01 abril, 2013

Bluf

Ana Paula Ordorica
El líder Kim Jong-Un tiene que blufear para demostrar que es tan fuerte que se da el lujo de declararle la guerra a EU.
Bluf
La declaración de guerra en contra de Estados Unidos y Corea del Sur que hizo el joven dirigente de Corea del Norte, Kim Jong-Un, es un enorme bluf.
La definición de diccionario de este anglicismo que me permito utilizar ahora, bluf, es un falso despliegue de confianza para impresionar, detener o intimidar a otro u otros. Y eso es precisamente lo que está haciendo el comandante supremo norcoreano.


Kim Jong-Un tiene aproximadamente 29 años. Como tantas otras cosas que ocurren en el país, hasta la edad del comandante supremo se desconoce. Llegó al poder apenas en diciembre de 2011, cuando sorpresivamente murió su padre, Kim Jong-Il.
Lo repentino del asunto no le permitió a Jong-Un prepararse ni preparar la transición. Algo que sí ocurrió cuando el primer Kim, Kim Il-sung le traspasó el poder a su hijo, Kim Jong-Il.
Ahora, Jong-Un ha cerrado su círculo de lealtad a su tía, Kim Kyong-hui y su esposo, Jang Song-thaek. Jong-Un y Jang han estado depurando al ejército y le han dado mayor peso y poder al partido (Partido Coreano de los Trabajadores) que al ejército. Evidentemente las tensiones están a flor de piel.
Por ello, Kim Jong-Un tiene que blufear. Primero, ante el propio ejército, para demostrarles que es tan fuerte que se da el lujo de declararle la guerra a EU; de amenazar con bombardear Washington, Los Ángeles, Hawai y Austin (la capital de Texas, el estado natal del tan odiado por los Kim, George W. Bush).
Y también tiene que blufear ante su pueblo. Llegar tan joven al poder podría ser visto como una debilidad del régimen. Jong-Un quiere dejar claro que la dinastía Kim sigue siendo fuerte y robusta. Que la historia que su abuelo y su padre le han contado al pueblo norcoreano continúa. Que el pequeño país en el que habitan es de gran coraje, dispuesto a pelear hasta con la mayor potencia del mundo, Estados Unidos.
Todo esto, aun cuando sus misiles no pueden llegar ni a India. De acuerdo con estudios del Centro de No Proliferación de Armas, el misil norcoreano de mayor alcance es el Musudan y éste no logra llegar a India. Aunque sí llega a Corea del Sur.
¿Así que Estados Unidos no tiene de que preocuparse? Pues sí; sí es de preocuparse la declaración de Kim Jong-Un. Lo es porque lo predecible en esta declaración de guerra es el bluf. Pero el problema en todo esto es que Kim Jong-Un y el régimen norcoreano no son predecibles. Y en ese sentido, aunque hoy los texanos estén riendo de la amenaza norcoreana de enviar un misil a Austin, quizás eso no suceda, pero no se sabe qué sí puede llegar a hacer la desesperación de un joven comandante supremo que está al frente de un régimen emproblemado y desgastad

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