REFLEXIONES LIBERTARIAS
Las medias tintas de
América Latina
Ricardo Valenzuela
Ante una avanzado
mundial del estatismo encabezada por Barak Obama en los EU, vale la pena
revisar la obra que retratara América Latina hace unos años. La historia de una
seria transformación política y económica al sur de los EU, fue narrada en el libro;
La Revolución Capitalista en América Latina, escrito por el economista Paul
Craig Roberts y Karen Araujo. El Dr. Roberts es un elocuente defensor de las
libertades económicas e individuales.
La tragedia de
América Latina, explican, es que durante los últimos 500 años los países en
esta parte del mundo han vivido solo bajo el mercantilismo, planeación
central, autoritarismo, y la influencia
de una medieval iglesia católica que se ha manifestado con movimientos como el
de la teología de la liberación. Durante los siglos de dominación española, las
autoridades de Madrid impusieron estrictos controles en la vida económica de
sus colonias. Cada fase de la producción, distribución, consumo e intercambio,
ha estado monopolizada y regulada por el Estado o a través de privilegios
políticos depositados en los diferentes individuos o grupos. Por lo mismo, la
carga fiscal era opresiva e insoportable, el saqueo incontrolable.
Las recompensas del
control político sobre las diferentes actividades económicas de la sociedad fueron
tan grandes, que era muy popular el tener subastas publicas para comprar esa
posiciones regulatorias e impositivas de la corona de España (como en años
recientes los policías de la ciudad de México también compraban sus cuadras,
los boleros sus esquinas etc.). Corrupción, mordidas, y robo eran los medios más
rápidos y lucrativos de adquirir riqueza. Las únicas avenidas para enriquecerse
eran la Iglesia Católica, el mercado negro, o el servicio publico.
El espíritu
individualista, la libre empresa y la competencia abierta, eran totalmente
desconocidos. Aun cuando hubo algunos intentos para limitar el poder del estado
sobre las actividades económicas en el Siglo XIX y la primera década del Siglo
XX—con el más notable éxito cuando menos temporal en Argentina—el Siglo XX se distinguió
por el reforzamiento de la herencia política y económica colectivista. América
Latina ha sido dominada por socialismo, estatismo, mercantilismo, fascismo, corrupción,
intervencionismo, y sobre todo “el Estado benefactor.”
Usando a México
como ejemplo, los autores explican las diferentes formas en que los países de
América Latina funcionan en lo que ellos llaman “sociedades cerradas.” Una
sociedad cerrada es aquella en la cual los mercados están cerrados, regulados,
o monopolizados por el Estado, sin dejar así lugar para la actividad
empresarial del individuo, creatividad, capacidad para tomar riesgos,
innovación mercantil etc.. La sobrevivencia en las sociedades cerradas, o
economías cerradas, requiere conexiones, mordidas, pagos regulatorios,
licencias; permisos, “honorarios” para poder accesar a los mercados. El costo
de operar en este tipo de economías cerradas es mucho mas alto que en los
mercados libres, deteniendo así la innovación, el desarrollo de productos,
incrementando de esa forma el precio de bienes y servicios, haciéndolos
realmente escasos y sumamente caros para el consumidor común, bloqueando y
saboteando la prosperidad de una sociedad.
Cada sector de la
economía mexicana ha sido concesionado como un privilegio a un determinado
“cartel empresarial,” a un sindicato monopolico corrupto y controlado, o a la
burocracia del Estado—algunas veces a una combinación de los tres. Grandes
cantidades de dinero son “ordeñadas” en cada fase de los diferentes procesos
productivos en todos los campos de control de esos carteles como “ganancias
políticas.” Políticos de alto nivel, de nivel medio, líderes sindicales y
hombres de negocios privilegiados (empresarios estatistas), viven nadando en su
riqueza mientras que el resto de la población vive en la miseria. El status
social no se basa en el mérito, el trabajo, productividad, el éxito compitiendo
justamente, sino en el número de conexiones familiares o personales con
aquellos en las altas esferas del control político y el poder (la familia
revolucionaria).
Los autores
describen brillantemente la ideología de la planeación central,
intervencionismo, ingeniería social en la que racionalmente se basaron los
esquemas de los gobiernos para controlar el desarrollo de sus países.
Especialmente bajo la influencia del socialista sueco, Gunnar Myrdal, quien por
muchos años fue la cabeza de la conferencia sobre intercambio y desarrollo de
las Naciones Unidas, economistas en los EU y Europa cocinaron una tras otra
falacia económica para justificar por qué no se debía confiar en los mercados.
En su lugar, de acuerdo con esos “expertos,” solamente la planeación central y
los funcionarios gubernamentales podrían sacar al continente Latinoamericano de
su pobreza.
En nuestra región
establecieron su base mas importante en la persona de Raúl Pelbrich a la cabeza
de la OEA, economista de extracción marxista que por muchos años promovió con
éxito sus teorías en toda América Latina y produjo retoños como el fatal Alan García
en su primera versión, y en México el orgullo revolucionario, Luis Echeverría
(héroe del Valle del Yaqui), y en prospecto tenemos a El Peje que promete
“mejorar” las hazañas de su ídolo Hugo Chávez.
El Dr. Roberts
afirma que a pesar de los grandes cambios que se han implementado en Chile, Perú, Colombia y México en años
recientes, de ninguna manera estos países se han convertido en bastión del
capitalismo laissez-faire. Por el contrario. El claramente enumera una serie de
radicales cambios que todavía se tienen que implementar si nuestros países
quieren realmente ser sociedades libres algún día.
Los autores afirman
también que, constitucionalmente, cultural e ideológicamente, las premisas del
estado benefactor intervencionista están todavía profundamente arraigadas en
toda América Latina. La prueba mas clara de esta afirmación, es la lucha de las
facciones de izquierda en México para revertir todas las reformas que se han
implementado en los últimos, lo cual ha ya iniciado nerviosismo en los mercados
internacionales en el sentido de que el congreso controlado por hordas de Mao
Maos, ha bloqueado las reformas pro mercado que se pretende seguir
implementando.
Finalmente el Dr.
Roberts cierra el capitulo de su libre relativo a México con un popular chiste
en los círculos políticos de los EU. Al asumir la presidencia Don Miguel de la
Madrid, encuentra en las arcas de la nación solo $70,000 pesos, molesto le
llama a José López Portillo, de inmediato le reclama que encontró ese dinero,
le pregunta: que sucedió? López Portillo le responde: “Creo que se nos
olvidaron, pero al rato mando por ellos”. Yo le agregaría la famosa frase del
Gral. Obregón: “No hay revolucionario que aguante un cañonazo de $50,000 pesos”,
¿tal vez dólares?……
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