02 noviembre, 2012

“Te lo juro por mis hijos y viéndote a los ojos…”

Francisco Garfias

“No recibí línea de mi madre”, afirma Mónica Arriola, hija de Elba Esther Gordillo, al explicarnos su voto a favor de la democracia sindical en la memorable sesión del Senado que modificó la minuta de los diputados sobre la reforma laboral y reincorporó temas torales, como la transparencia, la rendición de cuentas y la elección directa, libre y secreta de las cúpulas sindicales.


La senadora del Panal sabe que nadie le cree. Imposible que haya tomado una decisión tan importante sin el aval de su progenitora, reelecta por seis años más al frente del sindicato de maestros. Hay una alianza con el PRI. Un entendimiento tácito con Peña Nieto. Es mucho lo que está en juego. Pero ella repite que el único compromiso de Nueva Alianza es con sus tres millones de votantes “y con el país”.
El reportero comparte esa incredulidad. Poco antes de la votación, el voto libre y secreto se incorporó a los estatutos del SNTE. A la joven legisladora no se le escapa el escepticismo que producen sus palabras. Nos mira fijamente y suelta con vehemencia. “Estoy diciendo la verdad. Te lo juro por mis hijos y viéndote a los ojos…”
Reconoce, eso sí, que fue el día más difícil de su vida. La decisión la tomó conjuntamente con el dirigente nacional (Luis Castro). “Le dije ‘vamos en bloque a favor, ¿cómo lo ves?’. Él respondió, ‘dale…’”
—¿Y qué te dijo tu madre después de ese voto?— atajamos.
—Llegué a la casa a saludar. Estaba supernerviosa. “¿Qué tal te fue?”, me preguntó. “Muy bien”, le dije. “Estás feliz, ¿verdad?” Lo estaba. Amo a mi mamá.
Mónica no recibió un solo reclamo de los priistas. “Soy muy respetuosa de la identidad partidista. No esperaría menos de ellos”, puntualiza. Ya encarrerada, destaca la generosidad que se necesita en el Congreso para aprobar la reforma laboral. “Nueva Alianza ya planteó su postura. Si no pasa o se manda a la congeladora, no vamos a asumir un costo que no nos corresponde”, remata.
El tema del voto del Panal en la Cámara de Diputados brinca sobre la mesa del hotel Saint Regis, donde tiene lugar la charla. La senadora adelanta que los diez legisladores del Panal en San Lázaro votarán igual que ella. Sí al artículo 371 sobre democracia sindical. No al 388 bis que somete al voto secreto de los trabajadores los contratos colectivos de trabajo. “Ese artículo (adicionado a la minuta propuesta por la senadora del PRD, Alejandra Barrales) sí vulnera la autonomía sindical”, recalca.
El sentido del voto de los diputados —son el fiel de la balanza en San Lázaro— es definitorio. Decide la mayoría. Si se suma al del PAN y los partidos de izquierda, tienen 259 de los 500 votos posibles. Si, por el contrario, se alían con el PRI y el PVEM serían 251 votos. Esa es la fuerza de Nueva Alianza.
Nueva Alianza, por cierto, no se sumó al bloque antiPRI recién formado por el PAN, el PRD y el Movimiento Ciudadano. Tampoco el PT. Sin estos dos grupos no hay mayoría en las Cámaras. Experimentados legisladores consultados dicen que ese bloque sexenal —así lo anunciaron sus integrantes— es puro bluff. “Sin mayoría, no hay nada”, subrayan.
Un senador del PAN se atreve incluso a pronosticar que los legisladores del PT van a negociar con Peña Nieto. “Son utilitarios. Le deben mucho a López Obrador, pero El Peje los dejó para dedicarse a Morena. En mi opinión, ese bloque no da para mucho”.
El panista, además, duda que este bloque entre opuestos, ideado para hacer contrapeso al tricolor, se mantenga los próximos seis años. En la reforma energética o en la hacendaria, las posiciones del azul están mucho más cerca de Peña que de la izquierda.
“El que avisa no traiciona”, nos dice el diputado Enrique Dóger Guerrero. Rindió protesta el pasado primero de septiembre. Pedirá licencia a más tardar en marzo. Va por la alcaldía de Puebla que, por razones de empatar calendarios de elecciones, durará excepcionalmente más de cuatro años. Tiene posibilidades: 86% de conocimiento.
De allí quiere dar el salto. Ser candidato del PRI a gobernador en 2018. Por las mismas razones de calendario electoral, antes habrá un minigobernador de año y medio. Esa no le interesa. Ni a él ni a su potencial adversaria interna, la senadora Blanca Alcalá. No sólo hay que hacer campaña como si se tratara de ir por los seis años, sino que en 18 meses es imposible desarrollar un plan de gobierno.
La bronca es que el PRI ya tiene en Peña Nieto un nuevo eje articulador. Los dos están conscientes de que el Presidente electo lo pide; tendrían que ir por la de año y medio. Y allí sí, ni modo…

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