18 abril, 2013

La culpa es de otros, no del capitalismo

La culpa es de otros, no del capitalismo

Por Guillermo A. Zurga
Mucho se ha escrito sobre lo perverso del capitalismo y lo dañino que es para las economías de los países que lo aplican. Nada es más incierto que esta matriz de opinión, generada y mantenida por décadas por el marxismo leninismo y los partidos políticos de izquierda radical que la propagan perversamente por el mundo. 

En África y Latinoamérica ha calado mucho esta creencia, la cual ha generado una ola de anti imperialismo fanático, principalmente contra los EE.UU., por ser este país el que aplica este sistema económico con mayor intensidad y éxito; y ha disfrutado en mayor grado las bondades del capitalismo, hasta llegar a ser la potencia económica más grande del mundo.
El capitalismo es tan bueno para el crecimiento de las naciones, que hasta China, el gigante comunista de Asia, lo ha acogido con sensacional éxito, a tal punto, que con su crecimiento económico sostenido del PIB de 10% o más, por casi 20 años, amenaza con desplazar a los EE.UU del primer lugar como la mayor potencia económica del orbe mundial. Gracias al capitalismo, China ha ido modernizando sus principales ciudades y mejorando la calidad de vida de su población. Y algo curioso, China se da el lujo de prestarle dinero a los EE.UU. y a muchos otros países, entre los cuales se encuentra Venezuela.
¿Si tal como está demostrado, la culpa no es del capitalismo, entonces porqué la ultra izquierda mundial insiste en aplicar el obsoleto y fracasado sistema económico socialista, satanizando al capitalismo?  Desde mi punto de vista, la respuesta es obvia y muy sencilla.
El socialismo es simplemente estatismo. Un sistema económico que tiende a nacionalizar las empresas privadas existentes con la idea de tenerlas todas bajo el control del gobierno, que en un sistema socialista es lo mismo que el Estado. Es decir, el Estado monopoliza la producción nacional de bienes y servicios, la propiedad privada desaparece o se reduce a su mínima expresión, de manera tal que su influencia económica a nivel de país es mínima. Cuba es un ejemplo cercano a un país socialista que aplica este concepto. En un país socialista, controlando la economía se controla el poder político, y es así como ese país termina convirtiéndose en un país con un gobierno o estado totalitario o dictadura.
El argumento para propiciar esta situación empieza con la promesa de reducir o eliminar  las brechas o diferencias sociales entre pobres y ricos, acabar con la pobreza y hacer justicia social. Ese es el gancho en cual caemos tontamente los ciudadanos de los países africanos y latinoamericanos con relativa facilidad.
¿Cuál es la explicación a esto? Sencillamente, somos los ciudadanos del mundo, más ignorantes, fácilmente sugestionables y manipulables, para que las clases políticas marxistas leninistas, que insisten en acabar con el imperialismo y el capitalismo, como una especie de dogma o propósito universal, aduciendo que con ello habrá mayor justicia y paz en el universo; nos persuadan y adoctrinen.
Si observamos el éxito económico que están teniendo países latinoamericanos como Brasil, Chile, Colombia, México, Panamá y Perú, utilizando como sistema económico el capitalismo, podemos apreciar, que éste no es tan perverso como lo señalan los camaradas comunistas.
Por el contrario, gobiernos que defienden al socialismo y atacan rabiosamente al capitalismo, como: Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, que insisten en nacionalizar empresas privadas exitosas, ven sus economías decaer aceleradamente, puesto que están imposibilitados de generar el nivel de riquezas suficientes que se requieren para los programas y proyectos de ayuda social, que prometen al pueblo pobre. Finalmente, terminan siendo más injustos y perversos que los países con economías capitalistas.
El caso de la Venezuela actual es patético, puesto que a pesar de su petróleo,  su economía actual es un caos, que  debería servir de ejemplo a las demás nacionales latinoamericanas, para acabar de una vez por todas con esta tendencia autodenominada por estos países como progresista, que en mi opinión, por el contrario es una tendencia retrograda que termina fracasando, tal como ha sucedido en la URSS y otros países de ideología comunista.
Las excusas que recibo a diario por defender al sistema de libre mercado, o capitalismo, son tan ridículas que vale la vela ofrecer algunas de ellas al amigo lector: Cito Sic.
Primera: “Sepa bien que la riqueza que genera el capitalismo es para una minoría que explota a la mayoría y la empobrece, porque todo lo convierte en mercancía”.
Segunda: “Amigo, leí su artículo, y me di cuenta que solo piensa en el dinero. El socialismo salvará al mundo, el capitalismo lo destruyó. Hambre, miseria y pobreza. Destrucción de la naturaleza, ese es el balance” Fin de la cita.
Es bueno recordarles a estas personas, o a quienes piensan similar a ellos, que los gobiernos son los responsables principales de canalizar los ingresos económicos del país hacia los ciudadanos.  No es culpa del capitalismo que los gobiernos no desarrollen los programas de ayuda social suficientes que requiere el pueblo, ni que descuiden los servicios básicos tales como: educación, salud, alimentación, diversión y cultura. Tampoco es culpa del capitalismo que los gobiernos no mantenga la disciplina fiscal necesaria para que el sistema económico se mantenga equilibrado, útil y vigente.  Finalmente, no es culpa del capitalismo que la crema de los gobiernos se robe los ingresos o los dediquen a otros destinos menos prioritarios.
Es capitalismo tampoco es culpable de que las instituciones del gobierno estén dirigidas por personas mediocres, sin la preparación suficiente como para legislar, controlar y regular el sistema macro económico del país, que permita la ejecución correcta del sistema económico y su interacción entre éste, la sociedad y el gobierno, sea la adecuada. Tampoco es culpable de no administrar bien el sistema fiscal para la cobranza correcta de impuestos sobre la renta.
A muchos críticos y detractores del capitalismo se les olvida o se resisten a aceptar, que el capitalismo es pionero en el desarrollo y el progreso mundial.  Sin capitalismo no existirían inversiones riesgosas para descubrir materias primas. Tampoco hubiese inversiones riesgosas de investigaciones en: energía, salud, construcción de viviendas, educación,  alimentación,  entretenimiento, comunicaciones, viajes espaciales, etc.
Mientras existan gobiernos mediocres, existirá capitalismo mediocre. Es tan importante un gobierno eficiente, justo, equilibrado y progresista que entienda bien las reglas de juego y las aplique correctamente para el beneficio de toda la nación.  ¿Usted qué cree amigo lector?  

1 comentario:

Unknown dijo...

interessante.