03 diciembre, 2012

Chile y la paradoja liberal

Chile y la paradoja liberal

ChilePor Eduardo Quintana
Algunos indicadores mencionan que Chile será el primer país desarrollado en América Latina entre el 2017 y 2018. Fruto de trabajo, liberación del mercado e incentivo a la educación. Para concretar la meta del actual gobierno, el Producto Interno Bruto per cápita debe llegar a los US$ 22.000 por año sobre la base de paridad de poder adquisitivo, lo que se sitúa por encima del nivel actual que llega a casi US$ 19.000. Aún así, hay muchos problemas sociales y económicos en la nación andina. También existe un descontento por parte de la población hacia el Gobierno de Sebastián Piñera, que, a pesar de tener una buena administración, es uno de los presidentes menos populares en la región. 

Recientemente, el gobernante indicó que las ideas liberales están a favor de la prosperidad y del desarrollo de los países, antes que otras propuestas políticas como el socialismo. “Las ideas de la derecha conservadora, basadas en la libertad de las personas funcionan mucho mejor que otros modelos que el mundo ha conocido y experimentado”, indicó Piñera al inaugurar un simposio en Santiago. Añadió que la crisis económica mundial es fruto de las políticas demagógicas y socialistas de los países que apostaron por el Estado de Bienestar. Sostuvo que con su apuesta a las “ideas conservadoras” Chile está recuperándose y está creciendo mucho más, a la vez de crearse miles de puestos de trabajo.
En parte, Piñera tiene razón. La libertad económica es el sistema político-económico que más generó riquezas en toda la historia de la humanidad, a base de trabajo, sacrificio y dedicación. La Revolución Industrial y el auge de un sistema capitalista con trabas ha permitido tener en el siglo XXI una civilización que consume ya productos tecnológicos de primer nivel, que pasaron por investigaciones científicas básicas previas antes de salir al mercado.
En todo sentido, y tal vez con una visión globalización-centrista, los humanos hoy tenemos muchas más comodidades que nuestros ancestros, podemos curar mejor las enfermedades y el bienestar general es lo habitual, principalmente en los países que apuntaron por liberar sus mercados y abrieron la economía. Y hoy, van de la mano con el vagón del conocimiento.
Sin embargo, Piñera olvida que las ideas de libertad individual no son propias de la derecha, es más, a veces resulta contradictoria esa defensa, porque la derecha, el conservadurismo, en casi toda la historia de América Latina, se opuso a la libertad individual. Y se sigue oponiendo. En varios países, incluyendo Paraguay, no existe una educación sexual laica y científica a causa de la presión e influencia de grupos religiosos vinculados a la derecha, no se puede hablar acerca del matrimonio entre personas del mismo sexo, no se puede legalizar el aborto por una concepción sobrenatural de la vida ni se puede debatir sobre una ley de muerte digna, porque la palabra eutanasia crea “estragos” dentro de las corrientes derechistas.
Es por ello que Piñera no puede estar del todo contento. La libertad económica está dando sus grandes frutos, sus beneficios son incontables, pero para que exista libertad plena, en primer lugar, el Estado debe achicar su poder y dejar de reprimir o prohibir a los individuos, debe dejar de oprimir a los ciudadanos. Los chilenos, peruanos, venezolanos, paraguayos y todos los latinoamericanos deben acompañar el proceso globalizador y seguir al tren del conocimiento, respetando por sobre todas las cosas la diversidad étnica, cultural, religiosa, sexual e ideológica que está presente en la región.
El Estado debe tener cada vez menos poder y menos atribuciones que atenten contra la libertad del individuo. Chile es un gran ejemplo, pero aún tiene miles de deficiencias. Y el conservadurismo no es la mejor respuesta para tener un país desarrollado, que aún niega la libertad individual de miles de ciudadanos. Aún así, está a tiempo de realizar los cambios necesarios.

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