21 noviembre, 2012

Nueve días y contando…

Francisco Garfias
Se acerca la toma de protesta de Enrique Peña Nieto. Nueve días y contando… Vamos a la alternancia en un ambiente político mucho más terso que en 2006, a pesar de la amenaza bejaranista de que “no será un día de campo”.


Hace seis años, a estas alturas, teníamos ya un presidente legítimo que había mandado “al diablo” las instituciones. La Ciudad de México venía de sufrir un bloqueo de seis semanas en avenida Reforma que dislocó el tránsito, tronó negocios, irritó a los capitalinos, dividió a la izquierda y polarizó a la sociedad. La tribuna de la Cámara de Diputados se encontraba tomada. Obradoristas dispuestos a impedir la ceremonia se la disputaban palmo a palmo con legisladores panistas dispuestos a romperse el alma por Felipe Calderón.
Hubo golpes, empujones, gritos, corretizas, alguna costilla rota, pero nada más. Se sentía el nerviosismo, la incertidumbre.
“No veo algo similar a lo de hace seis años. Habrá algunas protestas, pero va a prevalecer la civilidad. El ambiente está despresurizado. Si alguno actúa, la sociedad lo va a evaluar”, vaticina, sin asomo de duda, Pedro Joaquín Coldwell. Sin detenerse, pregunta: ¿Leíste las memorias de Navarrete? Efectivamente las leímos. Allí nos enteramos de que los más radicales del obradorismo metieron explosivos al Salón de Sesiones. Todas las puertas fueron selladas, atoradas con cadenas, resguardadas por fuera y por dentro. Menos una. Por allí entró Felipe Calderón, apoyado por el Estado Mayor. Coldwell recuerda que El Güero González Garza, coordinador de los diputados perredistas, le avisó al senador Carlos Navarrete de la gravedad del asunto.  Los dos procedieron a convencer a los radicales de amarillo de entregar los explosivos. Lo lograron.
 Seis años después cambia el color del Presidente electo, pero los inconformes son los mismos: los partidarios de López Obrador.
Afortunadamente ya dejaron atrás esa fantasía de la presidencia legítima —que sólo sirvió para que los adversarios de Andrés Manuel hicieran escarnio—. Son menos virulentos. Se han olvidado de estrategias de bloqueos, plantones, marchas, tomas de tribuna. La estrategia es otra. Van por su partido. Morena. El líder máximo es López Obrador. El presidente formal es Martí Batres. Tienen fuerza. Son muchos. Lo han demostrado. Van a jalar gente de otros partidos. No hay duda. Aunque en el PRD les repatea que se hable de desbandada. Coldwell les da incluso la bienvenida. “Es muy positiva la creación de una nueva organización política que canalice a los simpatizantes de López Obrador. Enriquece la pluralidad”, asevera. Le preguntamos al priista si hay negociaciones con líderes de otros partidos para que la toma de protesta se lleve a cabo con normalidad. “Los coordinadores parlamentarios están viendo eso con Miguel Osorio Chong”, nos dice el priista. La mención a los coordinadores parlamentarios nos hizo reparar en lo que ocurre en la fracción parlamentaria del PRD. Silvano Aureoles no trae liderazgo entre los bejaranistas.
Ya se le treparon a la tribuna. Tuvo que deslindarse de ellos. Hoy advierten que el primero de diciembre no será un “día de campo”. Silvano dice que no garantiza nada.
En los pasillos de San Lázaro nos aseguran, por cierto, que Manlio Fabio Beltrones trae una alianza de “pago por evento” con El Señor de las Ligas. Un legislador del amarillo asegura incluso que los amigos de René le hacen más caso al sonorense que a su coordinador michoacano. No es descabellado.
 Hablamos con el presidente del PRI en sus oficinas de Insurgentes Norte. Nos acompañaba Roberto Calleja, coordinador de Comunicación Social del tricolor. Le hicimos la pregunta obligada: ¿Se integra al gabinete? ¿Se queda a cumplir su periodo? El político de Quintana Roo fue electo hasta 2015, pero tiene claro que es “un presidente de coyuntura”. En su respuesta, Coldwell no olvidó la vieja disciplina tricolor: “La decisión es del presidente Peña. Yo tengo sentimientos encontrados. Haré lo que él decida…”, subraya. Sus palabras nos llevaron a la siguiente pregunta: ¿Volverá el PRI al viejo esquema del eje articulador con Peña Nieto en la Presidencia? “El Presidente es el líder del PRI. Su liderazgo será democrático. Lo ha proclamado. Va a respetar los derechos de los militantes. El partido va a acompañarlo en su proyecto. Será una relación de correa de transmisión. Sociedad-gobierno-gobierno-sociedad”, puntualizó.
 La Auditoría Superior de Fiscalización “no trae nada” contra el diputado Manuel Añorve, ex alcalde de Acapulco, acusado por Luis Walton, su sucesor, de haber dejado en quiebra el famoso puerto.
“Es cierto que el municipio está muy endeudado, pero es un asunto local”, asegura un alto funcionario del máximo órgano de vigilancia en el uso de los recursos púbicos. El tema de la deuda de Acapulco iba a entrar en la agenda de discusiones en la sesión de ayer en San Lázaro, pero el mismísimo coordinador de Movimiento Ciudadano, Ricardo Monreal, pidió que lo sacaran para meter en su lugar el de Tabasco.
 Un abrazo solidario al doctor Juan Ramón de la Fuente por la muerte de su esposa. A Bruno Ferrari le deseamos una pronta recuperación.

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