Entre el pacto con
la oposición o la dictadura, el gobierno venezolano parece haber elegido la
segunda opción. Maduro ha endurecido el régimen ante la presión popular y
anuncia la radicalización del movimiento bolivariano.
Para México lo que
ocurre en Venezuela no sólo es importante en términos geopolíticos, sino
también para conocer el perfil real de los enemigos de la democracia.
Aquí hay chavismo,
nucleado tras la figura de López Obrador, y tras él están Morena y un sector
del PRD.
La ex secretaria
general de ese partido, y actual vicecoordinadora del PRD en el Senado,
Dolores Padierna, ha fungido como vocera del chavismo nativo: eso queremos
para México, dijo en Caracas.
A pesar de su
apretado triunfo, Maduro fue declarado Presidente electo al día siguiente de
la elección.
En Venezuela no se
recontó un solo voto, como lo solicitó la oposición, que representa casi el
50 por ciento del electorado.
Aquí, por exigencia
del candidato López Obrador (un tercio de la votación), se abrieron paquetes
impugnados en la elección de 2006 y más del cincuenta por ciento de los votos
de los comicios de 2012 se volvió a contar.
Ellos no permiten el
recuento de sufragios. Su reacción ante la presión política es cerrarse, en
lugar de abrir: un rasgo típico de
los regímenes autoritarios.
En Venezuela,
después de la elección, hubo grandes manifestaciones de la oposición, en
protesta por lo que consideraron una elección fraudulenta.
Y en lugar de tender
puentes, el chavismo optó por
disparar contra manifestantes; mataron a seis, y el gobierno le tiene guardada la orden de
aprehensión al candidato opositor.
Aquí en México López
Obrador pudo hacer los eventos públicos que le vinieron en gana. Tomó Reforma
(donde se ponían grabaciones con discursos de Chávez, por cierto) y ante sus
partidarios en el Zócalo rindió protesta como “presidente legítimo”.
Aquí lo pudo hacer sin tener que lamentar un solo muerto, un
solo garrotazo, porque hay democracia. En Venezuela la tendencia es hacia la dictadura.
La gran
manifestación opositora en Venezuela, prevista para el martes, fue prohibida
por el gobierno.
Aquí nunca se les
prohibió una manifestación, porque hay democracia. Y hay democracia porque no gobiernan ellos.
El presidente del
Congreso venezolano, Diosdado Cabello, le negó la palabra a los diputados de
oposición porque no reconocen a Maduro.
“Como yo soy el
presidente de la Asamblea Nacional, no tendrá derecho de palabra quien no
reconozca a Nicolás Maduro como Presidente, ni a las instituciones”, dijo.
Venezuela se
encamina a la dictadura. Hacia
allá habríamos ido de haber ganado López Obrador en México.
Que no se nos olvide
nunca.
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