¿CUÁNTOS VEREDICTOS HA "TORCIDO" EL NARCO?
Por Ricardo Alemán.
En su primer conferencia de prensa desde que asumió el cargo –en enero de 2011– el presidente de la Suprema Corte, Juan Silva Meza, confirmó un secreto a voces: los jueces que atienden temas relacionados con la delincuencia organizada son perseguidos, acosados, comprados y presionados por los delincuentes.
A
decir verdad, el ministro no dijo algo nuevo. Desde hace tiempo todos saben que
los jueces son extorsionados,
chantajeados y sobornados por criminales. Por eso, todo hace
suponer que la aceptación de Silva Meza debe leerse como que el hostigamiento
de los delincuentes ya es insostenible.
¿Por
qué?
Porque
las presiones de los criminales han sido y son tan evidentes que incluso el
Estado mexicano ya aplica medidas de protección.
Según
El Universal, al menos 10% de los jueces y magistrados federales cuentan con
escoltas y vehículos blindados; 12 de ellos son protegidos por personal del
Consejo de la Judicatura Federal y ocho tienen escoltas de la PGR.
Por
eso, el asunto que debería atraer a la opinión pública es determinar el tamaño
de la presión criminal que orilló al ministro presidente de la SCJN a exhibir la vulnerabilidad –y lo
corruptible– de los mil 174 jueces federales.
Pero
eso no es todo. Además de especular acerca del nivel de infiltración criminal
en los juzgados federales, es igualmente importante preguntar cuántos
veredictos, cuántos jueces y cuántos
juicios han sido movidos, alterados, influidos y "maiceados" por
el crimen y sus sobornos.
Y
es que, ahora que el ministro Juan Silva Meza confirma que la impartición de justicia no se
libra de presiones criminales, es lógico cuestionar cuántos
inocentes vivirán tras las rejas, cuántos delincuentes han sido exonerados,
cuántas penas se han quedado cortas o han sido excesivas; en pocas palabras, ¿cuántas veces la justicia y la
ley han sido doblegadas por el dinero y el acoso del crimen?
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