Morsi, ¿el nuevo Nasser?
Por Germán Gorraiz López
Egipto siempre ha sido una pieza clave para mantener la
hegemonía norteamericana en Oriente Medio y el norte de África pero los cambios
producidos en el pueblo egipicio y que
tuvieron su escenificación en la plaza Tahrir del Cairo el día 25 de enero (día
de la ira), para pedir el fin de la dictadura de Hosni Mubarak, se han
traducido en una creciente desavenencia entre los Gobiernos de Egipto e Israel.
Así, la primavera árabe destronó al dictador egipcio y las urnas
encumbraron después a Mohamed Morsi, un
presidente islamista que aspira a liderar la causa palestina en el mundo árabe
y líder político de los Hermanos
Musulmanes egipcios, madre ideológica de Hamás.
Los
desencuentros egipcio-israelíes se plasmaron tras conocerse el anuncio de la
firma de un acuerdo de reconciliación el próximo 5 de mayo en El Cairo con la
presencia de Abás y el líder de Hamas Jaled Meshal, bajo supervisión
de la Liga Árabe y el manifiesto del presidente palestino, Mahmud Abbas, “de avanzar en los esfuerzos
para la creación de un Estado palestino fuera de las negociaciones con Israel y
teniendo en cuenta las fronteras con 1967”.
Marcha atrás de Israel: Tras la
continua andanada de cohetes Quasam M76 procedentes de la franja y de dos
misiles M75 cerca de Tel Aviv por la Brigada Ezedin el Kasam, el Gobierno
israelí habría llamado a filas a 30.000 reservistas en el marco de la operación
bautizada “Pilar defensivo”,
dirigida “contra la infraestructura terrorista y almacenes de armas en la franja
palestina, gobernada por Hamás”.
La
diferencia con la Operación Plomo Fundido sería que la primavera árabe destronó al dictador egipcio y las urnas
encumbraron después a Mohamed Morsi, un
presidente islamista que aspira a liderar la causa palestina en el mundo árabe
y líder político de los Hermanos
Musulmanes egipcios, madre ideológica de Hamás.
A
ello se sumaría la presunta decisión
de las autoridades egipcias de abrir el cruce hacia Gaza en Rafah, (cerrado
durante los últimos cuatro años como parte del bloqueo para debilitar a Hamás,
el grupo islamista que gobierna la Franja).
En la
práctica, la apertura de dicho paso fronterizo, equivaldría al fin efectivo del
bloqueo y habría hecho inútiles el esfuerzo económico de una operación masiva
israelí en Gaza y sus daños colaterales en forma de bajas humanas, por lo que pudo lograrse el alto el fuego
provisional entre Israel y Hamás bajo la mediación de Egipto y EEUU, tras lo
que Morsi emerge como aliado estratégico vital para EEUU y garante de la
salvaguardia del pueblo palestino .
Israel
accedería a flexibilizar el boicot a Gaza, no siendo
descartable la aplicación por parte de la ONU del Capítulo VII de su Carta
Constitutiva, que establece que “ cuando una zona o área determinada cae bajo el control de un grupo
político-militar (como lo es la resistencia islámica de Hamas), y cuando la
población civil está expuesta o bajo fuego debido a las acciones militares de
ese grupo, el Consejo de Seguridad de la ONU debe intervenir para asegurar la protección
de la población civil y al
establecimiento de la paz allí donde se haya alterado, “ , emulando las
pasadas intervenciones de la ONU en zonas como Bosnia y Timor Oriental.
Hacia un Poder autocrático: Alentado por elogios de
varias partes del mundo por mediar una tregua entre el grupo palestino Hamás e
Israel, Morsi ordenó que “la
asamblea que actualmente redacta una nueva Constitución no pueda ser
disuelta a través de procesos judiciales y que queden extinguidas ante cualquier
instancia judicial las demandas relacionadas con sus resoluciones”. "
Así, tras la
remodelación de la cúpula militar con la defenestración del Ministro de Defensa,
Tantaui y del Jefe del Estado Mayor Sami Anan, el nuevo Raïs se reviste de un poder personalista con claros tintes
autocráticos al reunir en su persona los poderes legislativo y
ejecutivo y blindarse ante el Poder Judicial, no siendo descartable la
redacción de una nueva Carta Magna que
sería referente para un futuro panarabismo, hijo de la Primavera Árabe.
Por otra parte, bajo el mandato de
Bush Jr. , Egipto habría renunciado a la opción nuclear y entregado el control
del espacio estratégico de Oriente Próximo a la aviación israelí a cambio de
una ayuda anual de mil millones de dólares, situación que podría cambiar al ser considerado Egipto aliado
estrátegico de EEUU, lo que conllevaría
la autorización a Egipto y Jordania para que en el 2013 emprendan la producción
nuclear para uso civil bajo control estadounidense para así reducir el retraso
tecnológico de cincuenta años con respecto a su vecino israelí aunado con un incremento de la ayuda
económica de EEUU hasta alcanzar los 3.000 millones de dólares anuales.
Ampliación del área de influencia
rusa en el conflictivo Oriente Medio: Tras la intervención de la NATO en Libia, se habría
producido un inusual coincidencia de China y Rusia en forma de veto en la ONU,
con lo que podríamos asistir al nacimiento de una alianza ruso-china impulsada
por Putin que tendría su plasmación con la aparición en el escenario geopolítico mundial de la Unión Euroasiática
como alternativa económica y militar al bloque hegemónico occidental.
La nueva geopolítica rusa en Oriente Próximo pasaría por un
decidido apoyo al régimen sirio de Al-Assad y al régimen iraní en su
contencioso nuclear con los EEUU con
el objetivo de fijar su posición como árbitro ineludible en los contenciosos
sirios e iraníes.
Así, Putin quiere aparecer como colaborador necesario para coadyuvar
a una transición sostenible tras el final de Al-Assad que permita la asunción
de un régimen sunita moderado que sirva de contrapeso a las ambiciones iraníes
y que se englobaría en un escenario de
solución global a los contenciosos existentes en Oriente Medio.
Su acción posterior se orientará a la ayuda de los grupos
islamistas y su apoyo a los regímenes nacionalistas en su lucha contra la
presencia occidental en el continente africano, basada en el pathos
anticolonial, en los proyectos de cooperación económica y en la creciente
cooperación militar (política que tuvo
un especial éxito durante el mandato de Jruschov siendo Egipto el principal
socio de la URSS en la región y su Presidente Nasser condecorado con la
Estrella de Héroe de la Unión Soviética).
Por todo ello, caso de seguir
enquistándose el contencioso palestino-israelí, no sería descartable un estrechamiento de relaciones ruso-egipcias que
convertirían a Egipto en el portaaviones continental de Rusia lo que aunado con
la extensión de su área de influencia al resto de países árabes que circundan a
Israel (Siria, Líbano, Palestina y Jordania) podría germinar la semilla de un nuevo panarabismo y reeditar en el
próximo quinquenio la Guerra de los Seis Días.
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