REFLEXIONES
LIBERTARIAS
Ricardo
Valenzuela
"En
lo referente al origen de los reyes, el Estado y los impuestos; Si pudiésemos
correr el velo de la antigüedad y fuésemos capaces de rastrearlos hasta sus
orígenes, encontraríamos que el primero de ellos no fue más que el rufián
principal de alguna banda desenfrenada, su salvaje modo de ser o su
preeminencia en el engaño, le hicieron merecer el título de jefe entre canallas.
Incrementando su poder y depredación, obligó a los pacíficos e indefensos a
comprar su seguridad con frecuentes contribuciones."
Thomas
Paine.
Hace
algunos años, un buen amigo y yo discutíamos la impresionante prosperidad de
Hong Kong y analizábamos las causas de esa historia económica de éxito. En
cierto momento de la conversación, yo señalaba que una de esas causas era su
sistema impositivo que establecía en un solo gravamen de poco mas de 15%, y se
aplicaba exclusivamente al consumo. Mi amigo, miembro del PRD, me interrumpe
para decirme: "no me parece justo que todos—ricos y pobres--paguen sobre
una misma tasa. ¿No estás de acuerdo"? Me quedo pensando unos momentos y
le respondo: Tienes razón, los inversionistas que arriesgan sus importantes
capitales deberían de pagar menos.
Aun
cuando mi respuesta fue un reflejo y un poco en plan de broma sólo para
molestar a mi contraparte, algo me decía que mi afirmación tenía mucho de
lógica y razón. Alguien que arriesga importantes capitales para producir
satisfactores, empleos, riqueza etc, no merece es que se le castigue y se le
discrimine de esa forma. La formación de capital es lo que construye las
economías, los empleos y el capital lo forman los que invierten. Ahora, el
obstáculo más importante que tradicionalmente han enfrentado esos arriesgados
aventureros—los verdaderos no los que se pegan a la ubre del gobierno—son los
tratamientos impositivos con los que, casi con odio, se les castiga por tratar
de ganar dinero de forma honesta.
El
filósofo y profesor de Harvard, Robert Nozick, afirma que todo tipo de impuesto
sobre ingreso constituye una forma de esclavitud y, por lo mismo, es totalmente
injusto. Ahora, dice Nozick lo que es más injusto, es que al que produce más,
se le castigue con más saña. El maneja lo que ha llamado ‘el principio de
justicia.’ "Cuando un grupo de gente se involucra en una justa y ventajosa
aventura de cooperación en acuerdo con las reglas vigentes, y eso de alguna
forma restringe su libertad pero produce ventaja para otros. Los que se han
sometido a esa restricciones y han sudado para producir esos resultados, deberían
de tener un derecho superior sobre aquellos que se han beneficiado
indirectamente."
Desde
la avenida de Roosevelt y su New Deal después de la gran depresión de 1929, los
gobiernos del mundo iniciaron la toma por asalto de todas las actividades de la
sociedad y la forma más común en aquellos Estados que no querían ser tachados
de "socialistas," fue a través de un sistema impositivo esclavizante
que en su momento llegaron a postrar a países tan poderosos como Alemania e
Inglaterra. La Gran Bretaña después de la segunda guerra mundial, de alguna
forma cayó en un secuestro ejecutado por el partido "Labor" (del
Trabajo) que llegó a establecer impuestos marginales hasta de un 90%.
Aun
cuando Kennedy en los años 60 había atacado los impuestos marginales de hasta
un 95% en los EU, a finales de los años 70 dos economistas iniciaron otro
ataque en contra de las teorías keynesianas que habían controlado al mundo.
Pero lo hacían con un novedoso concepto. Robert Mundell y Art Laffer hablaban
ahora de estimular la oferta (producción), no la demanda como lo decía la
Biblia de Keynes. Ellos concluyeron que la mejor forma de estimular la oferta
era reduciendo los impuestos que desangraban a empresas e individuos. Las
teorías de Keynes sin duda incrementaban la demanda pero no había oferta para
encontrarla, eso dio origen a la famosa inflación con recesión. De esa forma
nacía la teoría del Supply—Side que se plasmó en una servilleta en la que
Laffer dibujó su famosa curva en el restaurante Michael de la ciudad de Nueva
York.
Sin
embargo, Hong Kong tenía décadas aplicándola sin conocerla. Al abolir los
impuestos sobre ingresos y ganancias, Hong Kong vigorizó su economía de tal
forma que se convirtió en un ejemplo para el mundo. Pero tal vez lo más
importante y no lo entienden los "progresistas," con esa poción el
mercado de trabajo se vigoriza y la competencia incrementa la productividad y
desde luego los salarios. A los trabajadores en Hong Kong no les importa pagar
IVA puesto que no pagan impuesto sobre ingreso y, sobre todo, sus salarios son
altos producto de la formación de capital que se ha dado como consecuencia de
esos incentivos fiscales y la libertad. ¿Resultado? A principio de los 70s
México y Hong Kong tenían ingresos per cápita similares. ¿Hoy día? México
$10,000, y Hong Kong más de $50,000.
Para
los estatistas la economía ideal es aquella en la que el gobierno bolsea a
"los ricos" para satisfacer las necesidades comunes como educación,
salud, fondos de retiro etc., creando las corruptas burocracias. Una economía
liberal es aquella en la que el Estado recaba dinero sólo para proporcionar los
servicios fundamentales de protección. Como maldición, desde el Pacto de
Calles, el concepto original de libertad en México cambió. El grito de Zapata
de tierra y libertad, parece significar estar libre de necesidades porque el
Estado me las tiene que satisfacer; Siendo que el concepto original era
libertad para triunfar o fracasar por mí mismo. El Pacto de Calles provocó que
los mexicanos cambiaran su libertad por eso que ellos consideran seguridad;
migajas revolucionarias.
Robert
Mundell ganó el premio Nobel de economía en 1999 y sus ideas en los medios
liberales cobraron calidad de dogma. Cuando Mundell era Profesor de la
Universidad de Chicago, tuvo un alumno que él siempre consideró
"brillante." ¿Su nombre? Francisco Gil Díaz. No hagamos caso a los
Keynes mexicanos que siempre aparecen en las esquinas con la poción del
salvamento disfrazados de Quijotes en defensa de los débiles. La reforma fiscal
mexicana es urgente. La tendencia debería ser bajar al máximo los impuestos que
estrangulan el crecimiento de la economía, para compensarlos con gravámenes al
consumo como en Hong Kong.
Es
hora de que los mexicanos tomemos responsabilidad por nuestras vidas y futuro y
dejemos asumir, como dice P. C. Roberts, actitudes como las de los ciudadanos
de Roma a la caída del imperio quienes se ofrecían como esclavos a cambio de
protección. Ahora y como complemento, lo que Peña tiene que hacer es entrarle
de frente a las barbáricas políticas de gasto gubernamental tan avaladas por
gente como aquel diputado quien afirmó: "Prefiero ser irresponsable con el
presupuesto que con los pobres." Porque, entre muchas otras cosas, eso es
lo que los ha mantenido pobres.
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