Electocracia. Democracia. Kakistocracia. Cleptocracia.
Por Gabriel Boragina ©
Como ya hubiéramos comentado en numerosísimas
oportunidades, la palabra democracia ha tenido tantas definiciones y ha
sufrido tantas tergiversaciones, que su significado ha quedado en tal magnitud
confuso que permite prácticamente a cualquiera usarla para casi cualquier uso y
con disímiles objetivos, sean lícitos o ilícitos.
Regímenes
totalitarios se han valido del término, como la tristemente recordada
"República Democrática Alemana", que estuvo bajo la órbita y
dominación del poder soviético desde 1945 hasta 1989, y que como se ha
señalado, jamás tuvo nada ni de república ni de democracia sino sólo de
alemana. Otro tanto ha sucedido con la palabra "república", que
muchos autores utilizan como sinónima de "democracia".
En América
latina, desde comienzos del siglo XXI se ha venido observando que corrientes
populistas como las de Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador, Morales en
Bolivia y los Kirchner en la Argentina apelan continuamente al término, para
justificar sus regímenes que -en sustancia- no son más que dictaduras que se
justifican a sí mismas por haber surgido de supuestos procesos
"electorales".
Creemos que
es hora de demarcar los significados de sistemas tan opuestos como son la
democracia (entendida esta como "Gobierno del pueblo, por el pueblo y para
el pueblo", según la célebre fórmula de Abraham Lincoln) y la de los
regímenes de los sátrapas mencionados antes, que nosotros vamos a rotular de electocracias
con el alcance que definiremos seguidamente y con la intención de ir depurando
-en la medida de nuestras posibilidades- la palabra democracia.
Es
importante que comencemos contrastando las principales diferencias que
observamos entre la electocracia y la democracia, señalando que
-como primer punto- si en la democracia el que gobierna es el pueblo, en la
electocracia el que gobierna es el candidato electo. Alguien podría decir que
no advierte ninguna discrepancia en este aspecto, pero esta existe toda vez que
en la democracia representativa lo que el pueblo delega no es el poder,
sino simplemente otorga un mandato a los elegidos para que estos ejerzan parte
de ese poder popular con fines predeterminados y limitados por el marco
constitucional.
En la
electocracia, la cuestión es bien disímil, en la medida que en este sistema los
elegidos entienden y asumen que la elección no les delega el poder sino
que se lo transfiere en forma amplia y en su totalidad, para que los
electócratas lo ejerzan a su gusto y placer. Por supuesto, lo harán en nombre
de la "democracia", solamente como una excusa, para justificar sus
planes totalitarios.
Normalmente,
se le ha dado a lo que denominamos electocracia el significado de democracia
ilimitada o popular, entendiéndose por tal la del gobierno
irrestricto de las mayorías, sin controles de ninguna especie. El contraste con
la electocracia de la que aquí hablamos, es que en esta, las que gobiernan no
son positivamente las mayorías, sino las minorías electas, que asumen todo el
poder que piensan les ha sido transferido mediante el simple mecanismo
electoral.
El engaño
consiste en creer que se vive en "democracia" cuando, en realidad, el
sistema en el que se halla es una electocracia. Y la fuente de ese engaño
proviene de los distintos y difusos significados que se le han venido dando y
se le siguen dando a la palabra "democracia" y que aquí estamos
tratando de depurar de alguna manera.
Ahora bien,
la electocracia se refiere, simplemente, al procedimiento por el cual se elige
a quienes gobernarán, y en el que los que gobernarán si bien formalmente
lo harán en nombre del pueblo y en su representación, en realidad mandarán en
nombre propio de los gobernantes y sobre y contra los gobernados. Al
entender -tanto votantes como votados- que lo que se hace en el acto electoral
es transferir el poder y no solamente delegarlo (como si sucede
en la democracia representativa) esto implica -por definición- la ausencia de
límites de los trasferidos para ejercer un poder del cual los transferentes se
han despojado mediante el acto eleccionario. Lo que habitualmente se suele
denominar como "darle un cheque en blanco" al gobierno.
El
procedimiento electocrático, como se viene advirtiendo, da lugar a todo tipo de
arbitrariedades, y faculta ampliamente a los electócratas a cometer cuanta
tropelía y trapisonda se halle a su arbitrio, generalmente con el propósito de
enriquecerse personalmente. Es por esta razón que, la electocracia -a su turno-
da lugar a otros subtipos que se refieren ya no a la forma, sino al modo
en que los electócratas gobiernan.
"A
partir de 1944 se comenzó a utilizar un nuevo término, con el cual se califica
estas formas de gobierno atendiendo a las personas que los ejercen, de este
modo aparece el vocablo kakistocracia.
En el
“Dictionary of Sociology”, primera edición en inglés año 1944, registrada en
New York, N.Y., U.S.A. por Philosophical Library, Inc., se incorpora la
definición del término “Kakistocracia” por Frederick M. Lumley, que reza así:
“Gobierno
de los peores; estado de degeneración de las relaciones humanas en que la
organización gubernativa está controlada y dirigida por gobernantes que ofrecen
toda la gama, desde ignorantes y matones electoreros hasta bandas y camarillas
sagaces, pero sin escrúpulos”.
Posteriormente,
Michelangelo Bovero (profesor de la cátedra de Filosofía Política de la
Universidad de Turín) amplió la definición de Lumley. Según Bovero, la kakistocracia
es: "La combinación de la tiranía, la oligarquía y la demagogia: el pésimo
gobierno, la república de los peores".
"En
tanto la kakistocracia alude a la condición de quienes gobiernan, la
ciencia política tuvo que acuñar otros términos para referirse al modo en que
se gobierna. En lo que en este momento nos interesa, prestaremos atención a la cleptocracia,
la que se define habitualmente de esta manera:
"CLEPTOCRACIA
Explotación
sistemática de las oportunidades de enriquecimiento personal ejercida por el
gobierno, que sólo tiene por límites el amiguismo y el gangsterismo. Un
transgresor de la norma no escrita de corrupción es el funcionario honesto.
Literalmente, es el gobierno en manos de ladrones."[1]
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