de la ejecución del joven priista.


Ante ello, la respuesta de la Semar fue de alto impacto: la muerte de Heriberto Lazcano, El Lazca, líder de Los Zetas, en un enfrentamiento en Coahuila, es la acción más importante contra el narco en el gobierno de Calderón.
Y no se necesita ser Sherlock Holmes para saber que quien tomó y difundió esa fotografía de muerte fue el mismo que ultimó a José Eduardo. Es, por un lado, la ofensiva brutal del narcotráfico. Pero, por otro, la descomposición política en la clase priista coahuilense.
Coahuila en el puño de Los Zetas, y con varios signos más que preocupantes:
1) La infiltración del narco en los cuerpos policiacos del estado y los municipales podría ser la clave para desenredar la madeja del asesinato de Moreira. Sabido es desde hace tiempo que Miguel Ángel Treviño, Z-40, es quien encabeza el poder paralelo en Coahuila y Durango, con bastión en la Comarca Lagunera. La muerte de su sobrino Alejandro Treviño en una balacera con el GATE sería el motivo del asesinato de José Eduardo, según confirmó la PGJE. Otra vez: sicarios y policías coludidos en ejecuciones.
2) Siendo hijo de ex gobernador, sobrino de gobernador, funcionario público y, sobre todo, heredero de un cacicazgo político que posiblemente lo convertiría en el próximo gobernador de Coahuila, ¿por qué no utilizaba escolta? “José Eduardo no llevaba protección. Ese día tenía un humor usual, sin ninguna señal de nerviosismo…”, reveló el alcalde de Ciudad Acuña, Alberto Aguirre, en mi noticiero dominical (7/X/2012 Reporte 98.5 FM). Él fue quien —además de los asesinos— vio por última vez a Moreira.
3) Los hermanos Moreira, Humberto y Rubén, están alejados. Que el gobernador no se haya presentado a los funerales no sólo de quien era su sobrino, sino de un funcionario de su gobierno asesinado en tareas administrativas, es prueba del conflicto entre los emblemas del poder político del PRI en los últimos años. El dinero y el poder acaban hasta con las mejores familias. Como ocurrió con los Salinas.
4) “No sabes gobernar!!! Esto es tu culpa maldito!!! Renuncia”, es el tuit que Lucero Davis —viuda de José Eduardo— envió a la cuenta de Twitter de Rubén Moreira.
5) Si los asesinos de José Eduardo son detenidos, en nada contribuirá para rescatar Coahuila y Durango —dos estados gobernados siempre por el PRI y con seguridad en punto muerto— de las garras del narcotráfico. Si se aprehende a los verdugos de Moreira, será sólo un acto de justicia. Y punto. Pero no será suficiente para acabar con ese poder paralelo instaurado, bajo la estrategia del terror, por el crimen organizado.
6) Con su desafío público y gráfico, ya se sabe quién mató a José Eduardo Moreira. Sólo falta confirmar si algo tuvo que ver la muerte de Alejandro Treviño o hay algo mucho más de fondo en la ejecución. ¿Por qué lo mataron?

ARCHIVOS CONFIDENCIALES
MARISELA ESCOBEDO. Más confusiones que certezas rodean la captura de José Enrique Jiménez, El Wicked, presunto verdugo de la activista chihuahuense. Según la abogada Luz Estela Castro, habría, al menos, y de acuerdo a la Fiscalía de Chihuahua… ¡tres asesinos materiales de Marisela! Primero, el fiscal Salas identificó como responsable a Sergio Rafael; después, el vocero de la Fiscalía dijo que Héctor Manuel Flores Morán era el autor material del feminicidio. Ahora aparece El Wicked, de quien la abogada duda de su confesión por el lenguaje que utiliza y que parece ser “armado” por las frases bien construidas que presenta. Declaración inducida. Y si el gobernador César Duarte celebra que con esta detención está cerrado el caso, se equivoca: aún falta detener a Sergio Barraza, asesino confeso de Rubí Marisol Fraire, la hija de Marisela. Allí empezó la desgracia de esta familia. Al parecer, la pregunta seguirá siendo: ¿quién mató a Marisela Escobedo?

LA ARDILLA. Salvador Alfonso Martínez fue presentado como autor intelectual de la muerte de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas; del asesinato del estadunidense David Hartley y de la reciente fuga de 131 reos de la prisión de Piedras Negras. Sólo falta que también le cuelguen las ejecuciones de Kennedy y de Colosio.

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