03 diciembre, 2012

Comprendiendo la Gran Recesión y sus salidas

Raquel Merino Jara

Comprendiendo la Gran Recesión y sus salidas

La semana pasada se celebraron en la Universidad Católica de Ávila las jornadas correspondientes al primer Congreso de Economía y Libertad: "La Gran Recesión y sus salidas", en cuya organización el Instituto Juan de Mariana tuvo el honor de participar.
Allí pudimos encontrarnos con muchos amigos del Instituto, que asistían como público o presentando trabajos de investigación en las distintas sesiones temáticas confeccionadas. Asimismo, pudimos vivir de primera mano el excelente trabajo realizado por los responsables de la Universidad que se encargaron de que las jornadas funcionaran como un reloj, entre quienes podemos destacar como cabezas más visibles (que no únicas en un congreso de esta dimensión) a Vicente Enciso y David Sanz.


Las impresiones que extraje de allí fueron muy positivas en lo que se refiere al diagnóstico generalizado del mal endémico que padece la economía española. Cuestión distinta es el tratamiento que se propone dar al paciente, que siempre suscita mayor polémica, probablemente porque se combina el "arte de lo posible" (la terrible Política) con un ramillete de teorías económicas no necesariamente compatibles entre sí y con un tsunami imposible de frenar en forma de Gran Recesión.
En cuanto a lo primero, economistas de la talla de Victoriano Martín, Francisco Cabrillo, José Raga o Fernando Méndez Ibisate, quienes no necesariamente beben de las teorías de la escuela austríaca, encontraron en los procesos de expansión crediticia y la explicación hayekiana los orígenes de la burbuja económica y posterior recesión.
Se dirimieron allí muchas más cuestiones, como si los rescates bancarios eran pertinentes y legítimos, a lo que, por ejemplo, Victoriano Martín respondió airadamente que no, argumentando que la doctrina del too big to fail no debía llevarse por delante al contribuyente para favorecer al depositante.
Este es un asunto que habitualmente genera ardientes discusiones por el efecto en cascada de las quiebras bancarias y porque toda economía moderna gira en torno al crédito y al sistema financiero. No se trata de dejar quebrar a una "punto com", cuya repercusión global es muy inferior. Afortunadamente, existirían caminos intermedios desde la iniciativa privada como el que explicó David Sanz en un panel que compartimos sobre Crisis española y mundial. Se trataría de un concurso de acreedores mediante el cual, como sucede con las empresas privadas que se enfrentan a este trágico panorama, se impulsa una recapitalización desde dentro, convirtiendo la deuda a largo en acciones, la deuda a medio plazo en deuda a largo y así sucesivamente. Es ésta una forma, sin duda, de que el banquero gane tiempo y se deshaga de lo malo. ¿A costa de los que le prestan a él? Seguramente, pero la alternativa es la liquidación de la entidad en el peor de los momentos posibles, en cuyo caso las pérdidas para los acreedores del banco serían, a priori, aún mayores. Este es el motivo por el que precisamente existen concursos de acreedores en las empresas. Para determinar cómo distribuyen las pérdidas e intentar hacer lo posible para que la empresa siga en funcionamiento tras redimensionarse (expulsar lo malo y mantener lo bueno): al final, para los acreedores, perder una parte es mejor que perderlo todo.
Surgió, a cuenta de esto mismo, la cuestión del riesgo moral (o moral hazard) que impregna todo el sistema financiero. Si bien el diseño institucional es nefasto, poco importa al banquero ponerse en situación de extrema iliquidez y proximidad a la insolvencia si existe un ente de última instancia –y no hablamos ahora del Banco Central (que también...)– que salvará al sector cuando corra serios peligros. Los incentivos generados son perversos.
Claro que de aquí se derivan fundamentalmente dos cuestiones: qué hacemos ahora cuando el mal está hecho y ya no nos enfrentamos a una bola de nieve sino a un auténtico alud, y, segundo, qué debemos plantearnos cambiar para que no se repita en el futuro. Cómo no, Basilea III tuvo su protagonismo llegados a este punto. Massimiliano Neri hizo una exposición en torno a si con esta nueva reforma serían capaces las entidades financieras de afrontar con éxito tensiones de iliquidez (pruebas de estrés) como las vividas en 2008/2009. Las primeras conclusiones de su investigación es que con la nueva legislación no se pondrá coto a las expansiones crediticias (dicho de otro modo, iliquidez bancaria) debido a que, de nuevo, ésta no hace sino templar gaitas con los gobiernos de la UE. Se fomenta la sobreponderación en la cartera de la deuda pública al definirse como activo líquido, aunque no goce de la calificación crediticia apropiada, la deuda de la propia nación en que resida el banco.
Hasta ahora hemos hablado de cómo el sistema financiero propicia las expansiones crediticias (y contracciones cuando llega la crisis). Su reflejo en el sector productivo debiera ser bastante evidente. Cuánto se repite en los telediarios que los bancos no están prestando a las pymes y familias... A qué tanta insistencia: a que si hubiera facilidades de crédito, los tipos bajos que tenemos harían rentables proyectos que marginalmente ahora no lo son. Ese es el principal argumento.
Pero, hoy día, inundan los mercados de liquidez y ni con ello consiguen que los préstamos fluyan. Las teorías económicas mecanicistas poco se detienen a analizar los procesos económicos que tienen su origen en las decisiones humanas. ¿Acaso creemos que los efectos que tenga en la economía "inyectar liquidez" en la actualidad no están íntimamente relacionados con la situación de partida de cada uno de los agentes implicados? Y de qué situación partimos: de iliquidez de todos los agentes económicos privados.
Pensemos, ya se trate de bancos, familias o empresas, en cómo estaba su situación en 2008: a) pasivos (deuda) infladísimos por una deuda privada que no cesaba de crecer; b) activos (patrimonio) crecientes como constatación del gran número de adquisiciones y de burbujas de precios en bienes como la vivienda, los valores de la bolsa...; c) ritmo de actividad económica envidiable, sin visos de desempleo futuro.
Pensemos ahora qué pasa si lo anterior se da la vuelta: el crédito no se puede estirar hasta el infinito y el fuerte endeudamiento pone las vergüenzas de los agentes económicos al descubierto. Los agentes estuvieron adquiriendo todo tipo de bienes y servicios a crédito, no lo olvidemos. Eso impulsó sectores, y estos sectores a otros, y así sucesivamente. Los niveles de empleo eran crecientes. Aquellos eran los años del boom.
Cuando ya no se puede comprar más a crédito, ese esquema piramidal que se puso en marcha con la burbuja inmobiliaria se viene abajo como un castillo de naipes. Los bancos se percatan de que su iliquidez e insolvencia son máximas al haber prestado para proyectos muy arriesgados al tiempo que tienen grandes compromisos con sus prestamistas –los depositantes–; las empresas colapsan al no recibir pedidos (a crédito), empieza a haber fuerte desempleo, las malas expectativas económicas arrecian, y los precios de esos activos adquiridos a precio de burbuja empiezan a caer.
¿Creemos que, visto este panorama, los bancos desean seguir prestando o, por el contrario, quieren recomponer la liquidez que se deterioró a marchas forzadas durante el boom? ¿Creemos que las familias quieren seguir endeudándose a 40 años para adquirir viviendas infladas de precio (ya menos)? ¿Creemos que las expectativas económicas son tales que una empresa querrá endeudarse para tantear si su propuesta de valor cala en el mercado en momentos tan inciertos, cuando ni siquiera tiene mercado para lo que vende hoy?
Llámenlo animal spirits o como gusten, pero aquí ni se presta ni se quiere pedir prestado. Al menos, de momento. Por cierto que me pregunto cómo es que los amigos del estímulo de la demanda agregada a costa de cualquier cosa no reparan en cómo andaban los spirits de espirituosos (borrachos del todo, vaya) durante el auge económico. Que cualquiera pidiera un préstamo a 40 años por un montante muy por encima de sus posibilidades y, peor aún, se le concediera con una sonrisa en la cara, no genera la menor atención de los economistas inflacionistas.
Y esto nos lleva a algo comentado con anterioridad ya. Más fácil es detectar los porqués del mal que dar con una solución. Porque cuando al mal no se le pone remedio a tiempo, el mal se hace grande y fuerte, y no hay manera de pararlo. ¿Y ahora, qué podemos hacer?
Ahí reside por qué muchos economistas, ya hablemos de este congreso u otros foros, no encuentran fácil dar con soluciones. Soluciones, por cierto, que no van a dejar contentos a todos. Perder, ya estamos perdiendo todos. Pero cuando se liquida una empresa o un país, estamos decidiendo cómo repartimos las pérdidas entre los distintos acreedores, como apuntó J.I. Castillo en un panel sobre Crisis Monetarias.
Las soluciones que planean sobre nuestras cabezas no pierden de vista que España es miembro de la Unión Monetaria. En aquel lugar se planteó la alternativa de la devaluación, como también, por ejemplo, el profesor Velarde destacó la necesidad de austeridad, de reformas (de verdad) y de apostar por el crecimiento. El debate, de nuevo, es amplio e intrincado.
La crisis de deuda privada salta al Estado español en 2008 y, sobre todo, 2009 a causa de la caída de actividad económica, el crecimiento del tamaño del estado en los años previos, las políticas de estímulo (Plan E), los rescates bancarios o el incremento de gasto por prestaciones por desempleo. De su mano, afloran las elevadas primas de riesgo, las calificaciones negativas de las agencias de rating y el toque de atención al gobierno de Rodríguez Zapatero por parte de Europa, EEUU o China.
Ante la tesitura de fuertes déficits públicos, emisiones de deuda y tipos crecientes, lo fácil es devaluar. Nos hacemos "competitivos" con el exterior e impulsamos la actividad interna, aun a costa de las subidas de precios de las importaciones, de cargarnos el comercio internacional, de provocar devaluaciones competitivas de nuestros vecinos o de favorecer a productores nacionales menos eficientes. Mas para el Estado supone un gran alivio. Primero, ya sólo con la devaluación devuelve a sus acreedores una moneda que, al cambio, tiene mucha menos capacidad de compra para el acreedor (a quien se le está estafando) que cuando nos prestó. Pero sobre todo se alivia de su carga de deuda porque la generación de inflación y de actividad económica impulsan que sus cuentas se saneen en el medio plazo. De esta manera, como nos contaba el profesor Cabrillo, se puede salir de la crisis deflacionaria (recesión) por medio del engaño. Está comprobado, como así nos hizo ver Keynes, que la paz social se consigue de mucha mejor forma a través del enredo y la manipulación. Todo ello aunque se obvien problemas a más largo plazo: al fin y al cabo, a largo plazo, todos muertos... O todos fuera del euro para poder devaluar...
Como bien recalcó Juan Ramón Rallo en el último panel que cerraba el Congreso, son varios los paradigmas que entraron en crisis en 2008: el teórico-académico, el político-institucional y el económico-productivo.
Algo habrá que hacer para que cambien las tornas. El Congreso de Economía y Libertad ha puesto su granito de arena para trabajar en esta línea. De hecho, de él, como colofón del acto, surgió un Manifiesto con propuestas de liberalización económica firmado por decenas de economistas y expertos en la materia. Deseamos, asimismo, que este tipo de encuentros contribuya a reunirnos con un número creciente de amigos del Instituto de distintos puntos de España y el mundo, así como a enriquecer el debate de asuntos de la máxima actualidad en marcos de defensa de la libertad.

 

Opinión de los lectores

Alejandro Sala

Muy buena síntesis, Raquel. Te mando saludos desde Argentina y te quiero hacer una consulta que, hasta ahora, nadie me ha sabido responder. La pregunta es la siguiente:

¿Por qué, si España no tenía moneda propia y, por lo tanto, banco central que la sobreemitiera, la burbuja inmobiliaria se produjo en España y no por ejemplo en Alemania u Holanda, que también operaban con el euro? ¿Cuáles fueron los factores -yo me imagino que habrán tenido que ver con la legislación bancaria- que determinaron que en España se produjera una burbuja que no alcanzó a otros países que operaban con la misma moneda? ¿Hay alguna respuesta conocida para esos interrogantes? Desde ya, muchas gracias.

Bastiat

Lo primero que me sorprende del manifiesto es que no se pide la desaparición de las comunidades autónomas... Y no me sorprende por el hecho de que eso sería un cambio sustancial de la organización del Estado que en este momento sería muy difícil, el arte de lo posible, sino porque es justamente lo que sería deseable puesto que la organización en sucesivas administraciones no tiene más remedio que ser en definitiva más costosa.

Si espero que la reflexión sobre el funcionamiento de las mismas lleve aparejada la consiguiente reflexión de la verdadera definición de las labores de las administraciones, de las que las diputaciones y cabildos si parece que se desprende su desaparición, de manera que se obtenga una verdadera responsabilidad fiscal. Que cada administración recaude para aquello que va a gastar de manera que las transferencias no se hagan entre administraciones, irresponsabilidad fiscal, sino entre las administraciones y los ciudadanos, de manera que cada ciudadano cuando paga a la administración correspondiente pueda exigir a cambio los servicios prometidos.

Pero ello lleva aparejada necesariamente el que se responda a la cuestión de la solidaridad interterritorial que no puede desaparecer en el momento en el que hacemos de la división del estado en comunidades autónomas parte integrante del organigrama del Estado. ¿Qué funciones han de quedar para el Estado? ¿Qué funciones han de ser de las comunidades autónomas? ¿Qué funciones son propias de los ayuntamientos?...

Lo siento, o hacemos de la solidaridad interterritorial luz de gas o no puede haber una estructura del estado con un intermediario territorial sometido a voluntad popular como las comunidades autónomas que no alteren el normal funcionamiento de un estado. Máxime cuando existen tensiones separatistas en algunas partes del territorio nacional.

Si hacemos de la igualdad de oportunidades paradigma del estado social y de derecho...Lo dice la constitución no yo,... ¿Cómo se garantiza esa igualdad de oportunidades si es distinta y distintamente aplicada en distintos territorios? Y estoy hablando de dos aspectos básicos que parecen ser aceptados por una inmensa mayoría como labor asistencial del Estado como son la Educación y la Sanidad.... Servicios muy sensibles para el ciudadano medio y, sobre todo, para los mas necesitados...

Por tanto, esos servicios o son prestados directamente por el Estado, que sería prestado con mucha mayor eficacia gracias al Cheque Escolar y el Cheque Sanitario, o simplemente estaremos dejando de hacer realidad ese concepto de solidaridad interterritorial.

Y por otro, ¿qué servicios son los que realmente esta cerca del ciudadano si no es el de la vida cotidiana, aquel que el Ayuntamiento presta a sus vecinos en cuanto a servicios sociales, servicios de saneamiento, calles, basuras, suministro de agua, promociòn de viviendas, recalificación de suelos.... jardines, embellecimiento de la ciudad, policía local, regulación del tráfico, de espacios públicos...?

Si desglosamos todos esos servicios en cuanto a la razón de ser de un estado “Social y de derecho”...¿qué le queda a las comunidades autónomas?

Muy poco. Justicia... O la justicia es independiente de los poderes territoriales... o mal vamos.

Agricultura... ¿podemos pensar en que la agricultura se queda marcada por una frontera pintada en un mapa o influenciada por cuestiones de características del suelo o climatológicas, geográficas al fin y al cabo?... Para eso serían agrupaciones comarcales de carácter semiprivado las que gestionarían mejor cada aspecto de los distintos territorios y referido a distintas producciones.

Bosques o espacios naturales.... No serían los ayuntamientos... que también valdría para la agricultura, los interesados en preservar su patrimonio natural mas que una comunidad autónoma. Y esto es así porque el territorio como de verdad se divide es en ayuntamientos. Las provincias son agrupaciones de ayuntamientos y las comunidades autónomas agrupaciones de provincias... ¿cuantos casos hay de distorsiones para la población de comarcas limítrofes por pertenecer a comunidades autónomas distintas???

Industria, turismo.... ¿cuales son las ventajas de producir en unas zonas y no en otras....? ¿Las cuestiones fiscales? ¿Estamos pidiendo competir en impuestos dentro de una misma nación? ¿La preparación de la población?.... ¿No estamos hablando de igualar a la población en oportunidades y una de ellas básica es la educación que sería conveniente que estuviera en manos del Estado para poder garantizarla?

¿Cultura y deporte?.... ¿Estamos hablando de la cultura como elemento diferenciador y que necesariamente ha de ser sufragada esa diferenciación por los entes territoriales intermedios entre el Estado y los ayuntamientos?

Quizás, el único aspecto que tendría algún sentido es el de las grandes vías de comunicación de alcance, por seguir con la actual estructura, supraprovincial pero no de carácter internacional.... Pero no... Las grandes vías de comunicación, autopistas y ferrocarriles vertebran el estado, como ahora mismo, y han de ser dirigidas por el Estado. Y las carreteras entre poblaciones... son las poblaciones que van a unir aquellas que han de tener interés en gestionarlas de manera más eficiente....

¿Qué me queda?

Esta reflexión que hago tiene su razón de ser a que dentro del manifiesto final se pide una racionalización de la estructura del Estado pero no se dan pistas hacia dónde han de ir. Cierto es que es un congreso de economistas y no de políticos, historiadores, geógrafos. Pero como ésta estructura del estado es parte incuestionable de la causa de esta crisis... también había que haberse mojado. Es la eficiencia en el gasto, en la gestión, y, sobre todo, en la realización de aspectos fundamentales, políticos y sociales, como la igualdad de oportunidades los que deben guiar esa organización del Estado.....

Aquí... creo que se han mojado poco... al menos en el manifiesto.

Enrique

En relación a las CCAA estoy de acuerdo con Bastiat y sin que sirva de precedente si lo que él impulsa es un modelo federal, que creo que si.

Pero como siempre voy mas lejos, como afin al ancap, confederalismo, aunque el primer paso sea federarse, para mí quedarse ahí es con el tiempo, conceder de nuevo demasiado poder a los estados.

Respecto al asunto de la banca, bueno, Rallo dejó claro que hay que dejarlas quebrar, o capitalizar deudas y despúes, el estado, con esos millones que le ha inyectado, garantizar depositos y accionistas menores y acreedores, que han sido estafados y por tanto sus contratos no tienen validez legal.

Poderse se puede, economicamente hablando, pero hay demasiados intereses incluso entre algunos que dicen ser...liberales...

Bastiat

NO. No es un modelo federal.

Es un modelo... si se quiere jacobino, pero con un estado limitado a Estado central y ayuntamientos, dónde cada uno tiene muy definidas cuales son sus funciones.

¿El paso intermedio?

Cuando alguien me explique qué ventajas tiene para la población de toda España por igual tanto el sistema actual de las comunidades autónomas o el federalismo. Sobre todo si alguien me explica de qué clase de federalismo estamos hablando, sus funciones, sus límites y que sea igual para todos o no... no ese del federalismo asimétrico.... con lo que no estoy nada de acuerdo... pues entonces hablamos.

Jubal

Alejandro,
sin perjuicio de que la autora o alguna otra persona quiera hacerlo también, intentaré responder a tu pregunta.

La burbuja es un fenómeno causado por una excesiva expansión del crédito. Para saber por qué en España esa excesiva expansión del crédito produjo una gran burbuja inmobiliaria, mucho mayor que la de otros países, tenemos que atender a dos consideraciones:
1) cuantitativa - ¿fue mayor el exceso de expansión en España que en otros países?
2) cualitativa - ¿a qué sectores de la economía fluye el crédito nuevo, impulsando su actividad?

En primer lugar, desde un punto de vista meramente cuantitativo, la expansión del crédito fue "más excesiva" en España que en los países ricos del norte de Europa porque las estructuras productivas de unos y otros páises tienen diferente grado de desarrollo. Alemania y Holanda, por ejemplo, son países que ocupan un lugar elevado en la escala de valor de su producción (mucha importancia de la tecnología, por ejemplo), mientras que España ocupa un lugar intermedio en dicha escala. Por tanto, en una economía libre, en un momento determinado, a Alemania le correspondería un nivel natural de tasas de interés más bajo que a España. Dado que el euro tiende a homogeneizar artificialmente las tasas de interés en su ámbito, esto significa que para una determinada tasa de interés en la zona euro durante el boom, el desajuste y consiguiente exceso es mayor en España que en Alemania.

En segundo lugar, el aspecto cualitativo de la cuestión, ¿a qué sectores de la economía fluye el crédito nuevo, impulsando su actividad y generando burbujas? Alemania, que como he dicho antes, tiene una industria muy desarrollada y ocupa un lugar elevado en la escala de valor de la producción, tiene una estructura de capital que seguramente puede absorber de forma menos destructiva los excesos de crédito. Por el contrario, para España, con una estructura de capital menos desarrollada, uno de sus principales activos es su bondad como lugar de residencia (clima agradable, paisaje, infraestructuras, servicios, etc.). Sinceramente, resulta difícil imaginar qué otro sector de la economía podía haber recogido el exceso de crédito de los años del boom. A la demanda local se sumó además la extranjera, principalmente de otros países ricos europeos, con muchos jubilados y otras personas de cierto nivel adquisitivo comprando segundas residencias en España (o incluso primeras residencias, eligiendo España como lugar de retiro), por lo que incluso es posible que la burbuja inmobiliaria española haya recogido también parte del exceso de crédito generado en otros países de la zona euro.

Por otra parte, en cuanto a la legislación bancaria que apuntas, el hecho de que en España, si el valor de tasación de la vivienda hipotecada cae por debajo del importe del préstamo asociado, el deudor, aun después de renunciar a la vivienda, sigue teniendo la obligación de devolver la diferencia entre el importe original del préstamo y el importe cubierto por la vivienda devaluada tras el pinchazo de la burbuja, posiblemente ha sido un incentivo perverso para que los bancos favoreciesen tasaciones hinchadas de las viviendas hipotecadas durante la fase de expansión del crédito.

Es un esbozo tentativo de explicación, pero espero que te haya servido.

Alejandro Sala

Jubai:

Gracias por tu respuesta. Desde ya que me ha servido como una primera aproximación para comprender el tema. No había pensado en la posibilidad de que la tasa de interés natural fuera diferente en unos países que en otros...

No llego a estar totalmente seguro respecto de las conclusiones que corresponde extraer de ese hecho. Seguiré analizando el tema...

Saludos!!!

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