12 febrero, 2013

Cómo ayudar a los pobres


James M. Roberts

Daniel Hannan, miembro del Parlamento Europeo y una de las estrellas en alza entre los políticos conservadores británicos, nos recuerda que el error fundamental de la izquierda es su anteposición del propósito al resultado. Esto nos lleva hasta las actuales políticas de ayuda al desarrollo, que cuando menos están condenadas al fracaso y puede que en realidad aumenten la pobreza. Y hay muchas razones para ello, pues, según Hannan, los programas de ayuda suelen romper el vínculo entre fiscalidad y colaboración, libran a los gobiernos corruptos de las consecuencias de su mala administración, fomentan la dependencia, premian la corrupción y retrasan el desarrollo.


En los últimos cincuenta años, Estados Unidos ha donado más de 1 billón de dólares en ayuda oficial al desarrollo (AOD). La necesidad del mantenimiento de la AOD está siendo abiertamente cuestionada por grupos como el Centro para el Desarrollo Global, especialmente ahora que los flujos financieros privados, que están impulsando el crecimiento económico de los países en desarrollo, están dejando pequeña a la propia AOD.
Pero Hannan no quiere que los conservadores se limiten a criticar las políticas de ayuda al desarrollo de la izquierda, sin ofrecer una alternativa. La solución está en la libertad económica, que por supuesto incluye el libre comercio y que mide anualmente el Índice de Libertad Económica, de esta fundación y el Wall Street Journal.
Aparte de impulsar la libertad económica, ¿qué otras cosas puede hacer un conservador para ayudar a los pobres? Hannan nos aconseja respaldar a organizaciones benéficas innovadoras y bien administradas, con bajos gastos generales y centradas en las causas que originan la pobreza, no en sus síntomas. En el Reino Unido Hannan recomienda la Kitchen Table, con sus proyectos a pequeña escala y que no tiene que financiar burocracia alguna.
Por supuesto, en Estados Unidos también hay excelentes organizaciones benéficas, como Kiva (también recomendada por Hannan), que concede microcréditos a emprendedores; el Instituto Acton, los programas del David's Hope International para ayudar a los huérfanos de Kenia y los proyectos empresariales de Deep Springs International para financiar soluciones de mercado al problema del abastecimiento de agua potable en Haití. Podríamos citar también a World Vision, a la Lutheran World Relief y a varias organizaciones benéficas católicas.
Según el Índice de Filantropía Global del Instituto Hudson, cada año miles de millones de dólares americanos, procedentes de organizaciones benéficas religiosas o de otra índole, así como de grupos humanitarios y académicos, tienen por destino los países con necesidades, y obtienen resultados mucho mejores que la AOD. Es mediante el respaldo a programas como estos, que generan mejoras reales en la vida de la gente, como los conservadores pueden demostrar su compasión hacia y preocupación por quienes están en situación de necesidad.

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