Jay Richards visitó esta semana España para hablar sobre
“Mitos populares sobre Economía” en la Fundación Rafael del Pino. El
Profesor Richards está vinculado a think tanks como el Discovery
Institute, la Fundación Heritage o el Instituto Acton. Ha editado
numerosos libros y documentales sobre religión y liberalismo. Pueden leer la primera parte de nuestra conversación aquí. Pueden saber más sobre su visita a la Fundación Rafael del Pino haciendo click aquí.
LM: En Estados Unidos, la fractura entre conservadores y
liberales parece haber aumentado en los últimos años. ¿Qué puntos en
común ayudarían a reunir de nuevo a ambas corrientes?
JR: En mi último libro, “Indivisible”, hablo de la necesidad de
reconciliar esos intereses. Para los “conservadores liberales”, mi
consejo es defender el capitalismo en términos morales. Tenemos muchos
argumentos empíricos que demuestran la efectividad del mercado, pero si
los “conservadores sociales” lo siguen asociando con un sistema inmoral,
entonces no abrazarán su defensa. Por otro lado, los liberales y los
libertarios que proponen un Estado más pequeño y limitado deberían
preocuparse por defender instituciones sociales como la familia y la
sociedad civil. Sin fortalecer la familia y sin reforzar la sociedad
civil, será mucho más difícil promover un repliegue del Estado.
LM: Vd. habló en su conferencia sobre diferentes falacias de
malentendidos populares sobre la economía. Uno de ellos es lo que llama
el “Mito del Nirvana”…
JR: Así es. A menudo se critica la realidad del capitalismo apelando a
modelos idealizados en los que todo funciona a la perfección. Es
importante huir de esta trampa y ser realista a la hora de analizar las
alternativas que existen a la economía de mercado. Los humanos no
tenemos la habilidad de desarrollar un paraíso en la Tierra, pero sí
hemos demostrado que somos capaces de crear auténticos horrores, como
los regímenes totalitarios. En el Nirvana no hay escasez, pero eese
paraíso no está en la Tierra sino en el Reino de Dios. Por eso, es
moralmente deshonesto criticar el capitalismo mediante referencias a
modelos perfectos que ni existen ni existirán.
LM: Otro mito que trató en su exposición es el que explica la
economía como un juego de suma cero en el que la riqueza solamente se
transfiere entre unos y otros…
JR: Es muy importante entender que la riqueza no es un menú estático
que tenemos ante nosotros porque si nos equivocamos y aceptamos esa
explicación, entonces la explicación lógica será asumir que la evolución
de la pobreza está directamente relacionada con la evolución de la
riqueza. Si lo miramos así, estaremos a favor de las políticas de la
redistribución… Por eso es importante entender que la riqueza no es algo
estático e inmutable, sino algo dinámico que no quita a unos lo que da a
otros. Ojalá más gente comprendiese mejor esto: nos ahorraríamos muchos
problemas.
LM: ¿Qué me dice del “comercio justo”? Mucha gente cercana al
ámbito religioso defiende este mecanismo por encima del comercio libre.
JR: Cuando hablamos de “comercio justo” hablamos de un concepto mixto
en el cual mezclamos mercado y caridad. Si eso es lo que queremos
promover, hay formas mucho más efectivas de hacerlo. El “comercio justo”
no ayuda de forma generalizada a todos los productores de un país en
desarrollo, sino que elige únicamente a unos y deja fuera del mecanismo a
otros. Esto distorsiona los mercados locales y, además, envía señales
equívocas sobre el sistema de precios. En vez de dedicar nuestros
esfuerzos a promover el “comercio justo”, quizá es mejor defender los
derechos de propiedad o la promoción del emprendimiento en estos países.
De esa forma conseguiremos cumplir mejor con aquellos propósitos que
nos inspiraron a apostar por el “comercio justo”.
LM: En los últimos años, diversos actores de la comunidad
cristiana internacional han criticado la existencia de “paraísos
fiscales”. ¿Es necesario acabar con la competencia tributaria
internacional o hay sitio para estas jurisdicciones?
JR: Esta crítica es curiosa, porque en Estados Unidos siempre se ha
aceptado que la competencia tributaria entre los diferentes Estados de
la Unión es algo muy bueno. Hoy vemos que hay gente que se muda de
California a Texas por lo elevados que son los impuestos en la Costa
Oeste. Esto ayuda a Texas, pero también a California, porque indica qué
es lo que hace falta corregir.
Cuando se habla de “paraísos fiscales”, y por tanto de competencia
tributaria a nivel internacional, el debate se vuelve más complicado.
Creo que sería más razonable fijarnos en los sistemas tributarios que
crean los incentivos para la existencia de esos “paraísos fiscales”. Si
la política de impuestos es compleja y excesiva, aparecen estas
alternativas.
LM: Efectivamente. Como he dicho alguna que otra vez, “si
existen los paraísos fiscales es porque existen los infiernos
fiscales…”.
JR: ¡Exacto! (Ríe). Y además, no olvidemos que dentro de los países
que critican los paraísos fiscales ya existen diferentes mecanismos para
pagar menos impuestos. No es solamente algo que ocurra fuera.
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