03 diciembre, 2007

Los pesimistas son fastidiosos, pero a menudo tienen la razón


Como lo anotan los libros de gestión, el optimismo lleva a los empleados a alcanzar niveles excepcionales de logros. Pero aquellos que ven todo color de rosa pueden ser fastidiosos y, en ocasiones, vuelven loca a la gente porque pueden salirse con la suya.

Generalmente, en las oficinas el optimismo ciego es más aceptado que un pesimismo moderado. Los optimistas piensan que delegan; su personal cree que se niegan a aceptar las cosas desagradables del trabajo. Los optimistas plantean posibilidades; al personal le dicen que están poniendo obstáculos. Los optimistas piensan que se puede hacer más con menos; su personal está seguro de que con menos se hace menos. "No puedo pensar en algo a lo que pueda calificar de verdadero fracaso", dice Jeanne Schmidt, una consultora financiera y gran optimista. "No los soporto", agrega, refiriéndose a los ataques pesimistas que se le cruzan por delante.

A los pesimistas les gusta pensar que se están preparando para sorpresas agradables, mientras que los optimistas enfrentarán el riesgo de que les rompan el corazón.

Pero esto no siempre es cierto. "El optimismo siempre tiene su manera de colarse al futuro, lo cual lo protege de las desilusiones pasadas", dice Shelley E. Taylor, profesora de psicología en la Universidad de California, en Los Ángeles. Según sus investigaciones, los pacientes con cáncer que recaen tienden a decir "lo venceré como la vez pasada".

Pero a los pesimistas no se les da el beneficio de la duda. Estudios muestran que un pesimismo relativo es más preciso al momento de calcular el éxito o el fracaso en una tarea simple en comparación con el optimismo, que subestima los fracasos y sobrestima los éxitos, dice Edward Chang, profesor de psicología en la Universidad de Michigan. Asimismo, hay evidencia de que el pesimismo puede ser altamente motivacional: el llamado "pesimismo defensivo" lleva a la gente a alcanzar sus metas.

Sin duda, agrega Chang, los bancos de inversión que padecen ahora la crisis de los créditos de alto riesgo en Estados Unidos fueron demasiado optimistas, mientras que Goldman Sachs, que visualizó escenarios desastrosos, ha prosperado. "El optimismo asociado con falta de acción es inútil", dice. "Pero el pesimismo asociado con movimiento, motivación y energía es exactamente lo que la gente alaba del optimismo".

Para los optimistas más testarudos, hasta un plan de contingencia les parece pesimismo. Robert McBurnett, un director general de finanzas, trabajó una vez para una compañía en la que cualquier oportunidad de negocio pasaba por las cabezas de cada departamento para medir pros y contras.

Luego, un optimista inquebrantable compró la empresa. Cualquier preocupación se topaba con un "¿por qué es tan pesimista?", dice McBurnett, lo que obligaba a hacer cambios a la mitad de los proyectos y resolver problemas al vuelo. "Es muy estresante para los niveles medios de gerencia. No duran mucho", concluye.

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