29 noviembre, 2012

La ‘sharia’ no será la única fuente de derecho en la Constitución egipcia

El presidente acelera el proceso de redacción de la nueva Constitución para terminarlo hoy

Un manifestante lanza una bote de gas lacrimógeno durante las protestas de este miércoles junto a la plaza Tahrir. / MAHMOUD kHALED (AFP)

La Asamblea Constituyente egipcia que debate el texto de la nueva norma fundamental de la era post-Mubarak ha votado a favor de mantener como fuente principal de legislación "los principios de la sharia (ley islámica)" -algo diferente a establecerla como única fuente de derecho. El alcance en la nueva Constitución de este compendio de normas nacido de la interpretación más rígida del islam ha sido uno de los frentes de batalla entre laicos y religiosos tras la llegada a la presidencia de Mohamed Morsi, miembro de los Hermanos Musulmanes. Si la redacción se mantiene así no tocaría una coma del texto de la antigua Constitución, por lo que esta batalla caería del bando de los más moderados dentro de la Hermandad. La Asamblea Constituyente sigue debatiendo los 234 artículos de la Carta Magna.

Como explica la investigadora sobre el Mundo árabe y musulmán de la Universidad Autónoma de Madrid Eva Sáenz-Diez Jaccarini fue el presidente Anuar Al-Sadat el que añadió que los principios de la sharía fueran la principal fuente de legislación. "Los salafistas y franjas más conservadoras", señala en un artículo Sáenz-Diez, "presionan para que se modifique este artículo y que la sharia sea la fuente de la legislación egipcia. El hecho de que se suprime el término “principios”, aunque parezca fútil, es fundamental en este caso concreto".
Tras un modesto intento de tender puentes a la oposición, el presidente Morsi y su movimiento político, los Hermanos Musulmanes, han optado por enrocarse en la grave crisis política que azota el país después de que el rais se otorgara de forma unilateral un poder cuasi absoluto.
Una de las provisiones más controvertidas de la declaración constitucional de Morsi fue el blindaje de la Asamblea Constituyente frente a una posible disolución por parte del Tribunal Constitucional. Estaba previsto que la corte se pronunciara sobre la legalidad del comité, dominado por las corrientes islamistas, a partir del próximo 2 de diciembre. Las fuerzas laicas, que se han retirado de la Asamblea, confiaban en que su disolución pudiera llevar a un nuevo comité más equilibrado.
La mayoría necesaria para aprobar la Constitución es de 57 de los 100 miembros de la Asamblea Constituyente
El proceso de redacción de la nueva Carta Magna se inició hace casi seis meses, y había entrado en su última fase en octubre. De hecho, se han publicado ya diversos borradores, y tan solo quedaba por decidir el contenido de varios de los artículos más sensibles. El presidente de la Asamblea, el juez Hossan al Geriany, informó el miércoles que al día siguiente se procedería a una votación final de cada uno de los más de 200 artículos.
"La decisión de acelerar el voto solo servirá para echar leña al fuego", declaró al diario Al Ahram Mohamed Abdel-Alim Dawud, miembro del histórico partido Wafd, y uno de los representantes de la Asamblea Constituyente que se ha retirado.
La repentina decisión está directamente relacionada con la crisis política que vive el país. Para los Hermanos Musulmanes es una forma de doblar la apuesta en su partida con la oposición, situándola ante un difícil dilema: aceptar los poderes excepcionales o una Constitución que no es de su agrado. Geriany lo explicitó de una forma muy clara: “Si estáis enfadados por el decreto, nada lo frenará excepto una constitución publicada de forma inmediata”.
De acuerdo con la normativa actual, la mayoría necesaria para aprobar la Constitución es de 57 de los 100 miembros de la Asamblea Constituyente. Posteriormente, debe ser aprobada en referéndum popular para entrar en vigor. A pesar de que se han retirado los representantes de los partidos laicos, y de algunas entidades de la sociedad civil, como las iglesias cristianas, se cree que los islamistas poseerán el quórum suficiente para aprobar la ley fundamental.
Si los Hermanos Musulmanes se salen hoy con la suya, el país vivirá el sábado una situación de gran tensión que puede acabar en un baño de sangre. La Hermandad ha convocado para ese día una manifestación de apoyo a Morsi en la plaza Tahrir, donde precisamente acampan centenares de revolucionarios hostiles al grupo islamista. No es difícil prever que la aprobación de la Constitución no hará más que encender los ánimos de cara al sábado.
Además de la escena política, el otro escenario de la presente crisis es la judicatura, el estamento que se ha opuesto de una forma más contundente al decretazo al neutralizar sus poderes y atribuciones. En este ámbito, también el miércoles se produjo una escalada.
El Tribunal Constitucional se defendió el miércoles de las acusaciones vertidas por el presidente Morsi de que filtraba a la prensa sus veredictos ante de hacerlos públicos, y le acusó de lanzar una “campaña de ataques incesantes” contra la institución. En un comunicado, el Constitucional niega estar politizado y formado por fieles del antiguo régimen.
Sus declaraciones se produjeron horas antes de que otra alta instancia de la judicatura, el Tribunal de Casación, anunciara que se suma a la huelga declarada por otros tribunales de primera instancia, y a la que ha llamado el Club de Jueces. La escalada de la huelga puede paralizar el ya esclerotizado sistema judicial egipcio.
La mayoría de analistas políticos insisten en la necesidad de buscar una salida negociada al conflicto y al proceso de redacción de la nueva Constitución. No obstante, el atribulado país árabe más bien se prepara para un choque de trenes.

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