Para un país soberano, como se supone que es
Venezuela, resulta inaceptable que la salud del Presidente sea un secreto de
Estado; pero más reprochable todavía es que esa información sí sea conocida y
manejada por el régimen cubano.
Es indignante ver cómo los ministros viajan a
Cuba a su antojo, sesionan y manejan nuestros destinos desde La Habana, y hasta
tienen la desfachatez de firmar un pacto en donde participan Raúl Castro y
Ramiro Valdés como si éstos fuesen ciudadanos venezolanos. Sabíamos de la dominación
cubana, pero ya esto es el colmo del descaro y de la humillación.
La sumisión al castro-comunismo en estos
catorce años ha facilitado la ideologización y el control de nuestras
instituciones. El resultado directo es la paulatina abolición de la propiedad
privada, las expropiaciones de tierras e industrias, y la destrucción de la
actividad agropecuaria. Es decir, que nuestra debacle económica se debe al
control ideológico sobre nuestras instituciones ejercido por los cubanos; por
esta razón Venezuela dejó de ser un país productor y competitivo para
convertirse en una nación ineficiente y dependiente de las importaciones.
Asimismo, los cubanos han incorporado a
nuestro sistema judicial su esquema de persecución, represión, y de silencio a
los medios de comunicación, por ello el régimen chavista es catalogado a nivel
nacional e internacional de dictadura. Es gracias a los cubanos que en
Venezuela abundan los exiliados, procesados, perseguidos, y presos políticos; y
aunque Chávez se enorgullece de exhibir a la jueza Afiuni y al comisario
Simonovis como trofeos, la verdad es que son presos políticos de Fidel Castro y
de su régimen castro-comunista.
Los cubanos se han apoderado también del
sistema de cedulación, las notarias, los registros y hasta del manejo
migratorio. Teniendo en sus manos el sistema de identificación, dominan a su
antojo el sistema electoral, siendo el fraude la manera como Cuba garantiza la
continuidad de su dominio, haciendo que los candidatos afines al
castro-comunismo "ganen" cualquier comicio en el que participen.
Nuestros recursos no se invierten en
solucionar los problemas que aquejan al país, sino que se destinan a financiar
a los gobiernos del ALBA, en especial al cubano. Es inconcebible que teniendo
Venezuela fallas de suministro eléctrico, déficit de atención médica, y un
crecimiento evidente de la pobreza, destinemos cifras multimillonarias para
resolver esos mismos problemas en otros países y en especial a Cuba, para que
de esa manera se sostenga la revolución castro-comunista en todo el continente.
Esta situación resulta realmente inaceptable
e indignante; particularmente en un país cuyo principal legado es haber
liberado a cinco naciones. Se trata, sin duda, de la humillación más grande que
hemos vivido a lo largo de toda nuestra historia. ¡Qué verguenza! ¡Qué
deshonra!
Es por ello que todos los venezolanos,
especialmente los integrantes de nuestras Fuerzas Armadas, debemos unirnos para
ponerle fin a la dominación cubana. Los militares, por mandato constitucional,
están particularmente obligados a defender y a hacer respetar nuestra
soberanía. La sociedad entera está esperando a que cumplan con su sagrada
obligación.
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