17 octubre, 2012

¿Pueden perdonar las deudas los bancos centrales puesto que ya son impagables?

elEconomista.es

divisas-puzzle.jpg
La idea de que los bancos centrales podrían cancelar la deuda que tienen de los distintos gobiernos o reestructurarla en deuda cupón cero está ganando fuerza. En un discurso pronunciado la semana pasada por Adair Turner, el candidato a gobernador del Banco de Inglaterra apuntó a esta idea, aunque sin mencionarla explícitamente. The Economist analiza en uno de sus blogs las consecuencias y los obstáculos que frenan este plan. La emigración agrava el problema de la deuda: la sombra de la quita pende sobre España.
Según recoge el artículo, "es difícil imaginar cómo los bancos centrales se deshacen de la gran cantidad de bonos que han acumulado".


En caso de que los bancos centrales decidan venderlos, el sector privado tendría que absorber los bonos no deseados más cualquier nueva oferta que el gobierno emita. Como no hay perspectivas inmediatas de que los gobiernos vayan a reducir sus abultados -en muchos casos- déficits, "las consecuencias podrían ser una gran indigestión en los mercados y un alza en los rendimientos de los bonos".
Así pues, dada la situación actual, los bancos centrales van a tener que ser los mayores tenedores de bonos de un Estado durante un tiempo. No querrán ahogar todavía más a unos países que ya de por sí pagan unos elevados intereses. "Es una situación absurda. Los gobiernos están pagando intereses a una institución de la que forman parte; es como si un marido paga intereses a su propia mujer", ironiza el artículo.
En cualquier caso, apunta a una idea de David Owen, de Jefferies, que sugiere cómo los bancos centrales podrían ser capaces de encontrar una justificación económica. "La razón existente para impulsar un nuevo plan de estímulo, el llamado Quantitative Easing 3, es simplemente que, a menos que los costes de servicio de la deuda se reduzcan a cero, se corre el riesgo de quedarse corto con la meta de inflación porque la economía está demasiado agobiada por las deudas", señala Owen.
"Es evidente que ya estamos en en aguas desconocidas en términos de política monetaria, pero lo que las autoridades han estado lanzando a la economía hasta ahora no ha dado resultado. Lo que significa que la alquimia de los bancos centrales monetizando la deuda no debería ser descartada como una idea tan descabellada después de todo", añade este experto.
El blog también muestra sus dudas respecto a la opción de conversión a cupón cero. "Los bancos centrales no son propietarios de un solo tramo de la deuda estatal, sino que se invierten en una amplia gama de vencimientos", apunta.
¿Y cómo lo valorarían las agencias de calificación? El episodio griego sugiere que las agencias de rating dieron importancia al hecho de que la conversión fuese voluntaria. En el caso de los bancos centrales también lo sería, pero la falta de pago de intereses es técnicamente un default.
"Pero la deuda de los países desarrollados (incluyendo la del sector público y la del sector privado) no se podrá pagar nunca al completo, por lo tanto se deberá elegir entre default o inflación. Algunas personas piensan que la inflación es la opción menos mala y puede que tengan razón, aunque la historia nos enseña que la hiperinflación trae siempre caos", concluye el blog.
Y hay otro problema. Incluso si se convence a los mercados de que la cancelación o conversión de parte de la deuda no es el preludio de un armageddon monetario, ¿cuál sería el efecto sobre los líderes políticos? "Ellos confian en que sus déficits siempre serán financiados por un comprador", concluye el blog.

No hay comentarios.: