15 diciembre, 2007

La OEA no defiende la Democracia en América Latina


La OEA no se ocupa de la Democracia en América Latina. No lo hizo en el pasado, recuérdense sus flagrantes "omisiones" con todo tipo de dictadores y tampoco lo hace ahora con la pléyade de asaltos vergonzosos a los más elementales derechos humanos que recorren vertiginosos el continente


Hoy hemos sabido, lo cuenta Diario Exterior, que Insulza el que fuera flamante ministro del presidente Lagos y hoy es Secretario general de la OEA, después de un tortuoso proceso de elección con interminables votaciones y al que algunos analistas llegaron a considerar deudo (para ello) del propio Hugo Chávez, pudiera estar ambicionando aspirar a la presidencia de su país, Chile.

La OEA fue creada para defender, promover y preservar la Democracia en América. Basta una mirada general sobre Latinoamérica para comprender que precisamente la Democracia hoy no está precisamente consolidada o mejor dicho: está claramente en entredicho. En Venezuela se sigue un proceso hacia el socialismo totalitario a pesar del tenue y reciente paréntesis del NO a Chávez. Un Chávez que no repara en improperios e insultos por doquier y al que siguen miméticos un Correa en Ecuador, un Ortega en Nicaragua, un Morales en Bolivia.

En Ecuador se crea una asamblea por referéndum para redactar una constitución para el nuevo socialismo y se suspende el Congreso, en Bolivia se aprueba ilegalmente una Constitución a la medida del nuevo líder y se impide el acceso de la oposición, también se arrinconará al Senado y a los gobernadores elegidos democráticamente. En Nicaragua hasta la izquierda se manifiesta contra la nueva dictadura de Ortega y este ha dicho que "Tirofijo", el asesino terrorista y narcotraficante, es un "hermano querido".

Y mientras tanto, la influyente columnista del Washington Post, Marcela Sánchez, en un artículo del periódico estadounidense que difunde el diario La Tercera, nos cuenta de las ambiciones de Insulza y al tiempo Evo Morales aseguraba que la OEA ha dado apoyo a su reforma antidemocrática. De las aspiraciones de Insulza tendrán que dilucidar en Chile. De su "presunta" utilización del cargo para hacerlas posibles, corresponde a la organización establecer responsabilidades y controles.

Todo no deja de ser un episodio más del profundo desprestigio que esta organización tiene. La OEA no se ocupa de la Democracia en América Latina. No lo hizo en el pasado, recuérdense sus flagrantes "omisiones" con todo tipo de dictadores y tampoco lo hace ahora con la pléyade de asaltos vergonzosos a los más elementales derechos humanos que recorren vertiginosos el continente. Los burócratas hablan de "equilibrios" y claro, será por eso que en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU están gobiernos que violan cada día esos derechos.

El embajador español Inocencio Arias llegó a decir atinadamente que ONU era una gran idea y que si no existiera habría que crearla. Naciones Unidas, si embargo y es consenso casi universal, necesita una profunda reforma. Pero en ONU y no digamos en la OEA debe existir una "quinta columna" que trabaja denodadamente por hacerlas imposibles, por hacer imposible la Democracia y por ende la Paz. O acaso ¿será cierto eso que predican los teóricos del "multilateralismo activo" que la Paz es posible sin Democracia? Si la respuesta fuera afirmativa entonces podemos empezar a comprender lo que está pasando.

Resultará que la OEA, por ejemplo, es muy útil precisamente contra la Democracia y que la Democracia es simplemente un "mal menor" o un camino eficaz e incruento para llegar más fácil a la revolución socialista totalitaria. Suena esto demasiado parecido a lo que Hitler predicaba antaño y pregona ahora Chávez.

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