10 octubre, 2012

Muerto “el perro”, no acaba la rabia

José Cárdenas

Ahora resulta que el mayor triunfo del sexenio contra el crimen organizado no fue resultado de un desgastante trabajo de inteligencia… ni de la colaboración con agencias estadunidenses.
La muerte de Heriberto Lazcano, alias El Lazca, y de su acompañante, Mario Alberto Rodríguez, fue pura casualidad… y tanto, que nadie tomó medida alguna para asegurar los cadáveres.


El líder y fundador de Los Zetas fue localizado en un campo beisbolero, ubicado en el municipio de Progreso, Coahuila, a la 1:30 de la tarde del domingo. Algún aficionado(a) al rey de los deportes dio el “chivatazo”. El criminal más violento de México, y su compinche, fueron sorprendidos. Murieron al huir de las balas.
–¿De veras los marinos ignoraban de quiénes se trataba?
El Ministerio Público recogió los cadáveres, realizó las autopsias, fotografió los cuerpos, tomó huellas dactilares y los llevó a la funeraria García, de la ciudad de Sabinas.
Pero la madrugada del lunes los cuerpos fueron robados por un comando armado.
–¿Fue hasta entonces cuando las autoridades se percataron de que uno de los muertos era El Lazca?
La noche del lunes, la Marina Armada de México emitió un confuso comunicado en el que hablaba de “indicios” para suponerlo. No había certeza.
–¿Para qué apresurar una alerta no confirmada?
–¿Sólo para ganar las notas principales en los diarios de la mañana siguiente?
El gobierno cometió otro grave error de comunicación.
Pero ahí no termina este cuento.
Lo importante es advertir que, con la muerte de “el perro”, no se acaba la rabia.
Los Zetas no van a dejar las armas. Se pronostica una nueva guerra. Tres o cuatro “ejércitos” disputarán el codiciado liderazgo vacante. Lazcano comandó 15 años largos la organización criminal más peligrosa y sanguinaria del país… sólo después del cártel de Sinaloa. En 15 años, Los Zetas pasaron, de ser el brazo armado del cártel de Golfo, a las órdenes de Osiel Cárdenas, a convertirse en una compleja red criminal, con presencia en 15 estados de la República… y países de Centro y Sudamérica, sin descontar nexos con la ‘Ndrangheta italiana.
Coahuila es enclave zeta desde que el gobernador Enrique Martínez y Martínez pregonaba la paz y la tranquilidad en su estado… una paz negociada con el crimen que fue rota por el gobierno de Humberto Moreira, quien pactó con el diablo y con el otro diablo, es decir, con otros cárteles, convirtiendo al estado en un campo de batalla. Historias similares se cuentan en Tamaulipas, Nuevo León y Chiapas.
Lo que viene será grave. La pugna por el control de Los Zetas tendrá como protagonista a Miguel Ángel Treviño González, alias Z-40, divorciado de El Lazca desde hace cuatro años. El Z-40 es uno de los delincuentes más peligrosos, dedicado, sobre todo, al lavado de dinero… quien, por cierto, está en la mira de Los Caballeros Templarios. Se ha informado que Treviño González es cómplice de empresarios contratistas de Pemex.
Si lo que se busca es tachar nombres de la lista negra de la peor delincuencia, la muerte de El Lazca es un triunfo. Si lo que se busca es la tranquilidad nacional, esta muerte es preludio de un conflicto peor.
MONJE LOCO: Los “indicios” nos permiten adivinar por qué se canceló el mensaje presidencial anunciado para la tarde del lunes.

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