Fernando Ravsberg
En la próxima zafra azucarera
cubana la empresa brasileña Odebrecht administrará un central de la
provincia de Cienfuegos. Serán los primeros extranjeros en participar en
esa agroindustria desde que en 1959 se nacionalizaron los ingenios
controlados por Estados Unidos.
Las inversiones brasileñas crecen rápidamente
gracias a un crédito nacional, de "alrededor de US$1000 millones, con el
puerto y con los créditos para adquisiciones, tal vez un poco más",
según explicó a BBC Mundo José Felicio, embajador de Brasil en Cuba.Intentando revitalizar el sector, el gobierno ubicó al frente del ministerio a uno de los generales más reconocidos y después disolvió el ministerio, convirtiéndolo en grupo empresarial. Pero nada ha logrado que la industria azucarera alcance ni siquiera sus modestísimas metas anuales.
Y vienen más
Según el embajador Felicio la estrategia regional brasileña es aprovechar la bonanza económica para impulsar a toda la región, dado que Brasil no podría crecer al margen de sus vecinos pobres "porque lo que va a suceder es que esa pobreza se va a trasladar".
Agrega que en Cuba piensan producir electricidad con el bagazo de la caña, "nosotros tenemos experiencias, nuestras plantas son eficientes y tal vez se consiga algún crédito brasilero para importar calderas y máquinas de turbina para producir electricidad".
El contrato para la administración del central azucarero "5 de Septiembre" será de 13 años y otras tres empresas extranjeras estarían negociando acuerdos similares a pesar de que la ley de Estados Unidos sanciona a quienes inviertan en propiedades que hayan sido nacionalizadas.
De locomotora a vagón de cola
Otro de los problemas que enfrentaba la dirección política del país era que muchos inversores extranjeros quieren producir azúcar para generar biocombustibles, algo a lo cual se había opuesto de forma pública y radical el expresidente Fidel Castro.
Finalmente optaron por dejar de lado la agroindustria reduciéndola a la mitad, se paralizaron 70 centrales y se reubicaron de miles de trabajadores. Fue un tsunami social que convirtió en pueblos fantasmas a los bateyes que rodeaban los ingenios de azúcar.
Entonces se dijo que en los campos que habían estado ocupados por la caña se crearían granjas para producir alimentos pero lo cierto es que lo que más se "cosechó" fue marabú, una hierba mala espinosa que invadió la mitad del total de tierras cultivables del país.
Política y azúcar
La reforma agraria nacionalizó centrales azucareros y tierras propiedad de empresas de lo EEUU. Washington respondió eliminando "la cuota" y dejando de comprar azúcar a Cuba, un golpe que podría haber sido fulminante para la economía cubana.
En ese momento fue determinante la entrada de la Unión Soviética en el juego, que compró toda la producción de azúcar de Cuba a precios aún más preferenciales que los ofrecidos por EEUU. Así sobrevivió la agroindustria y también la joven revolución.
La desaparición de la URSS trajo la crisis al sector azucarero que se enfrentaba a un mercado que por aquellos días pagaba precios inferiores a los costos de producción de Cuba. El gobierno de Fidel Castro decide entonces cerrar la mitad de los 150 centrales que existían en el país.
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