05 abril, 2013

México: ¿Reforma educativa o tomadura de pelo? – por Godofredo Rivera

El capital humano es especialmente importante para el crecimiento económico porque transmite externalidades positivas, es decir, la educación –en particular la básica- de las personas genera beneficios positivos hacia otras personas de la sociedad. Por ejemplo, una persona que posea estudios puede aportar nuevas ideas sobre la mejor forma de producir bienes y servicios. Esta aportación beneficia a la sociedad en su conjunto, pues se traduce tanto en mejor remuneración (resultado de ser más productivo por poseer educación de calidad) como en bienes de consumo más baratos para la gente.


Por desgracia en México el sistema educativo no genera estas externalidades positivas, sino por el contrario, genera externalidades negativas, es decir, lejos de beneficiarse la sociedad con la aportación de conocimientos de los educandos, por el contrario, el sistema educativo mexicano lo que en realidad engendra son analfabetas funcionales.
Una persona analfabeta no sabe leer ni escribir. Un analfabeto funcional, en cambio, lo puede hacer hasta un cierto punto (leer y escribir textos en su lenguaje nativo), con un grado variable de corrección y estilo. Un adulto que sea analfabeto funcional no sabrá resolver de una manera adecuada tareas necesarias en la vida cotidiana como por ejemplo, calcular la superficie de un terreno o casa, conocer cómo se mide el cobro de un recibo de luz o de agua, calcular un porcentaje simple, entender un comprobante bancario, rellenar una solicitud para un puesto de trabajo, entender un contrato, seguir unas instrucciones escritas, leer un artículo en un periódico, interpretar las señales de tránsito, consultar un diccionario o entender un folleto con los horarios de un autobús y/o avión.
El analfabetismo funcional también limita seriamente la interacción de la persona con las tecnologías de la información y la comunicación, puesto que tiene dificultades para usar un ordenador personal, trabajar con un procesador de texto o con una hoja de cálculo y utilizar un navegador web o un teléfono móvil de manera eficiente.
Y por si fuera poco, la mayoría de los educando analfabetas funcionales mexicanos no dominan el idioma inglés (con mucho trabajo apenas pueden con la lengua materna). Y ojo, no pocos analfabetas funcionales poseen incluso algún título universitario. ¿Cuántos políticos mexicanos son analfabetas funcionales? Mucho me temo que no pocos, al final de cuenta fueron formados en su enorme mayoría por el deficiente sistema educativo mexicano.
¿Por qué tanto “rollo” a los lectores? Porque desde que inicio la actual administración nos anunciaron con bombo y platillo que ahora sí el Estado entraría a manejar completamente la educación, que ahora sí el sindicato debería avenirse a los ordenamientos de SEP y no intervenir en las reglas básicas educativas (se anunciaron cambios “profundos” en la ley). Vaya, hasta a la cárcel fue a dar una lideresa sindical vitalicia.
De entrada la tragedia educativa radica en que sea el mismísimo Estado el que maneje la educación. Está demostrado, el Estado mexicano como educador  ha sido y es un completo fracaso, si acaso lo único que ha logrado formar son analfabetas funcionales.  Y la educación privada no está mucho mejor pues también es el Estado el que dicta los planes y programas de estudio, que perfil  deben tener los profesores (se mantiene el nefasto monopolio marxista de las Normales Superiores), que se vende y que no en las escuelas, vaya, hasta los días de vacaciones y asueto les son impuestas a las escuelas desde los escritorios de las burocracias educativas.
No obstante lo anterior, se anunciaron algunos puntos que parecían positivos (a pesar de dejar intacto al monopolio educativo gubernamental), como evaluar a directivos, mayor participación de los padres de familia en las decisiones de las escuelas, la obligación para concursar por alguna plaza magisterial y el sometimiento a evaluaciones continuas por parte de los profesores (el mejor evaluador es el mercado, pero  eso están muy lejos de entenderlo nuestros políticos y burócratas educativos que les acompañan).
Como bien apunta un colega jurista, lo de menos son las leyes federales per se, el diablo se encuentra en los detalles, en las llamadas leyes secundarias que emanan de dichas leyes federales y que se traducen en distintas normas y reglamentos a cumplir. ¿Y por qué mencionamos esto? Porque ya están las mafias magisteriales de estados como Oaxaca, Michoacán y Guerrero cerrando carreteras, tomando calles y avenidas, haciendo paro tras paro en las escuelas (pobres estudiantes, de por sí si bien le va serán analfabetas funcionales), chantajeando a los gobernadores y logrando que los cambios a las leyes secundarias sean mínimos, que no toquen sus intereses ni con el pétalo de una rosa. Para el colmo y el  ridículo (creo que esto sólo pasa en este país) en algunos de los estados que se mencionan arriba, serán los mismos profesores los que se autoevaluarán, increíble, pero nuevamente los gobiernos estatales se muestran cobardes ante toda esta runfla de mafiosos magisteriales y ceden chantaje tras chantaje. Ya pronto veremos a otros estados copiar el método de las mafias marxistas del magisterio. Oaxaca, Michoacán y Guerrero son sólo el laboratorio de lo que vendrá: la reforma educativa una verdadera tomada de pelo por parte de la actual administración.
Ahí están y se seguirán reproduciendo los analfabetas funcionales acompañados de sus “maestros”. Finalmente a los gobiernos lo que menos les interesa es tener a una población culta y educada y lamentablemente la presente administración parece no ser la excepción.

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