03 diciembre, 2012

Guerra contra las drogas bajo el agua

COLOMBIA

 
Amontonados en un rincón de la base naval Bahía Málaga está lo que las autoridades llaman “el museo” – una larga fila de embarcaciones incautadas que muestran la evolución de la industria del narcotráfico. Hay varios botes de pesca de madera que acostumbraban a transportar mariguana en las décadas de 1970 y 1980, los botes “rápidos” de la época de Miami Vice, y toda una flotilla de semisumergibles que se usaban tripulados y no tripulados.


Pero la joya de la corona, y la causa de pesadillas para el cumplimiento de la ley contra las drogas, es un completamente funcional narco submarino. Construido en la selva, el pesado submarino puede transportar ocho toneladas de cocaína y es similar al mismo submarino táctico del país, con una adición, éste tiene tuberías internas.
Descubierto el año pasado en los densos manglares que hacen de esta región un paraíso de los contrabandistas, el submarino – técnicamente un “submarino con tubo de buceo” - puede alcanzar velocidades de 12-15 nudos y viajar 8,000 millas. Eso es más que suficiente para ir a la costa de California y regresar, dijo el capitán Nelson Hernández. Diseñado para viajar 32 pies bajo el agua con sólo una pequeña válvula que sobresale, hubiera sido virtualmente indetectable si lo hubieran lanzado, agregó.
“Con este tipo de tecnología podemos ver un gran flujo de drogas, armas o cualquier cosa que se encamine hacia el norte”, dijo Hernández.
Mientras Estados Unidos le hace la guerra a las drogas, este pedazo de la costa del Pacífico en Colombia es el Valle del Silicio de la narco innovación. Cuando la industria del narcotráfico desarrolla nueva tecnología marítima para estar por delante de la ley, ésta es a menudo la que aparece primero.
Durante años, los contrabandistas han estado usando semi sumergibles, que se deslizan justo debajo de la superficie del agua sin dejar una estela, sino sólo una débil señal para el radar. Las autoridades comenzaron a desarticularlos a finales de la década de 1990, pero un director de un puerto local en la cercana Buenaventura recuerda haber visto el primero en la década de 1980. Los submarinos completamente desarrollados son relativamente nuevos. Sólo tres se han encontrado en Suramérica en años recientes – dos en Colombia y uno en la vecina Ecuador. Una cuarta versión, mucho anterior, se descubrió en la capital colombiana en el 2000.
En un testimonio en el Senado el año pasado, Rodney Benson, jefe de inteligencia de la Agencia de Lucha Contra las Drogas de EEUU dijo que la llegada de “naves completamente sumergibles auto propulsadas… subraya los increíbles pasos que dan los narcotraficantes para mover sus productos”.
“Aunque es improbable que estas naves suplanten los transportes más tradicionales del narcotráfico, análisis sugieren que los vehículos completamente sumergibles llevan grandes cargas de cocaína y son extremadamente difíciles de detectar”, agregó Benson.
Alrededor del 60 por ciento de los golpes contra los sumergibles de Colombia se han debido a fuentes de inteligencia y a trabajo investigativo – no una tecnología como el radar, destacó Hernández.
Las autoridades supervisan los vuelos fletados en la región, y analizan las lunas nuevas y las mareas altas para tratar de predecir las acciones de los traficantes. Los contrabandistas son supersticiosos, por lo que las autoridades vigilan las actividades de las “brujas” locales en busca de claves, agregó.
“¿Cuándo la bruja trae sus hierbas? ¿Cuándo está la bruja en casa? ¿Cuándo la bruja tiene invitados? dijo Hernández. “Todas estas cosas son parte del análisis.
En el curso de los años, las autoridades han interceptado 23 semisumergibles y detectado 96. Incontables otros han sido hundidos por los narcotraficantes para evitar que sean capturados, dijo Hernández.
Para las naves que se alejan de las costas colombianas, un centro de inteligencia en Cayo Hueso, administrado por el Comando Sur de EEUU, guía a la Guardia Costera y a los agentes de la DEA a las embarcaciones sospechosas en colaboración con las autoridades centroamericanas.
Colombia ha reducido dramáticamente durante la pasada década su producción de hoja de coca y cocaína, pero se mantiene como el mayor suministrador del narcótico a los Estados Unidos. Este año a lo largo del Pacífico colombiano se han confiscado más de 80 toneladas de cocaína, dijo la Marina de Guerra.
Aunque el submarino puede ser la mayor innovación, no es la única.
Colocados entre las naves en el “museo” están lo que parecen torpedos de acero – o lo que los agentes aquí llaman “sumergibles no tripulados”.
Los torpedos son contenedores aerodinámicos que pueden cargar varias toneladas de cocaína y ser remolcados detrás de una nave de pesca que no llama la atención, o unidos al casco de un bote. Si los traficantes sospechan que están a punto de sufrir una redada, simplemente los cortan.
“Hace alrededor de un mes, nos dimos cuenta que ellos comenzaron a usar faros electrónicos en los sumergibles no tripulados”, dijo Hernández. La tecnología permite a los contrabandistas deshacerse de su carga y recuperarla días o semanas después.
Otra reciente innovación es el uso de buzones que pueden ser rellenos con cocaína y enterrados en la playa en, digamos, Costa Rica o Nicaragua.
“Cuando el pago llega, se le dan al cliente las coordenadas de dónde encontrar los buzones”, explicó Hernández, “de forma que nunca es un encuentro cara a cara”.
Mientras miraba por la escotilla de uno de los semisumergibles, el teniente Diego Areiza describió la guerra contra las drogas como “una carrera tecnológica de persecución”.
“Esto es un ejemplo de la evolución de la innovación criminal”, dijo. “Pero es también un ejemplo de la forma en que ellos evolucionan. De otra forma, no se verían todas estas embarcaciones aquí”.
El capitán Ricardo Benitorevollo es un submarinista en la Armada de Colombia y ha estudiado cuidadosamente los narco submarinos. El dijo que la máquina tiene controles sofisticados de sumersión y orientación, un sistema de manejo de lastre y aire acondicionado central. Cuando ellos lo descubrieron, estaba lleno con paquetes de sosa cáustica, lo que sugiere que la máquina también iba a tener un filtro de oxígeno. El estimó que puede costar $2 millones construirla.
Al preguntársele cómo las comparaba con los submarinos colombianos, dijo que eran muy similares a los submarinos tácticos de la Armada, pero con más equipamiento. En los submarinos colombianos, los oficiales tienen que ir a cubierta para usar el baño. Los narco submarinos tienen un baño interior.
Hay otra diferencia, agregó: “Sus camas son más grandes”.

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