26 marzo, 2013

¿Quién paga la crisis? La lección de Chipre es que nadie está a salvo

elEconomista.es / Bloomberg
  • Los bancos con problemas pueden verse mucho más expuestos al pánico
  • Malta, Luxemburgo o Estonia, países en riesgo de una fuga de depósitos
  • El lado positivo: aporta mucha claridad sobre las pérdidas en caso de rescate
euro
Haya patrón o no lo haya, lo que está claro es que el rescate de Chipre ha sentado un precedente en la Eurozona. Hasta ahora, los depositantes y la deuda senior nunca habían tenido que pagar en otros casos de reestructuraciones bancarias como en España, Holanda o Grecia. ¿Por qué la crisis está durando tanto? Porque aún no se había decidido quién pagaba la cuenta.
El mensaje a los inversores, accionistas y depositantes es claro, y puede tener consecuencias, especialmente en los países donde la reestructuración del sistema financiero no haya concluido. Y es que ahora prácticamente todo el mundo podrá ser forzado a asumir pérdidas en el caso de que un banco en problemas tenga que ser rescatado. 

 
El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, lo dejó muy claro, aunque la inoportunidad de sus palabras tiene difícil comparación, incluso teniendo en cuenta los errores pasados cometidos en la Eurozona para solucionar la actual crisis financiera.
Si un banco entra en problemas se le pedira que se recapitalice, y si no puede hacerlo "entonces hablaremos con los accionistas y los bonistas, les pediremos que contribuyan para recapitalizar el banco, y si es necesario para los depositantes no garantizados (los mayores de 100.000 euros)", aseguró ayer el jefe del Eurogrupo en una entrevista que después él mismo tuvo que matizar ante la reacción del mercado y el tirón de orejas de otras instituciones de la Eurozona, como la Comisión o el BCE. Almunia descarta que el rescate de Chipre sirva de modelo para otros países.

Aumentan los riesgos para las entidades en problemas

El riesgo llega ahora, cuando empiecen los problemas en algún banco de Eslovenia, Italia, Grecia o España, por ejemplo. Ha crecido de forma exponencial la posibilidad de ver colas de clientes en los cajeros como pasó en Chipre o el riesgo de que los bonistas de la banca huyan en estampida al primer conato de miedo sobre la viabilidad de una entidad.
"Tenemos ahora un tipo de norma nuevo y todo el mundo en la Eurozona se tiene que sentar y ver lo que implica para sus propias finanzas", advierte en Bloomberg el premio Nobel de Economía Chistopher Pissarides.
Hasta ahora, en la Eurozona nunca se habían tocado ni los depósitos ni la deuda senior en el momento de rescatar entidades y países. Irlanda, por ejemplo, colapsó al pretender garantizar todos los depósitos tras la caída de Lehman Brothers.
En España, la deuda senior y los depósitos se salvaron, si bien ha habido pérdidas en las preferentes, accionistas y bonistas junior en Bankia y otras entidades. En Holanda, el propio Dijsselbloem salvó a depositantes y acreedores senior en la nacionalización del SNS Reaal el pasado mes de febrero e impuso una derrama al resto de bancos para pagar el rescate.

Un precedente que puede dar problemas en otros lugares

"La crisis chipriota ha sentado algunos precedentes que harán que los inversores se preocupen más sobre cómo evolucionarán las futuras crisis en la Eurozona", explicó Steven Englander, estratega jefe de divisas en Citigroup.
Charles Goodhart, profesor emérito de la London School of Economics, asegura que ya quedan pocos tabús, una vez que parece que los contribuyentes no están dispuestos a seguir financiando los rescates de sus vecinos. "Jurarán que Chipre es un caso único, pero también lo era Grecia. Puedes hablar de la inviolabilidad de los depósitos asegurados, pero el problema es que nadie te crea". De momento, se insiste en que los depósitos de menos de 100.000 euros son sagrados.
Otro precedente que se ha sentado es el uso de controles de capital en un país de la Eurozona. El problema puede trasladarse a países como Malta, Luxemburgo o Estonia, cuyos bancos tienen un gran cantidad de depósitos extranjeros, aseguran desde Nomura.
"Temer un destino similar al de los depósitos en Chipre supone un riesgo serio de que los depositantes reduzcan su exposición, poniendo a otros países en riesgo", aseguran desde el banco de inversión japonés.

La parte positiva: más claridad

Sin embargo, otros ven el acuerdo como algo positivo. Jacob Kirkeggard, del Instituto Peterson, cree que el acuerdo de Chipre supone "un paso adelante" ya que detalla el orden de las pérdidas a la hora de realizar un rescate.
"Da mucha claridad a los inversores y depositantes", aseguró a Bloomberg, y citando los paralelismo que hay ahora con la FDIC, el órgano encargado de proteger los ahorros en EEUU. Holger Schmieding, economista jefe de Berenberg Bank, mantiene que la lección es que "los países tendrán que sufrir mucho para estar en la Eurozona. El pegamento que mantiene la Eurozona unida sigue fuerte".
De todas formas, cualquier consecuencia no llegará su máximo hasta que la infección, en caso de producirse, llegue a economías más importantes, particularmente Italia o España. Ahí residirá el verdadero test, defendió Carsten Brzeski, economista senior de ING.
"Alemania ganó la apuesta", explicó Brzeski, que trabajó en la Comisión Europea. "En cualquier caso, esta estrategia no está exenta de riesgo y difícilmente funcionará con países más grandes y con modelos económicos más amplios que el de Chipre".
PUBLICIDAD

No hay comentarios.: