Internacional
Aslán Usoyán, «abuelo Hasán», salía de un restaurante cercano a la Embajada de España cuando fue abatido
Un francotirador ha acribillado este miércoles en pleno centro de Moscú, muy cerca de la Embajada de España, a un influyente capo mafioso ruso. Se llama Aslán Usoyán, pero en el mundo del crimen se le conoce con el apodo de «abuelo Hasán».
De origen armenio, Usoyán nació en 1937 en Georgia, puso
bajo su dominio los principales grupos criminales de Moscú y se ganó el
rango de «vor v zakone» (ladrón dentro de la ley), la máxima jerarquía en el mundo del hampa ruso. Actualmente no tenía ninguna causa pendiente con la Justicia.
Usoyán había terminado de comer en el restaurante Karetni
Dvor, en la calle Povarskaya, y salió al exterior. No tuvo tiempo de
subir a su vehículo cuando desde la azotea de un teatro situado enfrente
fueron efectuados varios disparos. El capo fue alcanzado en la cabeza y
en el tórax. Una de las empleadas del restaurante también resultó
herida. A pocos metros, en la calle Bolshaya Nikítskaya, se encuentra la
Embajada de España en Rusia.
Usoyán llegó en estado de coma al hospital, pero falleció a
los pocos minutos. La Policía ha desplegado un importante dispositivo
en el depósito a donde fue enviado el cadáver para garantizar la
seguridad de quienes puedan acudir.
Otros dos intentos
No es la primera vez que sufría un atentado. Intentaron
matarle sin éxito en Sochi, en 1998, y en Moscú en 2010. Había vivido
antes también en San Petersburgo.
Sus principales fuentes de enriquecimiento eran la venta de armas, el tráfico de drogas y el juego ilegal. Tenía también negocios legales en el sector de la minería.
El último asesinato similar se produjo hace dos años en Stávropol. Vladímir Slezáyev, otro «vor v zakone», fue ametrallado en su casa junto a siete miembros de su familia y amigos.
En 28 de julio de 2009, también al salir de un restaurante de Moscú, fue tiroteado Viacheslav Ivankov,
alias «Yapónchik» (japonesito). Era entonces la máxima autoridad de la
mafia rusa. Tras debatirse entre la vida y la muerte, Ivankov falleció
dos meses después y tuvo uno de los entierros más espectaculares y
multitudinarios que se recuerdan en la capital rusa.
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