17 enero, 2013

El mito de la izquierda mexicana. Alberto Buitre

El Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) que lidera Andrés Manuel López Obrador está por obtener su registro como partido político, si es que el Instituto Federal Electoral (IFE) - al que el tabasqueño acusó en repetidas ocasiones de fraudulento-, le aprueba los requisitos para convertirlo en institución sujeta de prerrogativas millonarias directas del erario, con las cuales ha de buscar posiciones de poder a través de las elecciones.
Algunos analistas suponen que esto devendrá en la división de la izquierda electoral mexicana, dado que López Obrador le está dando la espalda al PRD, partido en el cual militó por 23 años, al que presidió y luego abanderó en dos ocasiones consecutivas en la lucha por la Presidencia, pero con cuya cúpula ha sostenido una pugna de al menos doce años en términos de prebendas y candidaturas faccionarias. Una lucha perdida por AMLO al grado de escindirse y formar MORENA para tener él mismo el control de su propia organización bajo sus particulares acepciones políticas e ideológicas.


Sin embargo, las distancias marcadas entre perredistas y obradoristas no lo son tanto si se toma en cuenta que sus postulados económicos y sociales son absolutamente coincidentes al estar ambos basados en la administración keynesiana (control del Estado sobre las relaciones mercantiles - John Maynard Keynes, 1883 - 1946) de la ganancia. Entonces todo mundo tranquilo. PRD y MORENA adoran a la misma gata aunque esté revolcada, como diría mi abuela.
Esto debería derrumbar por su propio peso las especulaciones sobre la división de la izquierda mexicana, como sea que ésta se autoentienda (dice AMLO que ser de izquierda ya no se trata de ser anticapitalista sino de sólo ser feliz, lo cual no hace muy feliz a muchos felizmente izquierdistas... o derechistas).
Pero, basándonos en los pleitos políticos que ésta ha tenido con AMLO y el PRD como protagonistas, sólo hace falta recordar a López Obrador levantándole las manos electorales a sus supuestos profusos adversarios como Graco Ramírez, ahora gobernador perredista de Morelos, Arturo Nuñez de Tabasco y Miguel Ángel Mancera de Ciudad de México, como así lo ha hizo con quienes hoy por hoy se desentiende como Marcelo Ebrard, Juan Sabines de Chiapas o Gabino Cué en Oaxaca, todos los cuales llegaron a ocupar primeras magistraturas con el apoyo del voto obradorista hoy convertido en MORENA.
Y para las elecciones venideras, incluyendo la presidencial del 2018, a nadie le quede duda que MORENA, PRD y quien se deje convencer, caminarán juntos en una coalición política que logre preservar las posiciones de una supuesta izquierda que desde hace más de 30 años abandonó la lucha social por la electoral y que no tiene representación en las calles, pero sí en las firmas tipo el Pacto por México convocado por Enrique Peña Nieto a la sombra de los monopolios mexicanos e internacionales, dueños de un negocio que PAN, PRI, PRD y ahora MORENA se pelean por administrar.
BUITRES
¿Y dónde está la izquierda? El problema no es político sino geográfico. La izquierda es abajo.

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