09 enero, 2013

La lucha en el PAN




Pablo Hiriart

En el PAN hay algo más que una desbandada de militantes y adherentes que, en su mayoría, entraron a ese partido por oportunismo. En Acción Nacional hay una crisis derivada de una disputa por el poder al interior del partido.
 
Juan José Rodríguez Prats, miembro del CEN del PAN y conocedor de su historia y su doctrina, ve esa disputa en estos términos: hay una lucha entre Gustavo Madero y Felipe Calderón por el poder en el PAN.
 
Y esa lucha, en mi opinión, es producto de una discusión no resuelta: ¿por qué perdieron las elecciones presidenciales? ¿Por qué el electorado los mandó al tercer lugar?


Las respuestas han sido tan evasivas como vagas: “nos alejamos de la gente”, “debimos escuchar mejor a la sociedad”, “nos equivocamos en la selección de candidatos”.


Ninguna de esas respuestas sirve para explicar la derrota. La crisis en el PAN es producto de malas decisiones de la dirigencia del partido, y del desencanto ciudadano con el gobierno que se fue.


El PAN desdibujó al buscar alianzas con el PRD, cuando la figura hegemónica en ese partido era Andrés Manuel López Obrador.


Fue una actitud indigna de un partido de la relevancia histórica del PAN, ir tras la mano de quienes se la negaron, lo insultaron, lo desconocieron, y acercarse al lopezobradorismo (caso Estado de México), que representa la antítesis del proyecto que se condensa en la patria ordenada y generosa.


El gobierno se autoengañó con el “éxito” de su gestión.


Festejó la “creación de empleos”, pero éstos fueron de una calidad inaceptable: sin derechos, sin ahorros para el retiro ni seguridad social.


Lo cierto es que el poder adquisitivo del salario se redujo, en el sexenio anterior, en 28 por ciento.


El costo de los alimentos que integran la canasta básica se disparó 42 por ciento en el sexenio.


Con esas cifras, la estimación de Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza, de Coneval, la pobreza extrema creció en el país en 26 por ciento.


¿Ninguna responsabilidad tuvo el gobierno en la derrota del PAN en las elecciones de julio?


Quizá el hoyo negro más nocivo estuvo en el sector trabajo, cuyo titular —Javier Lozano Alarcón— ahora es senador y pretende darle lecciones a Madero y al gobierno. Qué cachaza.


El INEGI reportó a fin de año que el 60 por ciento de los trabajadores labora en condiciones de informalidad: sin contratos, ni seguros ni previsiones de retiro.


Hablamos de 30 millones de trabajadores sin seguridad social. El 72 por ciento de los jóvenes que tienen trabajo se desempeña en la informalidad.


¿Qué elección se puede ganar así?


Habrá que ver, pues, si el PAN tiene la grandeza de salir de esa trampa, de esa lucha interna por el poder, y ser el gran partido humanista que México necesita.

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