¡Yo sospecho!
Invariablemente nos han mentido, nos mienten y nos
mentirán. Nuestros gobiernos piensan que la ciudadanía está integrada por
menores de edad incapaces de administrar la realidad
Todo es sospechoso, o mejor dicho, todo es
mentira.
¿Ejemplos? No, no es cierto que la explosión en Pemex haya sido
un simple accidente. No existen los accidentes, pero sí existen los
embustes.
Por supuesto que se trató de un atentado criminal, pero, como
siempre, nos quieren dorar la píldora. A saber
cuál de todas las tesis es la verdadera. Invariablemente nos han mentido, nos
mienten y nos mentirán. Nuestros gobiernos piensan que la ciudadanía está
integrada por menores de edad incapaces de administrar la realidad.
¿Quién va a creer que la Cassez, una asesina, secuestradora, fue
liberada porque se impuso finalmente la justicia en México? ¡Qué va...! A esa
salvaje, se dice, la soltaron a cambio de que le devolvieran al
pillazo de Montiel sus bienes embargados en Francia. Los ministros de la Corte acataron las órdenes de Hollande, el
presidente galo. ¿Cuál justicia? Claro que López Obrador no se excedió en los
gastos de campaña.
Los consejeros del IFE, sobornados por Peña, quieren
desprestigiar a un mexicano químicamente puro de quien se dice que le
encontraron una cuenta con mil millones de pesos. Falso, y si se los
encontraron fue por una herencia materna...
Todos son golpes por la espalda entre nosotros, como si
integráramos un país de traidores.
Los árbitros del futbol mexicano, ¿no están tan vendidos como
los periodistas que reciben embutes? Aquí no se salva nadie, y
no es porque yo esté amargado, sino que todo es un cochinero, vivimos en una
cloaca inmunda.
¿Quién va a creer que Aburto fue un asesino solitario de
Colosio, cuando este tenía un orificio de bala en la cabeza y otro en el
estómago y, además, de diferente calibre…? ¿No
nos dijeron en la escuela que León Toral asesinó de 3 balazos a Obregón y años
después se conoció una necropsia que reflejaba la existencia de 19 orificios de
bala de diferentes calibres y trayectorias?
¿A quién le creen los mexicanos? ¿Al sacerdote, al maestro, al
político al comentarista de radio y televisión? ¿A quién? ¿A Marta Sahagún? ¿A
la Gordillo? ¿Al cardenal...?
Lo verdaderamente grave de todo esto es que los
mexicanos ya no creemos en nada ni en nadie. La mula no era arisca... Estamos sepultados en el pozo del escepticismo.
Sí hay periodistas honrados, como hay políticos honrados, curas,
maestros y mexicanos con un alto sentido del honor, solo que no creemos que existan
porque deben estar sometidos a sospechas: nadie se mueve ni opera salvo por
consignas.
Todos le pertenecemos a alguien, nadie es libre, nadie es
inocente, todos tenemos un muerto en el closet, todos somos culpables, todos
somos unas marionetas que pasamos el tiempo escondiendo los hilos de quien nos
opera desde las alturas.
Somos especialistas en la conjugación de verbo sospechar: yo
sospecho, tú sospechas, él sospecha, nosotros sospechamos, vosotros
sospecháis, ellos sospechan, en fin, todos sospechamos porque
siempre hay una verdad oculta con la que nos engañan... ¡Pobres de nosotros que
caminamos a la deriva en el mundo de las tinieblas!
Oímos voces de todos lados y no sabemos a dónde dirigirnos ni a
quién seguir. Todos son malos. ¡Ay, de nosotros, ay, ay, ay...! ¡Qué difícil
gobernar un país en el que el rumor, por estúpido que sea, tiene más validez
que la verdad! Escondan el espejo negro de Tezcatlipoca...
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