17 octubre, 2012

Obama se toma la revancha en un duro debate con Romney

Obama se toma la revancha en un duro debate con Romney

El presidente aprovecha para contrastar su visión con las propuestas del republicano

Washington

Vídeo: EL PAÍS - LIVE! | Foto: JOHN MOORE (AFP)

Como ya había prometido la campaña demócrata e insinuado el presidente, Barack Obama fue mucho menos comedido en este segundo cara a cara de lo que lo fue en el primero. Se tomó la revancha. El segundo duelo entre el presidente en el cargo y el aspirante republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney, ha sido intenso, brillante por momentos y ha expuesto los dos modelos diferentes de país que defiende cada candidato.
Las dos encuestas que se manejaban nada más concluir el debate daban ganador a Obama, aunque con mucha menor diferencia que la que tuvo Romney tras el cara a cara de Denver. La cadena CNN otorgaba un 46% a Obama y un 39% a Romney. CBS daba un 37% al presidente; un 30 al exgobernador de Massachusetts y un 33% de los encuestados consideraban que había habido un empate.


Tan a la ofensiva ha estado Obama que prácticamente ha convertido el debate en una discusión con su rival. La moderadora, Randy Crowley, ha reconocido, bromeando, una vez concluido el debate, que hubo momentos en que pensó que “iban a pegarse”. Ya fuera sobre economía, inmigración o Libia ambos hombres han chocado en lo que anoche ya se calificaba como uno de los mejores debates de la historia electoral norteamericana.
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El ataque de Libia fue el momento en que más brilló Obama, a pesar de que el tema era un campo minado, incluso con el ‘rescate’ efectuado por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que el domingo salió al paso asumiendo los fallos de seguridad que hubieran podido ocurrir antes del fatídico 11 de septiembre en que el embajador en Bengasi, Chris Stevens, y otros tres estadounidenses perdieron la vida a manos de una turba que asaltó la legación.
“Perseguiremos a los que mataron a los diplomáticos y los llevaremos ante la justicia”, ha dicho tajante Obama. Respecto a Clinton, el presidente ha dejado claro que la secretaria trabaja para él y que “la responsabilidad última” era suya. “Yo soy el que tiene que recibir los ataúdes cuando llegan a casa”, ha dicho un Obama serio que miraba a los ojos del público. Obama ha calificado como “insultante” el hecho de que el partido republicano, con Romney a la cabeza, insinúe que se hace política con el ataque de Libia. “El gobernador Romney hizo acusaciones políticas justo cuando nuestros diplomáticos aun estaban siendo perseguidos”. “Este no es un tema para hacer política. En materia de seguridad nacional cumplo lo que prometo”, ha insistido Obama que ha repasado como logros la salida de EE UU de Irak, de Afganistán y la captura y muerte de Osama bin Laden.

Romney ha basado su ataque sobre el asunto de Libia en que pasaron muchos días hasta que la Administración reconoció que no fue un hecho aislado sino un ataque terrorista en toda regla. “Pero lo que más me preocupa”, ha dicho entonces Romney, “es que después de la muerte de cuatro americanos, al día siguiente, el presidente Obama se fue a Las Vegas y Colorado para recaudar dinero".
Dos modelos sociales y dos modelos para el futuro de Estados Unidos. Los primeros 45 minutos versaron sobre economía, economía y economía. Barack Obama etiquetaba al multimillonario exgobernador de Massachusetts como el candidato de los ricos. Obama ha recordado a la audiencia que Romney solo paga un 14% de impuestos. “Por eso quiere mantener bajas las tasas sobre las ganancias del capital”, ha explicado el presidente. Romney ingresa unos 20 millones de dólares anuales por inversiones, sobre todo, en la empresa Bain Capital, que dirigió hasta principios de los noventa.
Romney ha insistido en que nunca subirá los impuestos a los que más ganan. Obama ha expuesto con bastante detalle su política impositiva a la vez que ha aprovechado para hacer lo mismo con la del contrario. “Mi propuesta es muy simple, mantener los recortes de impuestos a la clase media y a los pequeños negocios”, ha dicho Obama, a la vez que ha recordado que Romney defiende que los que más ganan deben pagar menos impuestos. “Los aliados del gobernador Romney en el Congreso han secuestrado al 98% de los contribuyentes para beneficiar al 2% que más gana”, ha dicho Obama sobre las propuestas fiscales de su contrincante.
El Obama de esta noche ha estado lejos del candidato cuya pésima actuación en el debate de Denver le colocó detrás de Romney en las encuestas —a pesar de que hoy ha perdido una oportunidad de oro de hacer a Romney heredero de las políticas de George W. Bush cuando el republicano fue preguntado sobre qué le diferenciaba del anterior presidente—.
Ambos candidatos chocaron también en empleo. Preguntados sobre el tema —fue la cuestión que abrió el debate— el presidente Obama ha dicho que “el gobernador Romney no tiene un plan de cinco puntos como declara él”. “Tiene un plan de un punto: que se lucre el 1% que más dinero gana”. “Eso es lo que ha practicado como empresario, como gobernador y como candidato”, ha dicho el candidato demócrata.
Obama no ha desperdiciado la oportunidad de pronunciar su frase favorita, aquella que más daño le ha hecho al candidato republicano en el Medio Oeste industrial, esa frase acuñada por Romney cuando abogó por no rescatar al sector del automóvil y que decía que había que dejar que Detroit quebrase. “En los pasados 30 meses hemos creado cinco millones de empleos. Quiero crear más empleos. El Gobernador Romney dijo que quería dejar que Detroit quebrara, y yo aposté por la industria del automóvil”, ha dicho enfático el presidente.
El formato elegido para el segundo debate posibilitaba que 82 votantes indecisos —elegidos por la empresa de sondeos Gallup— hicieran preguntas a los candidatos —la moderadora Candy Crowley no desperdició la oportunidad de repreguntar, como ya había avanzado al declarar que ella no sabía ser “una mosca en la pared—. Una asistente al cara a cara fue directa en su cuestión y pidió al candidato republicano que explicara que le diferenciaba de George W. Bush.
“El presidente Bush y yo somos personas diferentes y este es un momento diferente también”, ha contestado conciso Romney, que ha sacado el tema de China como única diferencia con el antecesor de Obama. “Yo voy a presionar a China, el presidente Bush no lo hizo. Quiero firmar nuevos acuerdos comerciales”.
Obama ha acusado a Romney de tener incluso políticas más extremas que el propio Bush y ha hecho referencia a la idea de Romney de la autodeportación de los inmigrantes, algo que nunca propuso Bush, de hecho el 43 presidente de EE UU intentó sacar adelante una reforma migratoria. Obama ha dicho que en materia fiscal, Bush y Romney son lo mismo. Eso sí, el presidente no ha perdido la oportunidad de decir que la Administración demócrata “ha acabado dos guerra e iniciado la reconstrucción de América”.
Romney ha insistido en que los últimos cuatro años de presidencia demócrata no son tan buenos como los ha pintado Obama. “Yo les puedo garantizar que si sale reelegido vamos a tener cuatro años iguales que los cuatro anteriores”, ha puntualizado Romney.
Uno de los grandes temas esperados en la noche era el de la inmigración, que estuvo ausente en las dos ocasiones anteriores, tanto en Denver como en Kentucky con los vicepresidentes. Ambos candidatos han coincidido en que EE UU es un país de inmigrantes. Sin embargo, Romney ha puntualizado que Obama defiende “una reforma y la entrega de permisos de residencia a graduados superiores pero sin papeles, pero asegura que hace falta impedir también la inmigración ilegal”. El obispo mormón ha asegurado que no es su intención crear imanes que “inviten a otros a seguir viniendo".
A continuación, Romney ha atacado a Obama por no haber conseguido una reforma del sistema migratorio. El presidente ha visto la oportunidad servida en bandeja de plata y ha recordado que si no ha habido avances ha sido por culpa del bloqueo sistemático de los republicanos en el Congreso. “Necesitamos reparar este sistema de inmigración que está roto”, ha repetido como siempre Obama. “He hecho todo lo que he podido en solitario”, se ha justificado el presidente que ha incidido en la idea de que había pedido “ayuda al Congreso" sin encontrar respuesta. Los latinos fueron un segmento de la población definitivo en la elección de Obama en 2008. Ahora el presidente necesita de nuevo que acudan de forma masiva a las urnas, a pesar de no haber logrado sacar adelante una reforma migratoria que aclare la situación de los más de 12 millones de indocumentados que residen en EE UU.
Obama ha recordado que Romney defendió la “autodeportación”. “Quiso hacerle la vida a los indocumentados tan dura que se tendrían que marchar”, ha dicho Obama. “Y dijo que la ley migratoria de Arizona era un modelo para la nación”. Romney se ha defendido como gato panza arriba sobre que diera su apoyo a la ley de Arizona —que permitía solicitar documentación por parte de la policía a cualquier ciudadano— como modelo para el resto del país.
A los 90 minutos de debate se le sumaron nueve al final. Aún así, las mujeres han tenido un espacio mínimo. Se ha hablado de ese segmento de la población en cuanto a que viven una desigualdad en los salarios. “Las mujeres ganan solo el 74% de lo que ganan los varones en EE UU”, ha incluido como afirmación la pregunta. Obama ha aprovechado para recordar que le crio una madre soltera. Romney ha recordado que contrató a muchas mujeres para su equipo cuando fue gobernador. El presidente ha aprovechado el tema para decir que la gran diferencia entre él y Romney es que el republicano está de acuerdo “con que los políticos de Washington les digan a las mujeres cómo planificar su salud”. El presidente defiende que en su reforma sanitaria se cubran los métodos anticonceptivos. Romney, no.
El final del debate ha servido para que el presidente incluyera el dato que más daño ha hecho a Romney desde que se inició la campaña y salió a la luz el famoso vídeo del 47%, ese en el que el político-empresario asegura que casi la mitad de los norteamericanos viven esperando que el Estado resuelva sus problemas y son unos indolentes. “Creo que el gobernador Romney es un buen hombre pero piensen en quién tenía en mente cuando hablaba de ese 47% de personas que viven del Gobierno, a puerta cerrada”, ha concluido el presidente de EE UU.

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