01 enero, 2008

Manuel Hinds
El futuro económico de Latinoamérica

Manuel Hinds indica que "Desgraciadamente vivimos en una región en la que se da muy poca importancia a la educación" y que esto explica en gran parte el subdesarrollo de América Latina.


Estamos ya cabalgando el nuevo año y se habla mucho de los pronósticos económicos para 2008, que se emiten con números que llegan a las décimas de punto decimal como si fuera posible ver el futuro con esta precisión. Este ejercicio de adivinación es muy popular, al punto que distrae la atención de un ejercicio mucho más importante que deberíamos de hacer continuamente. No debemos tratar de adivinar cuál va a ser nuestra tasa de crecimiento, sino tomar las acciones necesarias para determinarla, elevándola consistentemente en el largo plazo para resolver los problemas más serios que afectan a nuestra sociedad: la pobreza y la división social que ella implica. Está probado que en el largo plazo el capital social (contenido en la salud y la educación del pueblo) es el factor decisivo en la creación de riqueza. Si invertimos en dicho capital, vamos a crecer; si no, no.

Desgraciadamente vivimos en una región en la que se da muy poca importancia a la educación. Preferimos creer que el desarrollo cae del cielo, o es el resultado de prestigitaciones económicas, ignorando toda la evidencia que muestra que la educación es la única ruta al desarrollo y la riqueza.

Este problema lo compartimos con toda Latinoamérica, en donde los populistas han reinado por casi dos siglos, ofreciendo mentirosamente el desarrollo de los países sin nunca atender al desarrollo del individuo. Los problemas de la región se han visto evidenciados otra vez en la prueba que la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, conocida como la OECD por sus siglas en inglés, realiza cada tres años para determinar el estado de la educación en sus miembros (que son treinta, en su mayoría desarrollados) y en 27 países que se han anotado para las pruebas para medir su preparación académica.

Las pruebas se realizan en tres materias: ciencia, lectura y matemáticas. Cubren a estudiantes de 15 años. La OECD reporta los resultados en niveles que van desde el 1 al 6, de acuerdo a la excelencia de los alumnos. Es una prueba similar a la de la PAES ( La Prueba de Aprendizaje y Aptitudes para estudiantes de Educación Media) que se realiza en El Salvador, pero estandarizada a través de 57 países, lo que permite comparar los resultados internacionalmente.

Hay 6 países latinoamericanos en estas pruebas con muy mala calificación: Chile, Uruguay, México, Argentina, Brasil y Colombia. Los mejores de ellos fueron Chile y Uruguay, pero aun para ellos los resultados fueron muy descorazonadores: alrededor del 70% de sus estudiantes clasificaron en el nivel 2 o menos. Todos los otros tuvieron a más del 80% en 2 o menos. Como comparación, Finlandia, el país que sacó las mejores calificaciones: menos del 20% de sus estudiantes estuvieron en el nivel 2 o menos.

Visto desde el otro punto de vista, sólo el 1,9% de los estudiantes chilenos, los mejor calificados de los países latinoamericanos, tuvieron una calificación de 5 o más, mientras que el 20,9% de los finlandeses estuvieron en esa categoría. Los países recién desarrollados de Asia, como Corea, Hong Kong y Taiwán tuvieron 10,3%, 15,9% y 14,6% en esa categoría. Por eso es que esos países son ricos y nosotros pobres. Es allí donde está la clave de la política económica que debemos seguir para que, año con año, nuestro crecimiento sea fuerte y consistente, y podamos pronosticar que en un período razonable habremos eliminado la pobreza del país.

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