El juego de la CIA en Siria
«The New York Times» revela que la Inteligencia norteamericana dirige gran parte del suministro de armas a los rebeldes, pese a que Washington mantiene oficialmente una política de «ayuda no letal»
Ironías de la vida. Estados Unidos invadió Irak en 2003
pese a la reticencia y agonía de los países árabes, aunque todos
detestaban a Sadam. Hoy son los árabes del Golfo los que pagan la factura de la rebelión armada contra la dictadura siria, y Washington el que juega el papel de no suministrarles armas.
En el nuevo esquema de «poli bueno, poli malo», Qatar —que ayer cedió a los rebeldes la embajada de Siria en Doha—, Arabia Saudí, Jordania y Turquía desempeñan el papel más feroz contra la dictadura de Bachar al Assad, y Washington el que templa gaitas.
La Administración Obama se ha vestido de Ong compasiva, e insiste en que se limitará a dar ayuda humanitaria a las zonas de Siria controladas por los rebeldes. Sin embargo, nadie ha podido desmentir la información del «New Yok Times» del pasado lunes, en la que se documenta que la CIA está dirigiendo gran parte del suministro de armas a los rebeldes sirios,
desde Croacia, Turquía y Jordania. Los agentes norteamericanos asesoran
en las operaciones de compra, en la logística y, lo que es más
importante, en el destinatario.
Son centenares los grupos rebeldes y señores de la guerra
que luchan contra el régimen de Damasco dentro de Siria, y todos los
analistas coinciden en que los islamistas radicales mantienen la sartén
por el mango. Sin embargo, en ese pandemónium que es la insurgencia
política, y más aún la armada, la CIA cree saber quién puede o no recibir las armas.
Hay, inevitablemente, un olor a chamusquina en toda esta
política encubierta de ayuda a los rebeldes. Uno recuerda el informe de
la CIA sobre Irán —tal
como rememora la laureada película "Argo"— que en 1978 descartaba el
peligro de que ese país cayese en manos de los islamistas radicales de
Jomeini. A continuación vino la eficiente labor de la Inteligencia
norteamericana en Afganistán,
clave en la formación y suministro de armas a los talibanes, que
pagaron cumplidamente la factura el 11 de septiembre de 2001. ¿Qué
sorpresa nos reservará ahora la tarea de ayuda de la CIA a los rebeldes
sirios?
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