Corea del Norte celebra el cumpleaños de Kim Il-sung, sin lanzar un misil, por lo menos hasta el momento. Los dirigentes rechazaron las ofertas de conversaciones propuestas por los EE.UU. y por la República de Corea. También rechazaron las negociaciones sobre Kaesong, que permanece inactivo.
El sábado, la inteligencia de Corea del Sur informó que los misiles desplegados en la costa este no habían sido detectados durante dos días, lo que sugiere que no se han movido, según el informe. No ha habido informes de movimiento de misiles durante el fin de semana.
A pesar de las expectativas de la prensa occidental y los comentaristas, la falta de un lanzamiento refuerza el juicio de que los norcoreanos no son predecibles utilizando las normas de comportamiento occidentales. A veces, programan manifestaciones sensacionalistas de sus logros en torno a las fiestas nacionales, pero otras veces no consideran tales exhibiciones apropiadas.
La cobertura mediática americana de los misiles y de las amenazas de Corea del Norte trivializa un tema muy peligroso. El enemigo que puede ser ridiculizado al parecer es menos que una amenaza, pero el mensaje de tranquilidad contenido en esa sabiduría de los medios de comunicación degrada la vigilancia. Esta confrontación requiere una vigilancia continua y paciente.
En tal atmósfera circense internacional de los medios de comunicación, un liderazgo serio de Corea del Norte podría haber concluido con prudencia que el lanzamiento de un misil no tendría el efecto que los norcoreanos tienen la esperanza de lograr. El que no se ajusten a las expectativas occidentales del momento, aumenta la incertidumbre y también la tensión. Los misiles están todavía desplegados.
Los líderes norcoreanos han dicho claramente que no querían hablar con los EE.UU. y cortaron todas las comunicaciones con Corea del Sur. Así que ha podido resultarles curioso que ambos se hayan ofrecido a hablar. Podrían considerar las oferta como el refuerzo de su narrativa de ganar victorias.
Las declaraciones oficiales de los aliados que implican que los líderes de Corea del Norte están actuando irresponsablemente probablemente no están conduciendo a poner fin a la confrontación. Ellos no están listos y no están dispuestos a hablar y al parecer todavía tampoco están listos para actuar.
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