BBC Mundo
El fallo de la Corte
Internacional de Justicia (CIJ) sobre los nuevos límites marítimos entre
Colombia y Nicaragua generó este miércoles un nuevo terremoto político
en Colombia con la decisión del presidente Juan Manuel Santos de
retirarse del Pacto de Bogotá, un acuerdo regional histórico que le da
jurisdicción a esa corte de Naciones Unidas.
Santos, que en una alocución había anunciado
objeciones al fallo, dijo que el retiro forma parte de las medidas que
estudió su gobierno como respuesta a la decisión del tribunal en La
Haya.El mandatario agregó este miércoles que "Colombia no pretende separarse de los mecanismos de solución pacífica de controversias" sino que, por el contrario, "reitera su compromiso de recurrir siempre a procedimientos pacíficos".
Pero lo cierto es que el anuncio de Santos, más que apaciguar los ánimos por el incómodo tema, genera todo tipo de nuevas preguntas: ¿Por qué tomó esta decisión y qué efectos específicos tiene sobre el fallo de la CIJ?
Y, más allá, ¿qué réplicas puede tener este terremoto político a nivel regional?
El Pacto de Bogotá, firmado en 1948, busca que los estados firmantes resuelvan sus diferencias de manera pacífica y es uno de los instrumentos históricos a los que se recurre para resaltar la tradición regional de respeto al derecho internacional (ver recuadro).
clic Lea también: Nicaragua, Colombia y el fallo de la Corte de La Haya: ¿quién gana y quién pierde?
El pasado
El Pacto de Bogotá
Se le conoce también como el Tratado
Americano de Soluciones Pacíficas y fue firmado el 30 de abril de 1948,
en la misma conferencia en que se dio vida a la Organización de Estados
Americanos (OEA).
Su objetivo es agotar los mecanismos regionales antes de acudir al Consejo de Seguridad de la ONU, además de darle jurisdicción a la CIJ.
El tratado incluye la posibilidad de que un país se retire, pero debe anunciarlo con un año de anticipación y la salida no tiene efecto sobre los procedimientos pendientes.
La denuncia del Pacto de Bogotá no implica la salida de la CIJ.
Su objetivo es agotar los mecanismos regionales antes de acudir al Consejo de Seguridad de la ONU, además de darle jurisdicción a la CIJ.
El tratado incluye la posibilidad de que un país se retire, pero debe anunciarlo con un año de anticipación y la salida no tiene efecto sobre los procedimientos pendientes.
En los argumentos colombianos sobre el conflicto con Nicaragua, el Pacto ha sido importante.
El país consideró históricamente
que los límites con Nicaragua estaban basados en el tratado
Esguerra-Bárcenas y que, por tanto, no había necesidad de llevar el tema
a la CIJ porque el Pacto de Bogotá excluía los asuntos resueltos.
Managua consideraba que el tratado no zanjaba el debate.La denuncia del Pacto de Bogotá no implica la salida de la CIJ.
Por un lado, la decisión de la CIJ es definitiva e inapelable.
Por el otro, el mismo Pacto de Bogotá estipula que si un gobierno se retira, su salida no tiene efecto retroactivo sobre los procedimientos pendientes.
Arlene Beth Tickner, experta en política exterior colombiana de la Universidad de los Andes, en Bogotá, le dijo a BBC Mundo que cuando un país se sale del Pacto, éste sólo tiene efecto un año después del anuncio.
En otras palabras, "si Colombia se hubiera retirado en el año 2000 o antes sí hubiera podido evitar que Nicaragua presentara la demanda", que fue interpuesta en 2001.
En el país se discutió muchas veces salirse del Pacto, pero las dudas ante los efectos prácticos que pudiera generar en ese momento llevaron a los proponentes a desistir.
¿Entonces, si no tiene efectos sobre el fallo, por qué Santos hizo este anuncio?
El presente
Por dos razones.La primera es para intentar apaciguar los ánimos locales en la actualidad.
"El movimiento del gobierno colombiano es más político y menos legal, y está mucho más dirigido a una audiencia interna que a una audiencia internacional", le dice a BBC Mundo la analista Sandra Borda, quien frecuentemente escribe sobre las relaciones externas del país.
La segunda razón es para prevenir que una situación similar a la del fallo se repita.
"El retiro del Pacto de Bogotá tiene la intención de blindar al país hacia el futuro de cualquier tipo de demanda que pueda presentarse en sus límites territoriales", dice Tickner.
En términos prácticos, esto significa que cuando el retiro entre en vigor, Colombia no va a resolver sus diferencias en la CIJ sino a nivel bilateral.
Y hay un tema pendiente en esa corte: en 2008 Ecuador demandó a Colombia por las fumigaciones aéreas con glifosato en la frontera común.
"Si el fallo (de Ecuador) logra salir antes del año en que nos sigue aplicando la jurisdicción de la corte, vamos a tener que obedecerlo", le dice Borda a BBC Mundo.
"Si el fallo sale después de ese año de gracia, va a generar un problema grande", dice.
El futuro
Tanto Tickner como Borda explican que Colombia se ha preciado históricamente de ser un país respetuoso del derecho internacional.
Pero, según Tickner, "lo que circula en este momento es un discurso generalizado de desacato a las reglas de juego internacionales, que me parece muy negativo".
Para Borda, el anuncio de salida del Pacto afecta la política exterior de Santos, quien ha intentado establecer una posición de liderazgo regional, y además sienta un precedente sobre lo que pueden hacer otros países con las decisiones de la CIJ.
"Que Colombia, que era el país de toda la región que tenía la tradición más profunda de respeto al derecho internacional, tome una decisión de esta naturaleza, manda un mensaje a los demás países de que está bien cuestionar las instituciones y el derecho internacional".
Borda explica que esta decisión colombiana no sólo podría afectar la demanda de Ecuador a Colombia, sino también el diferendo entre Perú y Chile que está por definirse.
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