20 marzo, 2013

¿Hay en el mundo, alguien dispuesto a comprar Pemex así como está?

Ángel Verdugo
Allá afuera, no hay una fila de idiotas dispuestos a tirar su dinero comprando “empresas” corrompidas. 
¿Hay en el mundo, alguien dispuesto a comprar  Pemex así como está?
En estos días del aniversario 75 de la expropiación petrolera, los vivales de siempre han vuelto a reciclar sus viejas consignas las cuales, lejos de ayudar a conformar propuestas correctas para enfrentar el grave problema energético que enfrentamos, nos sumergen más en ese mar de ignorancia que permite a dos o tres engañabobos como López, Batres y Cárdenas (el menor) seguir medrando a costa de la ignorancia de millones.
Una de esas baratijas que compra una multitud cuya ignorancia o descaro es proverbial (“Muy notorio, conocido de siempre, consabido de todos”), es aquélla de “Pemex no se vende”.


¿Conocerán los que las redactan, las cifras de extracción y exportación de petróleo crudo, de producción de gasolinas y la importación de éstas, y de producción de diesel entre otras? Todas ellas, para el que quiera conocer la desastrosa realidad a la que hemos llevado a Pemex, están disponibles cada mes en su página.
¿Cómo es posible que no entiendan, que el gran negocio de la renta petrolera está precisamente en su privatización? Es decir, en su venta a particulares —poco más de un millón cien mil barriles diarios de crudo—, para que lo refinen o hagan lo que les pegue la gana porque ese petróleo —al pagar más de 100 dólares americanos por cada barril—, ya es suyo, ya está “privatizado”, ya no pertenece a Pemex o a los mexicanos. Ahora nos pertenecen los cien dólares que pagaron por cada barril.
¿De dónde viene entonces eso de “Pemex no se vende”? De la intención perversa de engañar a quienes en ellos confían pues eso es lo que han hecho, desde siempre, los López, Batres, Cárdenas, Padierna, Bejarano y los que como ellos, obtienen posiciones políticas diversas por “su defensa del petróleo”.
El objetivo perseguido, es hacer creer a los que los siguen, que hay funcionarios que quieren vender lo que es evidente nadie quiere comprar. Allá afuera, no hay una fila de idiotas dispuestos a tirar su dinero comprando “empresas” corrompidas, ineficientes, sobrepobladas y además, quebradas.
La verdad es otra; el mundo de la energía funciona de manera diferente a como lo hacía a fines del siglo XIX o principios del XX. Hoy, las cosas han cambiado; para empezar, el inversionista busca la maximización de su utilidad, no tirar el dinero por el caño, por lo que en modo alguno querría comprar lo que está quebrado. ¿Por qué repetir entonces lo que a todas luces es una mentira evidente?
Ante tanta mentira sin el menor sustento, la mayor de las tragedias es la respuesta que dan los funcionarios responsables. En vez de difundir masivamente los números que evidenciarían el desastre operativo y financiero de Pemex y de la CFE debido a su corrompida y pésima administración durante decenios, se contentan con repetir frases que nadie cree como ésa de “Pemex no se privatiza, se moderniza”.
Con frases como ésta, de un efectismo aparente más que real y entrevistas al Financial Times o a The Wall Street Journal, los sinvergüenzas no dejarán de difundir las mentiras de siempre. A los que mienten deliberadamente, hay que enfrentarlos con la contundencia de las cifras; exhibir la realidad que éstas resumen: corrupción, bajísima productividad, exceso de personal, y tecnología atrasada o inutilizable por los avances registrados.
De seguir sólo con “las entrevistas” y frases huecas, a nadie convencerán de la necesidad urgente de concretar cambios, tanto en Pemex y la CFE como en muchos ámbitos del sector público y la economía.

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