21 abril, 2013

Que el presidente Obama desoiga a Reagan

Que el presidente Obama desoiga a Reagan

Por Alejandro A. Tagliavini
Es llamativo cómo, con tanto potencial nuclear, EEUU no puede terminar con una banda de zarrapastrosos talibanes. Buscarán cualquier excusa, los amigos del armamentismo insistirán en cualquier argumento inverosímil, desconociendo que la realidad de la vida dice que son mucho más fuertes las fuerzas morales que las armas nucleares que no pueden terminar, ni siquiera, con una banda de terroristas cuasi analfabetos.  
 
Pero hablando de guerras, en lo que va de 2013, en Venezuela se produjeron más de 3.400 homicidios, superando a muchos conflictos militares. ¿Cuál es la chispa para semejante incendio? Analizando los países por índices de "libertad económica" se observa que, en general, los más libres (según la Heritage Foundation, 1 Hong Kong, 2 Singapur, 3 Australia...) son los que menos homicidios tienen, mientras que los menos libres (174 Venezuela) son los que más asesinatos tienen que soportar (Hong Kong 0.2 cada cien mil habitantes por año, Singapur 0.3, Australia 1 y Venezuela 45.1).
Es lógico porque, la falta de libertad significa que el Estado, haciendo uso del monopolio de la violencia que se arroga, impone regulaciones sobre el mercado, la sociedad, que impulsan más violencia. Por aquel principio metafísico, según el cual, toda acción produce una reacción igual. Aunque el hombre, haciendo uso de su razón (por eso se distingue) puede advertir que ciertas reacciones no son buenas y evitarlas. De aquí que la violencia estatal no siempre es respondida del mismo modo, aunque siempre destruye.
Leyes coactivas como las del salario mínimo (y otras), impiden que trabajen los que menos ganarían provocando desocupación, mientras que los impuestos coactivos, que se derivan hacia abajo como aumento de precios o baja de salarios, provocan miseria. Y cuando la miseria es grande, grande es la tentación a buscar dinero en el delito. Como en Venezuela. Así, la solución no es aumentar las fuerzas de represión lo que, al contrario, aumentaría el gasto y, por tanto, los impuestos y la miseria. La solución pasa porque el gobierno derive menos violencia sobre el mercado en forma de regulaciones coactivas.
Pero en los países "libres" también se cuece violencia. El representante Doug Lamborn (R-CO), copresidente del Grupo de Defensa Antimisiles, se inspira en Reagan que argumentaba que un escudo defensivo como el IDE (una combinación de sistemas con base tanto en tierra como en el espacio) ciertamente libraría al mundo de los misiles nucleares. Obama ha incrementado la defensa antimisiles a la vez que recortaba el programa Standard Missile-3.
Para los cazadores de brujas como Jordan Harms, "Incluso después de la caída de la URSS, los enemigos de EEUU siguen actuando... como tan bien expresó Reagan, ‘Mantenemos la paz mediante nuestra fortaleza; la debilidad sólo invita a la agresión'". Esta es una cruda manifestación de primitivismo racionalista y materialismo que no cree que las fuerzas morales son, realmente, mucho más poderosas que las armas.
Estos nostálgicos de la violencia no entienden que, al igual que en el mercado interno, en el plano internacional la solución es la misma: desregular el mercado internacional empezando por borrar fronteras y aduanas que impiden la libre inmigración y la entremezcla entre pueblos. Y que, por el contrario, el gasto militar que se solventa con impuestos, solo trae miseria.

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