30 octubre, 2012

Preocupantes primeras señales de Peña Nieto


Preocupantes primeras señales de Peña Nieto

La semana pasada estuve en la Ciudad de México para la conferencia anual de la Red de Libertad Económica organizada por el Instituto Fraser. Pero también me encontraba en esa metrópolis en una misión: Descubrir qué se puede esperar del próximo presidente, Enrique Peña Nieto.
Tras su elección en julio, muchas personas me han preguntado sobre Peña Nieto. ¿Está comprometido con las reformas económicas? ¿Cómo va a atender el problema de la violencia del narcotráfico? ¿Es un viejo dinosaurio del PRI con una cara fresca y una bella esposa? Simplemente no tenía buenas respuestas a pesar de que observé los debates presidenciales, seguí de cerca la campaña, y leí varios buenos análisis sobre él y su equipo. Afortunadamente en México descubrí que no era que estaba desatendiendo mis responsabilidades laborales. Pude ver de primera mano que nadie realmente sabe qué esperar de Peña Nieto.


Sin embargo, ya podemos ver algunas pistas durante este largo período de transición. Y no pintan bien. Reforma informó el lunes que Peña Nieto y su equipo están estudiando la creación de seis nuevas secretarías de gobierno para las siguientes áreas: telecomunicaciones, de la mujer, pesca, ciencia, y gobernación. Esto sería parte de las primeras iniciativas legislativas que el nuevo presidente enviaría al Congreso. Muchos esperábamos que Peña Nieto le diera prioridad a reformas que hicieran más competitiva a la economía mexicana. Pero parece que inflar la burocracia será lo primero que hará el próximo gobierno.

Quizá la mayor prueba al compromiso reformista de Peña Nieto es la reforma laboral propuesta por el presidente saliente Felipe Calderón. La reforma pretendía flexibilizar las rígidas normas laborales de México para facilitarle a los patronos contratar y despedir trabajadores. El proyecto también introducía mayores elementos de transparencia y responsabilidad en los poderosos sindicatos mexicanos (un electorado histórico del PRI).
Si Peña Nieto fuera en verdad un reformista, comprometería a la bancada del PRI en el Congreso a apoyar el proyecto. Desafortunadamente, el PRI logró eliminar las partes de la reforma laboral que limitaban el poder de los sindicatos y diluyó aquellas que introducían mayor flexibilidad al mercado laboral. El proyecto de ley, que ya pasó la Cámara de Diputados y ahora será discutido en el Senado, todavía es un paso en la dirección correcta, pero pudo haber sido mucho mejor. Y todavía queda la posibilidad de que el PRI lo debilite aún más en la cámara alta.
México necesita urgentes reformas para hacer su economía más competitiva. El país tuvo la segunda tasa más baja de crecimiento per cápita en América Latina en la última década, con menos del uno por ciento anual. La economía está remontando, pero aún se encuentra lejos de alcanzar su potencial. México no se unirá a los BRICs en ningún futuro cercano.
El principal obstáculo al potencial económico de México es la falta de competencia en sectores fundamentales como telecomunicaciones, transportes, cemento, energía, entre otros. Según The Economist, “abrir el petróleo [a la inversión extranjera] y reformar la normativa de los mercados laborales y de competencia podría aumentar la tasa de crecimiento hasta 2,5 puntos porcentuales”.
Desafortunadamente, las primeras señales de Peña Nieto como presidente electo no se ven promisorias. Parece estar más comprometido con el status quo que con las reformas.
Publicado por Juan Carlos Hidalgo ,

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