19 diciembre, 2012

Hollywood alimenta la polémica por la muerte de Bin Laden

Valeria Perasso

 
Jessica Chastain
El estreno de "Zero Dark Thirty es un hecho cinematográfico y político.
Son dos horas y media que condensan diez años de historia: la "cacería del hombre más buscado" por el gobierno estadounidense, Osama bin Laden, en los ojos y las acciones de una agente de la Central de Inteligencia (CIA) que resultó clave para que Washington diera con el paradero del prófugo líder de al Qaeda.
"Zero Dark Thirty" ("La noche más oscura", en español) es la nueva película de la directora Kathryn Bigelow -ganadora del Oscar en 2008 con "The Hurt Locker"-, sobre la que ha rondado la polémica incluso antes de que comenzara a filmarse.
Su estreno, este miércoles, es un hecho cinematográfico –se anticipa como una de las grandes candidatas al Oscar- a la vez que político: su guión ha disparado una serie de investigaciones para saber si organismos gubernamentales estadounidenses han filtrado información clasificada y, a la vez, ha alimentado el debate sobre la legitimidad de la tortura durante los interrogatorios de detenidos.
La cámara sigue los pasos de la agente Maya (una interpretación notable de la actriz Jessica Chastain) desde 2002 hasta el 1º de mayo de 2011, el día en que se dio muerte a Bin Laden en un complejo fortificado de Abbottabad, en Pakistán.
"La intención es darle a la audiencia una idea de cómo puede haber sido encontrar una aguja muy pequeña en un pajar inmenso. Es humanizar esa búsqueda, es la historia de esos hombres y mujeres que la protagonizaron", dijo ante BBC Mundo la cineasta, que anotó su nombre en la historia de Hollywood como la primera mujer en ganar un Oscar en el rubro de dirección.

¿Información clasificada?

Controversia... otra vez

La directora Kathryn Bigelow y el guionista Mark Boal ya han experimentado ruido político en torno a su labor cinematográfica: fue en 2008, con la premiada "The Hurt Locker" (en español se llamó "Vivir al límite", "Zona de miedo" o "En tierra hostil", según los países).
La cinta, que cuenta la vida de un desactivador de explosivos en Irak tras la ocupación estadounidense, fue señalada por hacer apología de la guerra.
Un militar veterano presentó también una demanda en su contra por considerar que la película estaba basada directamente en su historia personal, que había sido distorsionada y lo había dejado en ridículo.
Una jueza federal desestimó la causa: el valor de la película, según expresó en el fallo, “deriva de la creatividad y talento de los escritores, directores y productores que la concibieron”.
Boal, por su parte, señaló que el premiado filme se había inspirado "en muchos soldados que conocí".
La cinta, flamante ganadora del premio de la crítica de Nueva York, se ha destacado por sus méritos fílmicos: tanto, que el diario Los Angeles Times consideró que inaugura "un nuevo género" a partir de la combinación de técnicas del documental y el thriller, por encima de clásicos como "Apocalypse Now" o "Rescatando al soldado Ryan".
Pero es la polémica política la que ha tenido en ascuas a sus responsables.
"La película se ha vuelto política antes de que escribiera siquiera una línea y creo que eso continuará, la gente verá en ella lo que quiera ver", señaló a BBC Mundo el guionista Mark Boal, también autor de "The Hurt Locker".
Originalmente, Bigelow y Boal tenían otra historia entre manos, la de los intentos infructuosos de Estados Unidos por dar con Bin Laden en las cuevas de Tora Bora, Afganistán, hasta que el "golpe final" sobre el hombre más buscado, en mayo de 2011, obligó a reescribirla.
En busca de nuevos ángulos, los cineastas dieron con un dato que los cautivó: una de las figuras clave en la persecución había sido una agente de rango medio en la embajada de Islamabad, reclutada por la CIA apenas graduada de secundaria y cuyo servicio de más de una década se había concentrado exclusivamente en seguirle la pista al cerebro de los ataques del 11-S.
Zero Dark Thirty
La controversia ha acompañado al filme desde los inicios.
Así, "La noche…" se construyó en torno a esta agente, cuya identidad se mantiene en secreto: todavía sigue en servicio, aseguran los responsables del filme, y ni siquiera la actriz protagónica pudo reunirse con ella para construir el personaje sino que debió conformarse con los detalles que le proveyó Boal.
En tanto, la vía por la cual el guionista consiguió información ha sido cuestionada en la escena política: congresistas republicanos y exagentes de la CIA acusaron a la Casa Blanca de haber permitido filtraciones sobre la misión de los Navy Seals que acabó con la vida de Bin Laden.
Encabezados por el presidente del Comité de Seguridad de la Cámara baja, Peter King, un grupo de representantes demandó una investigación.
"Escribo esta carta para expresar mi preocupación ante la posibilidad de que hayan existido filtraciones de información clasificada (…) La directora Kathryn Bigelow recibió el más alto acceso a la misión clasificada más importante de la historia", afirmó King, legislador por Nueva York.
"¿Me gustaría que (la tortura) no fuera parte de esta historia? Sí. Pero la realidad es que lo es"
Kathryn Bigelow, directora de "Zero Dark Thirty"
Tanto el Pentágono como la CIA reconocieron haberse reunido con el equipo de Bigelow, aunque bajo procedimientos de rutina: las agencias gubernamentales suelen dar "asistencia con la investigación para el guión, algo habitual con los cineastas", pero sin compartir datos clasificados, señaló un portavoz del Departamento de Defensa a BBC Mundo.
Boal, por su parte, negó haber recibido información privilegiada de la administración de Barack Obama y señaló que el contenido es producto de una exhaustiva investigación: la minuciosa labor periodística detrás de sus guiones es bien conocida en Hollywood.

Tortura al desnudo

Las primeras proyecciones públicas, en tanto, se encargaron de alimentar otro debate: el de la tortura durante los interrogatorios de prisioneros.
Algunos críticos se preguntaron si la película no resulta una apología de los métodos violentos que echan sombra sobre las actividades de agentes de inteligencia estadounidense.
Soldados
Algunos críticos consideran que la película justifica las prácticas de tortura.
La revista New York señaló que "bordea lo política y moralmente reprensible" por mostrar la eficacia de la tortura para obtener datos que, en último término, conducen hasta Bin Laden. En The Huffington Post se habló de una "reivindicación implícita" de estas prácticas, aunque la historia se limita a presentar hechos y "no dice al espectador qué debe sentir ante ellos".
Otros, en cambio, opinaron que se trata de un aporte para desmitificar "el desagradable eufemismo del 'interrogatorio mejorado'", como se alude a la tortura que "no es la excepción, sino la regla" en la labor de inteligencia, según la publicación Daily Beast.
Los cineastas no tienen palabras tibias: califican de "ridículas" las acusaciones.
"Creo que es una representación muy errada del filme… Es curioso, considerando que se muestra que gran parte de la información que obtienen los agentes viene de un almuerzo relativamente civilizado (con un detenido), no de la tortura. Creo que muestra la complejidad de este debate", señaló Boal.
"Puedo decir que esas escenas fueron las más complejas de filmar. ¿Me gustaría que (la tortura) no fuera parte de esta historia? Sí. Pero la realidad es que lo es", remató Bigelow.

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