01 enero, 2008

Elecciones en Pakistán "imposibles" en enero

Activistas paquistaníes de derechos humanos participan en una ceremonia de recuerdo en memoria de la líder paquistaní de oposición Benazir Bhutto, el martes 1 de enero del 2008 en Lahore, Pakistán.
K M Chaudary / Foto AP
Activistas paquistaníes de derechos humanos participan en una ceremonia de recuerdo en memoria de la líder paquistaní de oposición Benazir Bhutto, el martes 1 de enero del 2008 en Lahore, Pakistán.

La comisión electoral de Pakistán dijo el martes que la violencia callejera ocurrida tras el asesinato de Benazir Bhutto casi con seguridad obligará a postergar las elecciones del 8 de enero, pese a las amenazas de la oposición de organizar grandes manifestaciones si son retrasadas.

Mientras los funcionarios electorales se reunieron con los dirigentes políticos para analizar el posible retraso de los comicios, un ayudante de Bhutto dijo que la ex primera ministra pensaba entregar a dos legisladores estadounidenses - poco antes de ser asesinada el jueves - un dossier en el que acusaba al gobierno de intentar amañar las elecciones.

El senador Latif Khosa, del Partido Popular de Pakistán encabezado por Bhutto, dijo desconocer si su asesinato estaba ligado con el informe de 160 páginas que iba a entregar al senador republicano Arlen Specter y el demócrata Patrick Kennedy en un encuentro que debía haber tenido lugar el mismo día que fue asesinada.

El dossier describió casos de interferencia electoral, entre ellas el de un mayor de los servicios de espionaje que se entrevistó con un funcionario electoral que rechazó las credenciales de los candidatos del PPP, indicó Khosa.

Otro funcionario impidió a un candidato del PPP presentar sus credenciales en la provincia occidental de Baluchistán, agregó el denunciante.

"Las elecciones iban a ser totalmente amañadas, y el partido del rey se iba a beneficiar de ese proceso electoral", indicó en referencia al partido Liga-Q Musulmana de Pakistán, aliada del presidente Pervez Musharraf.

Bhutto acusó en repetidas ocasiones al gobierno de amañar el voto, pero se negó a boicotear los comicios como pidieron otros grupos opositores, por considerar que no quería facilitar la victoria de los seguidores de Musharraf.

El asesinato de Bhutto sumió al país en una grave crisis y ocasionó una ola generalizada de violencia callejera en la que perecieron 58 personas y causó daños por decenas de millones de dólares, especialmente en viviendas, edificios gubernamentales e instalaciones del transporte. La violencia amainó desde el domingo debido a la nutrida presencia de la fuerza pública en las calles. La provincia de Sindh, sede de Bhutto, fue especialmente afectada.

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