el abismo fiscal
se ha centrado en hablar de aumentos de impuestos para los más ricos.
El silencio sobre los recortes de gastos ha sido ensordecedor.
El lunes, como si estuviera planificado, llegó el refrito del inversionista Warren Buffett
y su propuesta tan lisa y llanamente equivocada que es aumentar los
impuestos a los ricos. Aunque ha dicho que ambas partes deben tomar
decisiones difíciles y poner todo sobre la mesa, la administración Obama
se ha embarcado en una campaña de promoción a favor de las subidas de
impuestos. Vaya ironía…
Washington tiene un problema de gasto, no un problema de ingresos. El
gasto está muy por encima del promedio histórico y se prevé que se
mantenga alto durante la próxima década. Y se pone peor después de esa
década ya que los programas de ayuda social y el costo de los intereses
netos por la deuda se elevará hasta el 43% de la economía, frente al 23%
en la actualidad.
La propuesta de Obama poniéndoles más impuestos a los ricos para
supuestamente evitar el abismo fiscal y reducir el déficit no va a
funcionar. Tratar de cerrar el déficit subiendo los dos tipos
impositivos más altos, por ejemplo, significaría aumentar las tasas de
hasta 159 por ciento y 166 por ciento, como muestra El Gráfico de la Semana. Dejando de lado el daño económico que eso produciría, en realidad esas cifras de impuestos son matemáticamente imposible.
Lo que tenemos es un problema de gasto. No hay dinero, ni con
aumentos de impuestos, que puedan pagar por todo el gasto en el que
incurre el gobierno – y que para cubrirlo sigue pidiendo dinero prestado
a China. La solución es centrarse en cómo recortar el gasto.
El debate sobre