03 marzo, 2013

Los hispanos pisan fuerte en EE UU

Los hispanos pisan fuerte en EE UU

La nueva cara estadounidense. ¿Por qué los latinos son cada vez más influyentes en el país?

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ALEJANDRO PAGNI/AFP/Getty Images

Un hispano habla por teléfono en un barriohispano de Chicago, Estados Unidos.

Cuando el presidente Barack Obama nombró a Sonia Sotomayor jueza de la Corte Suprema, el acto regaló una imagen que retrata la nueva cara de Estados Unidos: el primer presidente afroamericano Barack Obama, el vicepresidente blanco Joe Biden y la primera mujer hispana del Alto Tribunal.
De forma paulatina, el tejido económico, social, político, literario, musical, deportivo o mediático se confecciona con más hispanos, entre los que destacan la actual secretaria del Departamento de Trabajo Hilda Solís, el senador demócrata de Nueva Jersey Bob Menéndez, el escritor Junot Díaz, la cantante Selena Gómez, el jugador de béisbol Álex Rodríguez o el presentador del canal Univisión Jorge Ramos. Los latinos son una fuerza creciente en Estados Unidos que se extiende debido a un rápido aumento demográfico que afecta a la creación de negocios, el consumo, la política, el mercado laboral y la cultura.


Esta población es la mayor minoría en Estados Unidos, pero son, sobre todo, fundamentales en la creación de pequeños negocios y han acaparado un gran poder de compra de propiedades en el país. ¿Cómo se entiende el aumento de la influencia de los hispanos?

Fuerza demográfica
Es la clave para entender los ámbitos donde los hispanos son influyentes. En Estados Unidos se dice que algo cuánto más grande, mejor. Los cálculos son claros y sólo hay que ver los datos publicados en el censo. En la actualidad, la población blanca representa el 69% del total de los habitantes estadounidenses. Para 2050, está previsto que el número de latinos aumente en un 188%, 106 millones de personas más. Entonces, casi un cuarto de una población total que contará con 420 millones de ciudadanos, serán hispanos.
De los 53 millones de latinos que viven en Estados Unidos, más de dos tercios, alrededor de más de 30 millones, son de origen mexicano. Los puertorriqueños integran la segunda fuerza hispana con casi 5 millones, menos del 10% del total de la población. Siguen los cubanos con casi 2 millones, con alrededor del 4%. Los salvadoreños están en el cuarto puesto con más de 1,2 millones, que no llegan al 4%.
El número récord de los hispanos que votó el año pasado se duplicará en una generación, según las proyecciones del Pew Hispanic Center. Actualmente, los latinos que viven en Estados Unidos componen el 17% de la población total del país, pero sólo representaron el 10%  de los votantes en las pasadas elecciones. Según las estimaciones para 2030, los hispanos formarán el 40% del electorado, con 23,7 millones de votantes.

Fuerza política y electoral
Con estos datos tan significativos, los políticos estadounidenses no se quedan cruzados de brazos y toman nota. Por ello, el presidente Barack Obama, junto con ocho senadores republicanos y demócratas, acaban de anunciar la reforma migratoria para sacar de las sombras a unos once millones de inmigrantes indocumentados, de los que alrededor del 75% son hispanos. Este movimiento se produce después de que en las últimas elecciones se haya demostrado que el voto latino fue fundamental para dar la victoria a Obama, apoyado por un 71% de votantes hispanos. Un estudio reciente realizado por el Partido Republicano revela que en los dos estados indecisos con mayor población de latinos, Nevada y Colorado, Romney perdió por una mayor diferencia que en el resto del país.
Una vez que sean asimilados en el país y superen la cuestión migratoria, el principio básico republicano de mercado libre capitalista y sus valores sociales conservadores deberían llamar la atención de los hispanos, ya que son una gran población católica, al menos de forma cultural, y son propietarios de pequeños negocios. Hay importantes representantes políticos en los dos partidos. Entre ellos destaca, el todavía secretario del Interior Ken Salazar, el alcalde demócrata de Los Ángeles y presidente de la Convención Nacional Demócrata, Antonio Villaraigosa, el ex gobernador de Nuevo México Bill Richardson, el ex fiscal general de George W. Bush Alberto Gonzales o el gobernador republicano de Nevada Brian Sandoval.
El sueño americano se vería cumplido plenamente con un enfrentamiento por la presidencia entre el demócrata de origen mexicano Julián Castro, alcalde de San Antonio, y el republicano de origen cubano Marco Rubio, senador de Florida, encargado este año de dar la réplica al discurso del Estado de la Unión donde ha protagonizado una anécdota con una botella de agua de la que ha sacado gran rentabilidad con Watergate. En esta ocasión, y episodios curiosos aparte, el discurso ha incluido una novedad: será la primera vez que se haga en inglés y en español. ¿Será suficiente para que los republicanos llamen la atención de los hispanos? Con cada vez más peso, Rubio es uno de los políticos clave para sacar adelante la reforma migratoria, sobre todo, debido a que es capaz de cambiar voluntades dentro del Partido Republicano.
En el mapa electoral, los latinos tienen peso en Nuevo México, donde representan el 38,6% del electorado; en Texas, el 26,4 y en California, el 25,6. En Arizona, integran el 19,2% de los votantes; en Florida el 15,9 y en Nevada el 15,1. En Colorado, el 13,7; en Nueva York el 12,5 y en Nueva Jersey el 11,5. En otros diez estados, representan entre el 5 y 10% de la población que puede votar: Rhode Island, Massachusetts, Connecticut, Illinois, Kansas, Wyoming, Utah, Idaho, Oregón y Washington.

Fuerza creadora de negocios y consumo
Tradicionalmente, los hispanos emigraron a Estados Unidos a trabajar. Pero, en los últimos años, debido a la guerra del narcotráfico en México, ha surgido un nuevo tipo de inmigrante fresa (como llaman en el país mexicano a la población acaudalada) en Dallas y Houston (Texas). Sólo el año pasado la inmobiliaria de propiedades de lujo Toll Brothers vendió el 20% de sus viviendas en Houston a inmigrantes mexicanos, que buscan seguridad en este estado estadounidense que hace frontera con su país de origen y desde el que dirigen sus negocios en México. Parece que al menos para este tipo de inmigrantes, los preciados visados se pueden comprar. Son las visas EB-5 otorgadas a todo aquel dispuesto a invertir un millón de dólares (750.000 euros) en EE UU y crear un negocio con al menos diez puestos de trabajo. Si se elige una zona con alto desempleo, sólo se necesita medio millón de dólares. De momento, funciona. Desde febrero de 2010 los hombres de negocios mexicanos se han dejado 45 millones de dólares en Dallas.
Todavía así, la media de los ingresos anuales en los hogares hispanos, 40.000 dólares, según un informe del Pew Hispanic Center, es menor que la del resto de los hogares estadounidenses, con 49.800 dólares. En cambio, a pesar de la recesión, las perspectivas del poder de crecimiento adquisitivo de las familias latinas que tienen ingresos superiores a los 50.000 dólares son superiores a las del resto del país.
El poder de compra de los latinos fue en 2010 de un billón de dólares, mientras que se estima se incremente a 1,5 billones en 2015. Por ello, hay cada día más estudios de mercado para entender las necesidades de los hispanos, que ofrecen una única oportunidad de crecimiento dentro de las fronteras de Estados Unidos. Según datos del Gobierno estadounidense, si los latinos que viven en EE UU formaran en un país, éste estaría entre las primeras 20 economías del mundo.
Los hispanos además son parte de la recuperación económica de Estados Unidos. Dueños del 28% de los negocios nuevos creados en 2011.

Fuerza laboral
La fortaleza de la economía de Estados Unidos está ligada a la de la fuerza laboral latina, que es el segmento que más rápido crece dentro del territorio. Los 22,7 millones de hispanos que trabajan representan un total del 14,8% de los trabajadores del país, según datos del Consejo Nacional de la Raza. En 2050, una de cada tres personas empleadas será hispana.
Según un documento del Departamento de Trabajo, sólo uno de cada seis latinos con edad de 25 años o superior ha terminado una carrera universitaria. Suelen tener más tendencia que los blancos o afroamericanos a ser empleados en el sector privado, donde trabaja más del 80% de los hispanos, sobre todo en pequeños comercios. Uno de cada cuatro empleados en el sector de la construcción es latino. Mientras, el 19,9% de los trabajos de la industria de la salud y asistencia social es ocupado por hispanos. También, se les encuentra en el campo de la educación, donde componen el 9,5% del total de los trabajadores. En cambio, tienen menor representación en los empleos relacionados con la ciencia y las matemáticas. Allí, ocupan el 5,7% de los puestos laborales. Entre los ingenieros y arquitectos, un 6,4% son latinos. Mientras, en las ciencias sociales, son un 5,9%.

Fuerza cultural
El sentir general en Estados Unidos, el cual no siempre coincide con la realidad, es que más tarde o más temprano los hispanos serán parte de la mezcolanza de culturas que conforma EE UU. Todavía así, los latinos se resisten a perder su identidad y mucho menos su idioma, que ha obligado al Gobierno estadounidense a emitir formularios oficiales, páginas web y otros documentos en español. Esto se debe a que no conocen fronteras a la hora de relacionarse en su tiempo de ocio o trabajo, el intercambio de bienes que llevan a cabo, el uso de la tecnología como instrumento de intercambio cultural o la existencia de una generación que combina la cultura hispana y la estadounidense. Un 37% de los adultos que habla inglés aprendió español en el colegio, con el cual saben defenderse. Nueve de cada diez padres latinos enseña español a sus hijos en casa y quiere que también hablen inglés. Mientras, los hispanos adultos defienden más su cultura que otros ciudadanos con orígenes diferentes.
De esta forma, las compañías en Estados Unidos se adaptan e invierten 5.700 millones de dólares en anuncios en los medios de comunicación en español, la mayoría en televisiones. Según las proyecciones, invertirán más dinero a medida que la economía se recupere.
Los hispanos son una parte importante en la tarta de consumo de Estados Unidos. Su juventud, formación y capacidad de consumo les convierte en parte fundamental de la fuerza motora del país. Todavía así, políticos y empresarios necesitan entender qué, dónde y cómo serán los latinos del futuro. De momento, las proyecciones apuntan a que su influencia será cada vez mayor. Por ello, sin duda, la cultura del país tendrá una huella hispana cada vez más latente.

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