15 abril, 2013

Perdí mi empleo a través de The New York Times

Perdí mi empleo a través de The New York Times


Por Mary Anastasia O'Grady
The Wall Street Journal Americas
Los halagadores artículos sobre Fidel Castro que el periodista de The New York Times Herb Matthews escribió desde la Sierra Maestra cubana son a menudo citados para explicar por qué, a fines de los años 50, Estados Unidos subestimó de tal manera al megalómano de educación jesuita que conduciría a su país a la ruina. Más de medio siglo después, una caricatura en un ejemplar de 1960 de la revista de corte conservador National Review mostraba a un Fidel Castro sonriente sobre una leyenda que decía "Conseguí trabajo a través de The New York Times". La frase aún tiene eco entre los exiliados. 

Ahora, el editor y escritor cubano Roberto Zurbano tiene el problema contrario: perdió su trabajo a través de The New York Times. Para ser más preciso, Zurbano aparentemente fue despedido de su empleo en La Habana porque el 24 de marzo escribió un ensayo para la sección editorial de The New York Times que contradecía dos de las doctrinas más sagradas de la dictadura.
La propaganda cubana sostiene que la revolución mejoró la situación de población negra de la isla y puso fin a la opresión. También mantiene que el país está realizando reformas que crean oportunidades para todos. Ni lo uno, ni lo otro, según Zurbano. "El cambio", escribió, "es la última noticia que sale de Cuba, aunque para afrocubanos como yo, esto es más un sueño que una realidad".
El autor les recordó a los lectores del Times que la "exclusión racial" tiene profundas raíces en la isla, añadiendo que "medio siglo de revolución desde 1959 no ha podido superarla".
El tema, aseguró Zurbano, es tabú. "El racismo en Cuba ha sido ocultado y reforzado en parte porque no se habla de eso. El gobierno no ha permitido que el prejuicio racial sea debatido política o culturalmente. En lugar de esto, a menudo ha pretendido que no existe. Antes de 1990, los cubanos negros sufrieron una parálisis de movilidad económica mientras, paradójicamente, el gobierno decretaba el fin del racismo en discursos y publicaciones. Cuestionar el alcance del progreso racial era equivalente a un acto contrarrevolucionario. Esto hizo imposible señalar lo obvio: el racismo está vivo y coleando".
Las cosas son aún peores ahora, escribió Zurbano. "En el siglo XXI, ha quedado en evidencia que la población negra está insuficientemente representada en universidades y en las esferas de los poderes políticos y económicos, y sobrerrepresentada en la economía informal, en la esfera criminal y en los barrios marginales".
Zurbano ha indicado que sus problemas con el régimen castrista fueron provocados por un titular engañoso usado por The New York Times que él no aprobó. Pero el texto habla por sí solo. Para una revolución que ha justificado moralmente su comportamiento criminal con el argumento, en parte, de que ha creado una sociedad justa para los afrocubanos, el hablar de eso en la prensa internacional es una humillación que no podía quedar sin respuesta.

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