¿Sería válido tomar hoy, el primer párrafo del “Dieciocho Brumario” de Carlos Marx?
El Movimiento Estudiantil de 1968 sería pues, para el símil, la tragedia y las manifestaciones de hoy, la farsa
Ángel Verdugo
De ese párrafo (“Hegel
ha dicho alguna vez que todos los hechos importantes de la historia
universal es como si ocurrieran, digamos, dos veces. Pero omitió añadir:
primero como tragedia, y después, como farsa...”), sólo tomaré las
últimas siete palabras de lo transcrito las cuales, guardadas las
obligadas diferencias entre realidades y actores, me servirán para
comparar el movimiento de hace casi 44 años con el actual en el DF, no
en el país entero. El Movimiento Estudiantil de 1968 sería pues, para el
símil, la tragedia y las manifestaciones de hoy, la farsa.
En modo alguno pretendo calificar el Movimiento de 1968 como tragedia, aun cuando algunos de los grandes errores cometidos por su dirigencia pudieren ser argumento suficiente para catalogarlo así. Hoy, las marchas de hace unos días y las declaraciones de algunos de los participantes, me llevaron a verlas como esa repetición que mencionó Hegel la cual Marx redondeó al calificarla de farsa.
Los declarantes que a la fecha han aparecido en los medios y sus confusas e irreales peticiones, son la farsa frente a un discurso justificado y claramente expresado hace 44 años. Lo de hoy, suena más a jugar al contestatario que a luchar en contra de un autoritarismo que por más que busquemos, cuesta trabajo encontrarlo pues por ningún lado aparece.
Hoy, no veo a Díaz Ordaz representado en algún actor político por más maromas ideológicas y políticas que realicemos; tampoco veo los impedimentos para hacer política y criticar a instituciones y personajes como sí los había hace 44 años. Es más, tampoco encuentro en la realidad política actual, la lógica que soporte las cinco ¿aspiraciones? que aparecen en la página http://yosoy132.mx.
Éstas —“No al favoritismo en los medios de comunicación”; “Quiero información real y no manipulada”; “Pueblo informado, pueblo no manipulado”; “Manejo de información de manera honesta” e “Informar y educar nuestra misión”—, vendrían a ser la versión fársica de los seis puntos del Pliego Petitorio el cual, debo decir, estaba plenamente justificado frente al autoritarismo que vivíamos entonces; todos, no sólo los estudiantes.
La última de las cinco —“Informar y Educar nuestra misión”—, dada la soberbia que encierra, me parece un despropósito (dicho o hecho fuera de razón) que atribuyo al desconocimiento de la realidad —actual y pasada— que tienen sus redactores. Además, sorprende que crean que la tarea actual de los estudiantes universitarios sea “informar y educar”.
Ante lo visto, le pido responda por favor a esto: Los cinco personajes cuya obra ha facilitado —durante los últimos 40 años— elevar la calidad de vida y aumentar la productividad —Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuckerberg, Michael Dell y Jeff Bezos—, ¿participaron en marchas gritando consignas, y acusando a uno de los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos, de asesino?
Al mismo tiempo, piense en los que con la violencia hicieron una “revolución” —Lenin, Mao, Ho Chi Minh, Kim Il-sung, y Fidel Castro— y hoy, ante el fracaso de su obra, sus sucesores —en los tres primeros casos— debieron eliminar casi todo vestigio de ella; en los dos últimos, cubanos y norcoreanos, sufren una miseria inimaginable. Para mayor claridad, doy otro ejemplo; ayer, Genaro Vázquez y Lucio Cabañas fueron la tragedia; hoy, Marcos es la farsa.
¿Entiende usted ahora, por qué afirmo que la tragedia de ayer, se nos presenta hoy como farsa?
En modo alguno pretendo calificar el Movimiento de 1968 como tragedia, aun cuando algunos de los grandes errores cometidos por su dirigencia pudieren ser argumento suficiente para catalogarlo así. Hoy, las marchas de hace unos días y las declaraciones de algunos de los participantes, me llevaron a verlas como esa repetición que mencionó Hegel la cual Marx redondeó al calificarla de farsa.
Los declarantes que a la fecha han aparecido en los medios y sus confusas e irreales peticiones, son la farsa frente a un discurso justificado y claramente expresado hace 44 años. Lo de hoy, suena más a jugar al contestatario que a luchar en contra de un autoritarismo que por más que busquemos, cuesta trabajo encontrarlo pues por ningún lado aparece.
Hoy, no veo a Díaz Ordaz representado en algún actor político por más maromas ideológicas y políticas que realicemos; tampoco veo los impedimentos para hacer política y criticar a instituciones y personajes como sí los había hace 44 años. Es más, tampoco encuentro en la realidad política actual, la lógica que soporte las cinco ¿aspiraciones? que aparecen en la página http://yosoy132.mx.
Éstas —“No al favoritismo en los medios de comunicación”; “Quiero información real y no manipulada”; “Pueblo informado, pueblo no manipulado”; “Manejo de información de manera honesta” e “Informar y educar nuestra misión”—, vendrían a ser la versión fársica de los seis puntos del Pliego Petitorio el cual, debo decir, estaba plenamente justificado frente al autoritarismo que vivíamos entonces; todos, no sólo los estudiantes.
La última de las cinco —“Informar y Educar nuestra misión”—, dada la soberbia que encierra, me parece un despropósito (dicho o hecho fuera de razón) que atribuyo al desconocimiento de la realidad —actual y pasada— que tienen sus redactores. Además, sorprende que crean que la tarea actual de los estudiantes universitarios sea “informar y educar”.
Ante lo visto, le pido responda por favor a esto: Los cinco personajes cuya obra ha facilitado —durante los últimos 40 años— elevar la calidad de vida y aumentar la productividad —Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuckerberg, Michael Dell y Jeff Bezos—, ¿participaron en marchas gritando consignas, y acusando a uno de los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos, de asesino?
Al mismo tiempo, piense en los que con la violencia hicieron una “revolución” —Lenin, Mao, Ho Chi Minh, Kim Il-sung, y Fidel Castro— y hoy, ante el fracaso de su obra, sus sucesores —en los tres primeros casos— debieron eliminar casi todo vestigio de ella; en los dos últimos, cubanos y norcoreanos, sufren una miseria inimaginable. Para mayor claridad, doy otro ejemplo; ayer, Genaro Vázquez y Lucio Cabañas fueron la tragedia; hoy, Marcos es la farsa.
¿Entiende usted ahora, por qué afirmo que la tragedia de ayer, se nos presenta hoy como farsa?
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