21 noviembre, 2012

Uniones en paro contra Kirchner

 

Una maestra de kindergarten participa el martes en el bloqueo del Puente Pueyrredón, que une la zona sur del gran Buenos Aires con el centro de la ciudad.
Una maestra de kindergarten participa el martes en el bloqueo del Puente Pueyrredón, que une la zona sur del gran Buenos Aires con el centro de la ciudad.
LEO LA VALLE / EFE

AP

En un paso más en su enfrentamiento con la presidenta Cristina Fernández, sindicatos opositores realizaron el martes un paro nacional de 24 horas en reclamo de mejoras en los ingresos de los trabajadores y cambios en la política económica, lo que fue considerado por el gobierno una medida extorsiva y prepotente.


La protesta fue convocada por el ala crítica de la Confederación General del Trabajo (CGT) y el sector más combativo de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), cuyo enfrentamiento con la mandataria ha aumentado en los últimos tiempos.
Los huelguistas dijeron que el cese de actividades fue muy alto en distintos puntos del país y que el paro fue el más masivo y contundente de los realizados durante el mandato de Fernández, quien asumió el poder en el 2007 y fue reelegida hace poco más de un año.
Moyano, líder de la CGT y uno de los mayores críticos de Fernández, dijo que la protesta tuvo “una adhesión mucho mayor que la que imaginábamos”.
“El silencio de las calles, en los establecimientos y empresas es la voz que el gobierno debe escuchar. Los dirigentes (sindicales) no necesitan las respuestas, los trabajadores las necesitan”, afirmó el combativo sindicalista, antaño cercano a la Presidenta.
Uno de los mayores reclamos es que el gobierno aumente el mínimo no imponible del llamado impuesto a las ganancias, que implica un recorte mensual en el salario de los trabajadores, en un escenario de inflación cercana al 25 por ciento para este año según cálculos de economistas privados, más del doble de lo que estima el gobierno.
En la actualidad los trabajadores que pagan ganancias son los solteros con sueldos a partir de los 5,782 pesos ($1,207) y los casados que superan los 8,000 pesos ($1,679) mensuales.
El paro fue cumplido principalmente por los transportistas de mercancías, los recolectores de basura, los peones rurales, los trabajadores de las gasolineras y los empleados públicos y bancarios. La huelga se percibió de forma desigual en el transporte público. En el aeropuerto de la capital decenas de vuelos domésticos y algunos regionales fueron cancelados. En el aeropuerto internacional de Ezeiza el paro afectó a los vuelos de compañías argentinas.
En el centro de Buenos Aires hubo muchos negocios y restaurantes cerrados y menor cantidad de vehículos circulando. Los autobuses transportaron muchos menos pasajeros que en los días hábiles. En tanto, miles de habitantes de las localidades que circundan la capital no pudieron trasladarse a la ciudad ya que la mayoría de las líneas ferroviarias se encontraban paralizadas. Sin embargo, gran parte de las líneas del tren subterráneo funcionaron.
A su vez, sindicalistas y manifestantes de izquierda interrumpieron desde las primeras horas del día el tráfico en algunas avenidas de la capital y en carreteras que unen la capital con localidades de los alrededores.
Pablo Micheli, de la CTA combativa, relacionó el llamamiento del gobierno a los huelguistas a dejar llegar a la gente al trabajo con normalidad “a un concepto neoliberal de la libertad”. “Libertad de trabajo es tener un empleo en blanco y un sueldo digno, eso es libertad laboral”, dijo.

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