14 junio, 2013

Me han traicionado. No las quiero ver: José Luis Cuevas, en referencia a sus hijas

Durante una conferencia, su hija Ximena intentó reconciliarse con él, pero el artista dijo “quien insulta a mi esposa me insulta a mí”

Virginia Bautista
Su hija Ximena intentó reconciliarse con él, pero el artista dijo “quien insulta a mi esposa me insulta a mí”. Foto: Durante una conferencia, su hija Ximena intentó reconciliarse con él, pero el artista dijo “quien insulta a mi esposa me insulta a mí”. Foto: @lomurguia
Su hija Ximena intentó reconciliarse con él, pero el artista dijo “quien insulta a mi esposa me insulta a mí”. Foto: Durante una conferencia, su hija Ximena intentó reconciliarse con él, pero el artista dijo “quien insulta a mi esposa me insulta a mí”. Foto: @lomurguia

CIUDAD DE MÉXICO, 14 de junio.- El pintor y dibujante José Luis Cuevas (1934) volvió ayer a atraer los flashes de los fotógrafos que “ya extrañaba tanto”. Lúcido, irónico, provocador, el artista se presentó en el museo que lleva su nombre para aclarar “las mentiras y calumnias de las que hemos sido objeto mi esposa y yo” y para hacer público que se siente traicionado por sus hijas Ximena, María José y Mariana y que no desea verlas.

Recuperado del cuadro de neumonía, infección de vías urinarias e insuficiencia renal aguda, que lo obligó a hospitalizarse el 24 de marzo pasado durante tres semanas, el escultor y grabador dijo que es el mismo de siempre. “No soy un villano ni una persona incapacitada para defenderme. Tengo la lucidez que siempre me ha caracterizado, perdonen el rasgo de inmodestia, pero así es”.
Franqueado por su segunda esposa, la pintora Beatriz del Carmen Bazán, la abogada Katia Mardueño, el doctor Alejandro Balbuena y el notario 96 del Distrito Federal Mauricio Martínez, quien permaneció entre el público, Cuevas detalló que el distanciamiento de sus hijas se originó cuando se volvió a casar, en 2001, un año después de la muerte de su primera esposa, Bertha Cuevas.
“Mi relación con ellas no ha existido. Nunca me visitaron siquiera. De vez en cuando hablaban por teléfono, pero con cierta agresividad, cosa que de ninguna manera tolero. Creo que detrás de todo esto está la ambición por el dinero, dinero que ya les entregué con las dos casas que les compré”, dijo tajante.
El creador de La Giganta protagoniza un nuevo episodio polémico en su vida a raíz de su hospitalización, ya que su hija, la videasta Ximena Cuevas, denunció a los medios de comunicación y penalmente que su padre no era bien atendido por su actual esposa, que estaba abandonado y que no les permitían verlo.
Las tres hermanas presentaron el pasado 10 de abril una denuncia penal ante la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, contra “quien resulte responsable”, por el abandono y maltrato de su padre. La denuncia buscaba obtener también el “régimen de visitas” para asegurarse de que el creador sea atendido de los padecimientos que le aquejan.
El lunes pasado, informó la abogada Mardueño, el Juez de lo Familiar concedió que las hijas de Cuevas lo visiten una hora cada 15 días. “No las recibiría si se acercan, ni tampoco a mi hermano Alberto, por haber dicho que estaba mal atendido por los médicos. Lo digo categóricamente. Después de que salí del hospital no he tenido noticias de ellas directamente, sólo por la prensa. Es una vil calumnia que acusen a mi esposa de intento de homicidio; incluso yo podría llevar eso a los tribunales, pero no lo hago por el parentesco que existe”, añadió.
Fumando, a pesar de que doctor se lo prohibió, el llamado enfant terrible de la plástica mexicana destacó que se sentía bien de regresar al museo y que escogió el Salón de los Siameses para su encuentro con los medios porque “Beatriz del Carmen y yo siempre estamos juntos, nunca nos separamos”.
Ante las preguntas de por qué hablar de traición, odio y rencor y no de perdón hacia sus hijas, Cuevas dijo que eso parecía argumento de una película mexicana. Y, como tal, de pronto irrumpió en el recinto su hija Ximena y, ante una lluvia de clicks de los fotógrafos, subió al presidium, lo abrazó, lo besó y le dijo que lo amaba.
Cuevas, sorprendido, le aseguró que se sentía traicionado, que no las quería ver y que no las perdonaba. “¿De verdad, Arenque?”, objetó Ximena, que así llama a su padre de cariño, y le pidió que lo repitiera viéndola a los ojos. Él se lo repitió y le dijo que se fuera.
Al final, Ximena Cuevas indicó que no lo visitará, que respetará lo que decida. “Me duele profundamente. Pero me alegra verlo, porque ya es el Cuevas que conocemos. Yo le salvé la vida y está ahí. No voy a hacer nada. Lo voy a dejar vivir su vida. No voy a presentar más demandas. No voy a estar a la fuerza en ningún lado. Lo importante es que ya está caminando. Yo viviré mi propio duelo, pero él está vivo”.
Antes de despedirse, Cuevas aseguró que sigue pintando todo el día, aunque luego se contradijo y mencionó que el conflicto familiar lo había distraído. Salió caminando lentamente del salón.
Beatriz del Carmen agregó que ahora empezarán a preparar el homenaje para celebrar el 80 aniversario del pintor y que enfocará sus esfuerzos para consolidar el museo dedicado a su esposo, que posee dos mil obras de diversos artistas en su acervo, y que acaba de conseguir la promesa del jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, de regresarles el subsidio que ya le había retirado la secretaria de Cultura, Lucía García que antes recibía de un millón 300 mil pesos.

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