13 marzo, 2013

Tres meses del sexenio de Peña: más de tres mil ejecuciones


Leo Zuckermann
A Peña Nieto hay que reconocerle varios logros al comienzo de su sexenio. Pero en el tema de la violencia nos sigue debiendo. 13/03/2013 02:04
Tres meses del sexenio de Peña: más de tres mil ejecuciones
Para ser más precisos: tres mil 45 ejecuciones durante el primer trimestre del gobierno de Peña, de acuerdo con Lantia, consultora especializada en materia de seguridad. En la primera quincena de febrero hubo 407 ejecuciones; la segunda, 440, para un total de 847 en el mes. Comparados a los mil 32 ejecutados de enero, representan una caída de 18 por ciento. Por un lado, la violencia continúa en el país pero, por el otro, la tendencia es a la baja (en diciembre de 2012, el primer mes del gobierno de Peña, hubo mil 166 ejecuciones según la misma fuente). Estos números no deben sorprendernos. Siempre supimos que la violencia en el país tardaría en resolverse.


El gobierno de Peña Nieto le ha bajado el perfil al tema de la seguridad. Qué bueno. La agenda gubernamental no puede ser monotemática como ocurrió en el sexenio pasado. Ha sido muy positivo que la presente administración posicione otros asuntos de la mayor relevancia nacional como la educación o las telecomunicaciones. Ahora bien, esto no significa que, como el gobierno ya no habla de la inseguridad, el problema se resolvió. Lejos estamos de eso, como lo demuestran las más de tres mil ejecuciones durante el primer trimestre del nuevo gobierno.
El presidente Peña ha anunciado una serie de medidas encaminadas a resolver el problema de la seguridad en México. Prometió que la estrategia estaría dirigida a reducir la violencia en el combate de los delitos que más agravian a la sociedad: extorsión, secuestro y homicidios. Dijo que crearía una nueva policía militarizada, la Gendarmería Nacional, bajo el mando del Comisario de Seguridad Pública, quien también tiene el mando de la Policía Federal. Nombró a Óscar Naranjo, el ex director de la Policía Nacional de Colombia, como asesor de seguridad. Dividió el territorio mexicano en cinco regiones operativas para lograr una mayor coordinación y cooperación con las autoridades locales. Muy bien, pero la verdad es que son puras generalidades. En la práctica no hay nada nuevo.
El gobierno incluso ha fallado en dos aspectos relacionados con la seguridad. En un primer momento toleró la presencia de policías comunitarias e incluso aceptó dialogar con algunos de sus representantes en la Secretaría de Gobernación (Segob). Cuando vieron que este fenómeno se multiplicaba rápidamente por varias regiones del país, dieron marcha atrás y ahora incluso el Ejército ha comenzado a arrestarlas.
El segundo aspecto donde el gobierno parece atorado es en la transferencia de la ex Secretaría de Seguridad Pública (SSP) a la Segob. Al principio se dijo que sería una subsecretaría. Luego cambiaron la idea a una comisión desconcentrada de Gobernación. El problema es que la Policía Federal, que era un organismo desconcentrado de la ex SSP, no puede convertirse en un desconcentrado de una comisión desconcentrada. Se trata de un impedimento legal-burocrático. El hecho es que estamos en marzo y es la hora que la Segob no saca su nuevo Reglamento Interno, por lo que todavía no queda claro cómo van a quedar integradas la ex SSP y la PF dentro de la estructura que dirige Miguel Ángel Osorio Chong.
Un último detalle. La violencia en México sigue concentrada en ciertas regiones que son los puntos rojos en materia de inseguridad. De acuerdo a Lantia, Monterrey sigue siendo el municipio más violento del país con 46 ejecuciones en febrero. En segundo lugar permanece Acapulco con 43 y una preocupante tendencia al alza. En el tercer sito aparece Culiacán con 25. En esta ciudad —al igual que en Chihuahua, Juárez, Torreón, Reynosa, Victoria, Monclova y Navolato— persiste un conflicto entre el Cártel de Sinaloa y Los Zetas. Finalmente, Lantia reporta que “continúan los ataques contra los medios de comunicación y autoridades en Coahuila”.
A Peña Nieto hay que reconocerle varios logros al comienzo de su sexenio (la reforma educativa, la detención de Elba Esther Gordillo, la Asamblea del PRI y la reforma de telecomunicaciones). Tiene mucho que presumir. Qué bueno. Pero en el tema de la violencia nos sigue debiendo

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