Nicolas Maduro
Nicolás Maduro, el presidente proclamado por el CNE, cada vez parece más desatinado en sus impulsos verbales, su incontinencia amenazante y su desnuda inmadurez para llevar las riendas de un cargo que por su propia confesión le ha quedado grande.
Muchos pensamos que el que fuera canciller por más de seis años y que en los últimos dos no se despegara de su mentor militar había aprendido a conducir no ya los buses en los que trabajó como chofer ( no como obrero) y en los que hizo su campaña electoral de dos semanas, sino la conducción de la República Bolivariana que luce cada día más al garete en un remolino de apariciones públicas, cadenas mediáticas y actos de quinto grado de importancia ante las calamidades que afectan a todos los venezolanos, no solo a la mayoría que ya es oposición.

Sin embargo, Maduro, impulsado por los radicales del Frente Francisco de Miranda que siguen ciegamente las órdenes de Cuba encabezados por Elías Jaua (el canciller dedicado 98% de su tiempo a sacar del estado Miranda al gobernador que lo derrotó en la contienda decembrina) y secundado por el vicepresidente-yerno del caudillo- y ministro por buen tiempo del área tecnológica (donde una multimillonaria suma de impuestos a las empresas del sector está depositada en bancos ganando intereses) y que fue acusado en el audio revelado del “narcoprófago “ como sapo, cae fácilmente en provocaciones y repite, al calco, lo que fue el esquema de Chávez en cuanto a chantajes de todo tipo a los que recelosos dudaban de la sinceridad del venezolano.
Fue así que vimos en 14 años como se chantajeaba a los miembros del Caricom para que apoyaran el ingreso de Venezuela al Consejo de Seguridad de la ONU so pena de quitarles el petróleo que bajo la figura de crédito a varios años se les regala con la esperanza de que algún día paguen. Recordemos solo el chantaje -al revés- que se le hizo a Guyana dejando de lado la reclamación territorial para que ayudara a reunir ese apoyo caribeño. Fue en La Habana donde el fallecido se comprometió con su colega guyanés Bharrat Jagdeo.
O los chantajes a España respecto a las inversiones en Venezuela, o a Uribe cuando lo amenazó con guerra económica y tanques en la frontera tras el bombardeo del campamento de las FARC en Ecuador.
En 14 años el guión se repitió por doquier. Francia, Inglaterra, Holanda, Curacao, México, Panamá, Honduras, Perú lo saben. Temas diferentes en cada uno. Hasta Estados Unidos donde repartió petróleo gratis en un negocio -que tiene contra la pared de la corrupción al socio Kennedy- solo para chantajear al gobierno de Bush II con la amenaza nunca cumplida de mandarle más petróleo. No se atrevió pero públicamente se ufanaba de lo que no hacía. Hoy es menos posible ante la independencia del país “imperial” del suministro extranjero.
En fin, lo que hace dos días vimos en reacciones descabelladas del jefe de la asamblea, destempladas de Jaua, risibles de varios diputados (como la del amoroso rojo que se atrevió a quedar en ridículo en NTN24 señalando que Capriles había ido a buscar de Santos el dinero que la Polar ya no le podía brindar tras haberlos amenazado Maduro en su reunión bilateral) y fuera de contexto como las de los cagatintas pesuvistas.
Hago toda esta gráfica descriptiva para llegar al penúltimo chantaje al gobierno colombiano que por la improvisación diplomática deja peor parados a los lengua flojas del alto poder.
En Colombia hay un embajador venezolano, quien fuera presidente del TSJ el magistrado Iván Rincón. Ni lo menciona Maduro y Jaua lo ignora.
La amenaza de salirse de las reuniones en La Habana donde se negocia la paz entre el gobierno de Santos y las FARC bajo el auspicio cubano es solamente un “bluff”.
Por eso sería el recule donde el enemigo a destruir no es ahora Santos ni Colombia sino la “acuseta” oposición antipatria.
Chávez, con su poder económico, de negocios, de admiración y permisividad con la guerrilla que lo llevó hasta aquella paranoia cuando se destruyó el campamento de Raúl Reyes, con él incluido, tuvo influencia para ayudar a los Castro y a Santos a sentar a los narcoterroristas en la mesa de las negociaciones en Cuba.
Recordemos la reunión del 7 de marzo de 2012 en la sede del Cimeq con Juan Manuel Santos y Raúl Castro preparando el camino para la mesa de negociaciones Colombia-Farc. Un Chávez, en medio de sus operaciones, que encantado de contrariar a quien después de amigo fue uno de sus mas enconados enemigos, el ex presidente Álvaro Uribe, quería meter la mano por sus admirados amigos de siempre, los guerrilleros colombianos -esta vez los de las FARC- para que negociando con Santos llegaran a la constitución de un partido político luego de “dejar” las armas y con “la paciencia que yo tuve” llegar a gobernar el vecino país. Muchas veces, en los últimos años, aquellas reuniones de madrugada (copiadas del horario de su mentor Fidel) con Iván Márquez, Rodrigo Granda, Timochenko o Alfonzo Cano en Barinas, Miraflores o La Orchila escucharon los narcoguerrilleros los consejos de quien reaccionó ante el bombardeo del campamento de Raúl Reyes en Ecuador llamándolo “un golpe artero a la paz colombiana”. Ya de su desencuentro con Uribe y con su ministro de defensa, el hoy jefe de Estado Juan Manuel Santos quien articuló el decisivo combate contra Reyes, hay demasiadas historias.
Pues bien, cuando ya se logró el acuerdo de sentarse a la mesa negociadora bien es cierto que la influencia de Chávez comenzó a diluirse pues el objetivo colombiano -moviendo los Castro sus hilos mejor conectados a los irregulares- se había alcanzado.
Chávez designa como su representante en la mesa al ex embajador de carrera, con mas de cuarenta años de servicios en las “repúblicas” de Venezuela, Roy Chaderton quien tenía muy buena relación con los guerrilleros pues participo en la fallida negociación en la zona de despeje siendo embajador en Bogotá; llevó a un apartamento en San Bernardino en Caracas a los mas altos jefes de la guerrilla para que comenzaran sus diálogos con el nuevo presidente venezolano; fue invitado por el presidente Andrés Pastrana al Cajuán y fue el interlocutor válido de Marulanda y los jefes por varios años.
Por ello, cuando el nuevo mandatario Nicolás Maduro chantajea a Colombia con retirarse de la mesa negociadora de La Habana es a Chaderton a quien llama a consultas. Quizás la experiencia, el cinismo, la diplomacia profesional o el entusiasmo en representar la voluntad del caudillo fueron claves en suavizar la posición del incontinente verbal alojado en Miraflores.
Lo grave es que le hicieron ver a los jefes rojos que mejor era que se quedaran en la mesa pues si se iban poco importaría en las discusiones que Venezuela estuviera allí sentada. Las bases de acuerdos se han ido logrando por etapas. Si se retiraba Chaderton nada se descarrilaría de las conversaciones.
Llama la atención que siendo el ex presidente del TSJ, Iván Rincón, el embajador en Bogotá nunca se lo hubiera llamado a consultas. Son muchas las veces que lo ha dejado de lado Maduro, siendo canciller, para conversar con la ministra María Ángela Holguín de forma directa.
Rincón ha venido ejerciendo su labor en Bogotá de forma callada pero muy seria siempre pendiendo de “la montaña rusa” que son las relaciones entre vecinos.
Mucho menos impacto tendría el chantaje pretendido por el ministro de alimentación en cuanto a que no compraríamos mas alimentos a Colombia. Hoy solo el 2% de las exportaciones alimentarias va a Venezuela. Colombia aprendió tras el corte de negocios y comercio en aquella crisis en las que Chávez ordenó al ministro de la Defensa movilizar los tanques a la frontera para colocarnos a todos “en pie de guerra, rodilla en tierra”.
Solo revisar la prensa de esos días indicaba que no todos los tanques funcionaban, las comunicaciones eran por celulares interceptables con un equipo de aficionado, que las gandolas en las que tuvieron que moverlos estaban obsoletas, que les faltaba aceite en todas las piezas mecánicas, que los puentes y carreteras abandonados en todo el gobierno rojo no permitían el peso de esos vehículos y que nadie en el país se creía el cuento de entablar una guerra con sus hermanos vecinos.
Repetición de la historia y los enfrentamientos desde 1999. Copión hasta de las arengas emocionales de quien lo designó a dedo es el nuevo mandatario que nos gobierna.
Ya el chantaje no funciona. Nunca le hizo caso Estados Unidos a sus amenazas de suspenderle el envío de petróleo. Ni le paró. Hoy los chantajeados “del imperio que nos quiere invadir, matar, inocularme y montar a los fascistas en Miraflores” nos vende gasolina y derivados, nos compra cada vez menos oro negro y ve como la llamada ALBA se hace mas lenta, difícil e inoperable sin el dinero que hoy Venezuela requiere y no tiene.
Revisando los medios de comunicación de estos años -de 1998 al 2013- no permitimos que se nos olviden tantas bufonadas y retrocesos que poco a poco han logrado que nos separemos del mundo 28 años. Nosotros 14 para atrás y los demás, hasta Zimbawe, 14 para adelante.
POR SI ALGO NO TERMINA DE CUADRARLES EN ESTAS REFLEXIONES ANEXO LA CRÓNICA DE ALFREDO MEZA, CORRESPONSAL DE EL PAIS DE MADRID EN VENEZUELA.
En este reporte del corresponsal en Caracas del diario español El País, nuestro colega Alfredo Meza, detalla paso a paso algunas de las contradicciones en las que incurre el gobierno de Maduro que recicla no solo a los mismos funcionarios que Chávez metía y sacaba de los cargos, los rotaba, los enviaba de embajadores, los reciclaba pero nunca los castigó ni por ineficientes, corruptos o incapaces.

Caracas amenaza a Bogotá con evaluar su papel en las conversaciones con las FARC

Cabello aseguró que el gesto de Santos era “una agresión” al pueblo de Venezuela
capriles
Por Alfredo Meza
Lo dijo Mao hace mucho ya y Venezuela sigue esas ideas al pie de la letra aunque en sentido figurado: “Solo hace falta una chispa para que se incendie la pradera”. La visita del líder opositor Henrique Capriles Radonski al Palacio de Nariño en Bogotá, donde fue recibido por el presidente Juan Manuel Santos, ha sido esa chispa que ha provocado una reacción virulenta en el alto nivel del gobierno de Nicolás Maduro.
Primero fue el número dos, Diosdado Cabello, quien dijo que el gesto del mandatario colombiano era “una agresión” al pueblo de Venezuela. “Santos ha puesto una bomba de tiempo en las relaciones bilaterales al reunirse con un fascista y asesino”, agregó, en referencia al gobernador del estado de Miranda. “Desde el Poder Legislativo rechazamos contundentemente esa reunión, porque se trata de una conspiración contra Venezuela que encuentra en territorio colombiano y en el Gobierno colombiano apoyo. Entendemos que es un plan de la derecha internacional donde el presidente Santos es parte activa”.
Avanzada la noche venezolana del miércoles tomó la palabra el canciller Elías Jaua y fue más allá. El Gobierno de Nicolás Maduro, dijo, “evaluará seguir siendo parte de los acuerdos de paz en Colombia”. A su juicio, el jefe de Estado colombiano había recibido a una persona “que desconoce a las instituciones venezolanas”.
Las palabras de la cancillería local no son poca cosa. Hace un par de semanas, en una entrevista con el diario bogotano El Espectador, los negociadores de la guerrilla de las FARC, “Pablo Catatumbo”, “Iván Márquez”, “Jesús Sántrich” y “Marco Calarcá” reconocieron las gestiones del fallecido Hugo Chávez para que se concretaran las reuniones con el gobierno colombiano en La Habana. “Chávez aclimató con paciencia y sabiduría la necesaria confianza en una salida negociada. Todos los primeros pasos se dieron en Colombia con su ayuda”, explicaron. Por esa razón Cabello pedía a Bogotá “un poquito de consideración por quienes han hecho tanto por la paz”.
Todo este cortocircuito ha desvelado la estrategia del presidente Santos de acercarse a Chávez al asumir el poder en 2010, y los esfuerzos que hizo por congeniar con un gobierno que combatió duramente como ministro de la Defensa de su antecesor, Álvaro Uribe. “Son evidentes las diferencias doctrinarias entre ambos países”, explica la internacionalista Beatriz de Majo. Bogotá se aprovechó de la buen relación que surgió entre los dos mandatarios –Chávez alguna vez calificó a Santos como su nuevo mejor amigo en respuesta a un halago de éste ante un pleno de la Sociedad Interamericana de Prensa- para explorar un acuerdo de cese al fuego e incorporación a la vida política con la guerrilla de las FARC, antecedido por conversaciones en una zona ajena a las hostilidades. Sólo una alianza estrecha con Caracas podía posibilitar la concreción del diálogo. El postrero aporte de Chávez ha sido maniobrar para sentar a las partes.
Fueron muchas las veces que el comandante presidente dijo que Caracas era neutral frente al conflicto interno en Colombia. Con Andrés Pastrana (1998-2002) hubo fuertes cruces verbales por esa causa, pero con Uribe (2002-2010) las tensiones llegaron al borde de la guerra y a la suspensión del intercambio comercial, que jamás ha vuelto a alcanzar las cifras del pasado. En 2008, tras el bombardeo del campamento de “Raúl Reyes”, Chávez ordenó movilizar tropas a la frontera y congeló todos los negocios binacionales. Ese mismo año se intercambiaron bienes entre los dos países por valor de 7.200 millones de dólares, pero en 2012 llegó esa cifra llegó a menos de la mitad –3.289 millones- según estadísticas de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) de Colombia.
Ni siquiera los esfuerzos de Santos han vuelto a recuperar el dinero transferido, porque en la medida que se profundizaba el modelo expropiador chavista se generaba desconfianza en las inversiones extranjeras. Desde el miércoles los malos recuerdos han vuelto como la peor de las pesadillas. Ahora los hijos de Chávez han puesto en suspenso el papel de Caracas, que sólo acompaña al proceso por medio de un veterano funcionario de carrera, el embajador ante la OEA, Roy Chaderton. “Un retiro de ese mecanismo sería contraproducente para Maduro porque no podría atribuirse cualquier éxito en un acuerdo”, razonó Beatriz de Majo en conversación con este diario. Maduro le ha pedido al diplomático que regrese a Caracas para “evaluar con mente fría la situación”.
Capriles afirmó que considera inaceptable que la paz en Colombia sea objeto de chantaje y siguió con su agenda en Colombia, que incluyó un mitin ante la comunidad venezolana radicada en la capital colombiana. La ministra de Exteriores de ese país, María Ángela Holguín ha prometido tratar este asunto lejos de la opinión pública, como ha sido la costumbre de Santos. Puede que esta vez las cosas no lleguen tan lejos. Sumida en una severa crisis de desabastecimiento, Venezuela necesita mucho más del vecino que en el pasado. Además, Colombia ha sabido buscar otros socios comerciales más confiables durante este tiempo. Hoy Venezuela no es el segundo destino de sus exportaciones, como en el pasado. “Chávez sabía moverse, pero sus herederos no tienen con qué. Somos nosotros los que tenemos mucho que perder. Esa reacción también afectará al gobierno y reforzará la posición de la oposición democrática en el exterior”, opinó el ex vicecanciller Milos Alcalay. A lo que Beatriz de Majo agregó: “La actitud asumida por el Gobierno de Maduro es una prueba de que en Venezuela se criminaliza a la disidencia”.